Soy un robot. Llevo un tiempo sospechándolo. Me surge la duda de si lo habré sido siempre o habré mutado recientemente. Creo más bien que es algo reciente. Pasé de ser humano a ser robot.
Supongo que en plena revolución digital, es normal que estas cosas pasen. Uno lee cosas extrañas y piensa que nunca le va a tocar hasta que le toca. A mí me ha tocado una mutación digital.
La gente no lo nota porque no se me nota. Aparentemente sigo siendo la misma. El mismo cuerpo, la misma cara, los mismos ojos, la misma forma de mirar, la misma sonrisa, la misma manera de andar. Sigo comiendo y durmiendo. Siento y padezco. Río y lloro. Tengo frío y calor. No tengo teclas, ni antenas, ni interruptores. No tengo motor ni se enciende en mí ninguna luz. No tengo rayos X. Supongo que los robots modernos somos así. Parecemos humanos pero no lo somos.
Cuando lo cuento, la gente no se lo cree, pero yo insisto. Entonces me pellizcan, me ponen a prueba, me miran raro y desconfían. Alguno pensará que he perdido la cabeza. ¿Cómo te ha podido ocurrir? me preguntan. La respuesta es muy simple: a fuerza de intentar desbloquear mis contraseñas.
“Indique usted cuántos camiones (camiones, bicicletas, semáforos, casas, árboles, carreteras…) ve usted en las fotos para que sepamos que no es usted un robot” te preguntan para desbloquear una contraseña. Soy incapaz de superar correctamente la prueba.
“Repita usted las letras, distorsionadas y deformadas, que aparecen en la pantalla para que sepamos que no es usted un robot”. Imposible repetirlas, no doy una. Me resulta más difícil aún que acertar en el oculista con un ojo tapado.
Cada día desde hace años me someto a este tipo de pruebas endiabladas y cada día más enrevesadas, porque todo hoy requiere una nueva contraseña. Además, las contraseñas ya no pueden ser el día de tu cumpleaños, la fecha de nacimiento de tus hijos o el día de tu boda. No, ahora se necesitan contraseñas robustas, sofisticadas y sobre todo, imposibles de recordar, que además no puedes escribir en ningún sitio porque los hackers te las pillan.
Y puesto que mi memoria cada día disminuye y con ello, mi capacidad de retener contraseñas, el resultado es que todas las páginas on line a las que intento acceder terminan tachándome de robot. Y a fuerza de decírmelo y repetírmelo, han podido conmigo, han minado mi autoestima, han destruido mi confianza y como consecuencia, he mutado en robot.
Al principio, intentaba defenderme. “¡Soy una persona, soy una persona!” gritaba enfadada frente al ordenador. Pero era incapaz de demostrarlo. El tema me originaba una terrible frustración, una desazón continua, una tremenda impotencia. Pero poco a poco algo fue cambiando en mí. Lo fui asumiendo, incorporando, interiorizando y ese proceso de autoaceptación desembocó en un hecho irremediable e irreversible: hoy soy un robot.
Supongo que mis seres más cercanos se verán afectados por esta declaración. Pero deben entender que en un momento como el que vivimos, tener una madre, esposa, hija o amiga robot es algo genial. Además, espero y confío en no haber perdido todas las cualidades ( o “skills” como se dice ahora) que me caracterizaban como humana. Soy por tanto una combinación ganadora en estos tiempos modernos.
En cuanto empiece a trascender mi nueva naturaleza, intuyo que recibiré interesantes ofertas de trabajo, me querrán entrevistar, saldré en televisión, grabaré podcasts y vídeos y hasta puede que hagan una serie de mi caso en Netflix. No sé si estoy preparada para esta carrera de éxito. Intentaré no olvidar mis raíces y a todos los que un día creisteis en mí cuando fui humana.
Feliz semana!
María,
ResponderEliminarMe ha encantado, es buenísimo!!
Gracias!!
Mil gracias!!
Eliminar¿Cómo se te ocurrido esto? Es genial. Eres la repera!. Besos. Cristina
EliminarEres “una robota” (no olvidemos el lenguaje no sexista, je je) muy simpática 🤗
ResponderEliminarJaja. Me niego a ser robota
EliminarQue bueno el giro, no me lo esperaba 😂😂. Escribes que es una delicia 🥰
ResponderEliminarMuchas gracias!
Eliminar😂😅😇Mariaaaaaaa
ResponderEliminarComo siempre buenísimo
Muchas gracias!
EliminarMaria. Tu no eres in robot. Eres una tía estupenda
ResponderEliminarJaja 🥰🥰🥰
EliminarJajajaja, qué comentario tan bueno Maria,
ResponderEliminarGracias!
EliminarYa sabía yo, porque te gusta tanto cuando te saludan con "Cómo están los máquinas". Eres una "máquina"
ResponderEliminarMe parto!!!
EliminarCreía q,solo me pasaba mi, pero yo no salgo del armario😂
ResponderEliminarTb eres robot???
EliminarJajajajaja mágico! Que ingenio tienes Maria 😍
ResponderEliminarMuchas gracias!
EliminarLo acabo de leer María, y eres una crack… buenísimo!!! Más razón que un santo. Ya te daré yo unos trucos para que recuerdes PW buenas sin volverte loca
ResponderEliminarSiiii porfa!
EliminarMe parto! Es genial!!😂😂😂
ResponderEliminar😉😉😉
EliminarQué bueno Mary!!! Por esas razones que expones mi conclusión es que somos todos robots. No estás sola! Bss
ResponderEliminarVaya! Ya no seré famosa!!
EliminarJajajajaja me siento tan identificada !!!!🤣🤣es de locos
ResponderEliminarTotal
EliminarJajajajajaja total Maria! Qué genial
ResponderEliminarJeje 😅
EliminarJajJaa eres genial !!! Yo te veo de Consejera independiente . Me parto ! Y me identifico bastante !
ResponderEliminarJaja!!! Me gusta tambien
EliminarDe lo mejor que has escrito.
ResponderEliminarMuy bien .
Un beso.
Qué alegría! Mil gracias. Se nota q soy un robot?
Eliminar😂 buenísimo!!!
ResponderEliminarEres una robot estupenda, que lo sepas, muy guapa y encantadora, de eso no hay duda por muy robot que seas😍
🥰🥰
EliminarMariaaaaaaaa. Pero tia eres la bomba qué fuerte cómo escribes. Esto es un relato cortondignonde premio!! Es un orgullo (y un gusto) leerte!
ResponderEliminar🥰 mil gracias!!!!
EliminarMariaaaaaa yo también soy un robot!!!! no soporto el tema de las contraseñas, no acierto ni uno solo de estos chatkas o chapkas o como se llamen y estoy todo el día recuperando contraseñas.Y ya el colmo es cuando hablo con una operadora que es una máquina y encima no me entiende.😭😭😭😭
ResponderEliminarPues eres de la mías!! Jaja 🤣 🤣
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