Estoy
preocupada. No encuentro a mi fuerza de voluntad. Ha desaparecido. No me atrevo
a denunciar su desaparición, no vaya a estar escondida en cualquier sitio y
aparezca cuando menos me lo espero. La verdad es que no sé si ha sido una
desaparición voluntaria o forzosa. Quizá alguien me la ha quitado. Quizá
me la han robado. ¿O acaso estará con otro? No me lo explico. No paro de darle
vueltas a la cabeza tratando de buscar una explicación lógica a esta extraña
desaparición.
Lo cierto es
que de un tiempo a esa parte mi fuerza de voluntad estaba un tanto floja, en
baja forma, de capa caída. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que me
acompañaba allá donde iba y juntas éramos capaces de lograrlo todo, por difícil
que nos pareciera. Últimamente reconozco que no era lo mismo.
No paro de
preguntarme por las posibles razones de este cambio . ¿Quizá no la
cuidaba yo demasiado? ¿quizá se sentía sola, desatendida? Mi
sentimiento de culpabilidad crece cada día.
Cuando pregunto a los demás sobre
su relación con su fuerza de voluntad, me doy cuenta de que la mayoría la cuida
mucho, la cultiva, la mima, la atiende y fortalece cada día. Y los resultados
son evidentes. Fuerzas de voluntad férreas, imbatibles, invencibles, frescas, orondas,
capaces de todos, dispuestas a comerse el mundo.
Quedarse sin
fuerza de voluntad es una inmensa faena. No te das cuenta de lo que la
necesitas hasta que la pierdes. Sin ella me siento incapaz de tantas cosas.
Incapaz de levantarme a la hora que debo, incapaz de no retrasar el
despertador una y mil veces, incapaz de empezar el régimen, incapaz de
resistirme a un bombón, incapaz de ir al gimnasio… Por no hablar de palabras
mayores e intenciones “biensonantes” como “consolidar hábitos”. Imposible sin
ella! Implanteable.
Necesito
encontrarla cuanto antes!!!. Necesito que vuelva a mi vida. Prometo
cuidarla mejor, atenderla, alimentarla, mimarla. Jamás le daré la espalda. Jamás
la volveré a ignorar. Haré todo con tal de que vuelva a mi vida. Si
alguien la ve, que se lo diga. Que vuelva conmigo, que siempre la querré.
Esta mañana lo
he hablado con mi amiga Elena, muy sabia, y según ella, la fuerza de voluntad no
te deja tirada porque sí, siempre termina volviendo cuando la necesidad
apremia. Quizás ahora no la necesite tanto y prefiera ayudar a
otros, me dice Elena. Pero yo siento que ya no puedo vivir sin ella. No puedo empezar octubre
sin mi fuerza de voluntad! Así que ofrezco recompensa al que me de una pista de
dónde puede estar escondida o de quien la retiene a la fuerza. Cualquier cosa
con tal de recuperarla!!
Feliz fin de
semana!