viernes, 20 de septiembre de 2019

Se busca



Estoy preocupada. No encuentro a mi fuerza de voluntad. Ha desaparecido. No me atrevo a denunciar su desaparición, no vaya a estar escondida en cualquier sitio y aparezca cuando menos me lo espero.  La verdad es que no sé si ha sido una desaparición voluntaria o forzosa.  Quizá alguien me la ha quitado. Quizá me la han robado. ¿O acaso estará con otro? No me lo explico. No paro de darle vueltas a la cabeza tratando de buscar una explicación lógica a esta extraña desaparición. 

Lo cierto es que de un tiempo a esa parte mi fuerza de voluntad estaba un tanto floja, en baja forma, de capa caída. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que me acompañaba allá donde iba y juntas éramos capaces de lograrlo todo, por difícil que nos pareciera.  Últimamente reconozco que no era lo mismo.

No paro de preguntarme por las posibles razones de este cambio . ¿Quizá no la cuidaba yo demasiado?  ¿quizá se sentía sola, desatendida?  Mi sentimiento de culpabilidad crece cada día. 


Cuando pregunto a los demás sobre su relación con su fuerza de voluntad, me doy cuenta de que la mayoría la cuida mucho, la cultiva, la mima, la atiende y fortalece cada día. Y los resultados son evidentes. Fuerzas de voluntad férreas, imbatibles, invencibles, frescas, orondas, capaces de todos, dispuestas a comerse el mundo.

Quedarse sin fuerza de voluntad es una inmensa faena. No te das cuenta de lo que la necesitas hasta que la pierdes. Sin ella me siento incapaz de tantas cosas. Incapaz de levantarme a la hora que debo,  incapaz de no retrasar el despertador una y mil veces, incapaz de empezar el régimen, incapaz de resistirme a un bombón, incapaz de ir al gimnasio… Por no hablar de palabras mayores e intenciones “biensonantes” como “consolidar hábitos”. Imposible sin ella! Implanteable.

Necesito encontrarla cuanto antes!!!. Necesito que vuelva  a mi vida. Prometo cuidarla mejor, atenderla, alimentarla, mimarla. Jamás le daré la espalda. Jamás la volveré a ignorar. Haré todo con tal de que vuelva a mi vida.  Si alguien la ve, que se lo diga. Que vuelva conmigo, que siempre la querré.

Esta mañana lo he hablado con mi amiga Elena, muy sabia, y según ella, la fuerza de voluntad no te deja tirada porque sí, siempre termina volviendo cuando la necesidad apremia. Quizás ahora no la necesite tanto y prefiera ayudar a otros, me dice Elena. Pero yo siento que ya no puedo vivir sin ella. No puedo empezar octubre sin mi fuerza de voluntad! Así que ofrezco recompensa al que me de una pista de dónde puede estar escondida o de quien la retiene a la fuerza. Cualquier cosa con tal de recuperarla!!

Feliz fin de semana!





miércoles, 4 de septiembre de 2019

Traumas postveraniegos

Hoy he  hecho  entre algunos de mis amigos una breve encuesta sobre los principales traumas post vacacionales que nos invaden estos primeros dias de septiembre.

Analizados los resultados, es curioso comprobar como casi todos coincidimos en lo mismo, con ligeras diferencias entre sexos.

El despertador es uno de los traumas mas citados.  El dulce despertar espontáneo a la hora que a cada uno le venga en gana poco tiene que ver con el espantoso sonido de un despertador, que siempre resulta inesperado, inoportuno e intempestivo. Debo destacar, eso sí, que este trauma lo han citado más los chicos que las chicas. Parece ser que a nosotras nos pesan más otros traumas mas "corpóreos".

Me refiero a traumas como el que no te abroche la falda o el pantalón sin motivo aparente alguno.  O al hecho de ver cómo las canas empiezan a extender sus dominios desde las raíces a las puntas cuando hace apenas 15 días que te has teñido. Traumático. O el trauma de descubrir tus "brazos murciélago"( que diría Belén), tras un mes sin gimnasio!!!!


