Me encanta la gente que se ocupa de lo que hay que ocuparse. Y aún más me gusta la gente a la que le da igual lo que debe darles igual. Diferenciar entre lo uno y lo otro requiere un nivel de inteligencia y discernimiento que no es fácil de alcanzar pero que con la edad algunos consiguen. Hay quien lo alcanza muy pronto. Les envidio profundamente. Identificar qué cosas te dan igual no es fácil. Algunas cosas parece que te dan igual pero es simple apariencia porque en el fondo te importan y mucho. Un logro es conseguir que algo que te importaba mucho llegue a resultarte indiferente. Claro que ello supone entrenar duro tu indiferencia que suele ser harto caprichosa. No es fácil llevarla por donde tú quieres y aplicarla al objetivo que persigues. Tener que ocuparse de cosas que en el fondo te resultan indiferentes aunque hagas como que te preocupan a la larga resulta agotador. Y sin embargo es un ejercicio que repetimos hasta la saciedad, a menudo por delegación o mandato...
Escribo sobre la vida. Reflexiones, pensamientos, ideas que cruzan por mi mente, viajes, anécdotas, aventuras...