Hoy por fin salimos a la calle sin mascarilla. Ayer no podía dormir de los nervios. A media noche hasta me levanté como loca a buscar la caja donde hace más de un año guardé mis pobres barras de labios. Hoy resurgen esplendorosas, porque hoy es día de labios rojos, de grandes sonrisas. Dia también de sorpresas. Porque seguro que hay gente a la que no voy a reconocer sin mascarilla. Los habrá más guapos y los habrá más feos. O simplemente distintos a como te los había imaginado. Qué nervios. Una amiga mía lleva un año enamorada de su profesor al que solo ha visto on line y con mascarilla. Temiéndome estoy lo peor. Me pregunto también qué hará mucha gente desprovista de pronto del poder que durante meses les ha dado la mascarilla. Porque sin duda la mascarilla ha emporedado a más de uno. Pasa como con el anonimato. Bajo su manto hay quien es capaz de cosas que jamás haría a cara descubierta. Pues con la mascarilla ha pasado lo mismo. Muchos se han visto empoderados, se han vue...
Escribo sobre la vida. Reflexiones, pensamientos, ideas que cruzan por mi mente, viajes, anécdotas, aventuras...