No es tampoco moco de pavo asumir que el moreno dura menos que una bolsa de chuches a la salida de un colegio. Sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que te ha costado conseguirlo. Y lo siento, pero intentar mantenerlo con bronceado urbanita no da resultado...

En este mismo orden de cosas hay chicas a quien les traumatizan cosas tan singulares como que se les monte el gemelo cuando se suben al tacón después de pasarse el verano en chanclas. Y chicos que lloran por las esquinas al ver su tableta abdominal convertida en barriga cervecera tras un mes de empinar el codo a todas horas.

Muy citado es también el trauma de forrar los libros, un tema que las nuevas tecnologías no acaban de resolver. Aunque debemos reconocer una cierta innovación en los últimos tiempos, que ha permitido sustituir el temido aeronfix por las mucho mas prácticas fundas, que, aunque no quedan igual, te ahorran el traumatizante momento burbuja.

Enfrentarse a las colas de los supermercados los primeros días de septiembre es otra trauma muy citado. Por un momento parecería que el mundo se va a acabar y que hace falta hacerse con el mayor número de víveres. El avituallamiento en las papelerías tampoco anda muy lejos. Digo yo que si los niños no llevan los rotuladotes de punta fina el primer día de colegio no les van  suspender.. Qué ansiedad!!

También traumatiza mucho, sobre todo a las madres, ver lo que crecen los pies de sus hijos en verano. Será lo que comen? la arena de la playa? O acaso la pura tediosidad?? No hay ni uno al que le sirvan los zapatos en septiembre. En mi caso creo que me traumatiza mas ver lo que crecen en un mes las uñas de mis pies. Cuando las llevas pintadas es algo que canta mucho. Mis amigas saben bien de lo que hablo!!!

Aunque para mí lo peor, junto con el momento siesta que lo llevo fatal, es observar las listas de buenos propósitos de la gente que me rodea pegadas en "post it" allá por donde vas.. Solo verlas me da vértigo. Me pregunto si  no puede uno empezar el mes sin necesidad de ir al gimnasio, aprender inglés o hacer yoga subacuático??? Me marea solo pensarlo.


En fin que lo mejor es aguantar el tirón de septiembre lo mejor que se pueda, cada uno a su estilo pero siempre con la mejor actitud. Sin dramas, sin excesivos traumas... Y ante todo, con mucho humor, porque... si perdemos el humor.... esto no hay quien lo resista!!!

Feliz septiembre!!!






domingo, 1 de septiembre de 2019

Viaje a Córcega

Este verano hemos estado en Córcega, una isla maravillosa a la que por algo llaman "L'ile de la Beauté", la isla de la belleza. Una isla cargada de historia, tierra de corsarios y cuna de ilustres personajes como Napoleón, el corso mas famoso.


Nuestra base estaba en Bastia, en el norte, la segunda ciudad más importante de la isla después de su capital, Ajaccio. Desde Bastia hemos recorrido una buena parte del norte de la isla. Recorrerla entera en una semana es tarea casi imposible porque es una isla grande y las carreteras son maravillosas pero muy complicadas. De hecho, la distancia allí se mide en tiempo en lugar de en kilómetros, teniendo en cuenta que puedes tardar casi horas en recorrer 50 kilómetros.





Bastia, fundada en el s. XIV por los genoveses, es una ciudad muy mediterránea, una ciudad alegre,  con sus callejuelas bordeadas por altas casas de contraventanas pintadas. Una ciudad que recuerda más a Italia que a Francia, llena de encanto, con su vieux port, su ciudadela, la animada place de  St. Nicolás, y sus preciosas iglesias.



Bastia es  el punto ideal para iniciar el recorrido del Cap Corse, la península situada en el extremo norte de la isla, que, por su forma, recuerda a un dedo apuntando al mar.



