Mi hijo me preguntó un día si yo de pequeña era en blanco y negro. Me llamó mucho la atención. Y yo me pregunto ... de qué color es la vida? De qué color somos cada uno de nosotros? Está claro que la vida no siempre es de color rosa. Por mucho que uno se empeñe, el rosa tiende a empalidecer. Es difícil mantener una vida color chicle, aunque imagino que habrá quien lo logre. Pero lo más frecuente es que la vida tienda poco a poco a un rosa menos estridente, más reposado, más gastado por el uso. Y nosotros, de qué color somos? Hay gente fucsia. Son brillantes, atrevidos, alegres, divertidos, llenos de energía, optimistas. Suelen desprender buen rollo. Te apetece estar con ellos. Te atraen. Algunos de tan fucsia pueden resultar hasta empalagosos. Aunque, ojo, a veces algunos fucsia engañan. Son los que sólo se centran en la fachada pero descuidan lo de detrás, que poco a poco va volviéndose gris.. Nadie intuiría que bajo algunas fachadas rosas se esconden ...
Escribo sobre la vida. Reflexiones, pensamientos, ideas que cruzan por mi mente, viajes, anécdotas, aventuras...