Cap Corse es la zona más salvaje y abrupta de la isla. La carretera por la que  recorres la costa, la D80, es un espectáculo, con vistas para quitar el hipo. Te dan ganas de parar el coche en  cada recodo. Es un litoral escarpado con un agua azul turquesa. Un recorrido de pueblos, marinas y calas preciosas.



En Cap Corse hay pueblos tan encantadores como Erbalunga, un pequeño pueblo pesquero, con su lengua de casitas bañadas por el mar y  su antigua torre genovesa en ruinas.  Es además un pueblo muy animado para ir a comer o a cenar.




En la punta del Cap Corse está el molino  Mattei, con una impresionante vista de 36o grados.  Por cierto, este antiguo molino adorna las etiquetas de la bebida más famosa de la zona, el aperitivo Cap Corse Mattei.



En Cap Corse está también Nonza, un pueblo encaramado en la montaña con una playa negra impresionante a la que se accede por unos larguísimos escalones que bajas con mucho brío y subes con bastante menos!!!







Un poco mas abajo de Cap Corse está St.Florent,  un sitio chic de veraneo de muchos parisinos. St Florent, con su ciudadela y su puerto, es un pueblo animado lleno de tiendas y restaurantes. Desde allí puedes coger un barco y llegar hasta las maravillosas playas de Saleccia o de Lotu, con su agua transparente y su arena blanca, al mas puro estilo caribeño. Una delicia.



En Saint-Florent comienza el Dessert des Agriates, que a pesar del nombre no es un desierto sino un paraje de colinas perfumadas por el olor del maquis y donde encuentras playas tan bonitas como la de Ostriconi o la de Catarelli, con un chiringuito estupendo para comer.



Muy cerca de estas playas pero en el interior está la Balagne, una zona en la que se encuentran algunos pueblos considerados entre los mas bonitos de Francia como Pigna o St Antonino,  pueblos medievales colgados en la montaña, con callejuelas llenas de flores, tiendas de  artesanos,  y abuelos jugando a la petanca en cada plaza. Pueblos en los que el tiempo se ha detenido y en los que no te importaría perderte unos dias y que nadie te encontrara.




Otra excursión preciosa es la que hicimos a Porto, atravesando el centro de la isla, la Haute Corse, una región de altas montañas, de ríos, de lagos, de piscinas naturales, de bosques de pinos y hayas. Naturaleza en su estado más salvaje. Su capital es Corte, un pueblo situado a 450 metros de altitud,  en lo alto de un promontorio de roca, entre el valle de Tavignanu y el valle de Restonica. La vista panorámica desde su ciudadela es realmente extraordinaria.




De Corte a Porto llegas por una carretera llena de curvas sinuosas y peligrosas en la que salen a tu paso cabras y cerdos. Atraviesa desfiladeros y gargantas rocosas y en algún momento hasta temes caer en el abismo, pero por fin llegas a Porto que te recibe con todo su esplendor.










 El emplazamiento de Porto en el golfo del mismo nombre es ideal y hay mucho que visitar por la zona. Nosotros elegimos las Calanques de Piana, declaradas Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Las Calanques son enormes formaciones escarpadas de roca color anaranjado. Se pueden visitar por carretera o por mar. Nosotros las visitamos en barco y nos pareció impresionante.  Son imponentes rocas,  algunas de una altura de hasta 300 metros, con formas evocadoras y que van cambiando de color.  Un baño en el agua cristalina y adentrarse en algunas de sus cuevas hacen de la excursión un plan perfecto.





Córcega es también tierra de vinos y de buen comer,  como  toda Francia. Hay muchas rutas de degustación de vinos, sobre todo en la zona de Patrimonio, muy cerca de Bastia. También  hay embutidos y quesos deliciosos.  El queso más famoso es el Brocciu, riquísimo. Por cierto, son deliciosos los  “Friettli” , una especie de buñuelos rellenos de este queso, muy populares.



Nos hemos quedado con ganas de visitar el sur, maravilloso también (estuvimos hace 20 años y nos encantó). Así que en breve habrá que volver para rematar el recorrido completo de esta bellísima isla. Entre tanto... Hasta pronto Córcega!!!