viernes, 31 de enero de 2025

Bendito 31 de enero

Por fin llegó el 31 de enero. Me pregunto cómo es posible que un mes se haga tan largo, teniendo en cuenta, además, que lo empezamos una semana más tarde.  Porque la primera semana de enero es, en realidad, una semana de impasse, un compás de espera. Hasta el 7 de enero uno no entra en faena.  Seguimos de resaca, de festejos, de cabalgata de Reyes, de roscones, de regalos, de emoción. Pero a partir del 7 llega la realidad y qué cuesta arriba se hace. Con razón se habla de la cuesta de enero. Una cuesta tan pronunciada que a veces se hace difícil subirla.

Dicen los expertos que es una cuestión de dopamina. En diciembre, con tanto jolgorio, la dopamina se dispara y nos provoca un estado de subidón. En enero, sin embargo, la alegría se frena, desciende la dopamina y nos entra en bajón. Algo así debe pasar.

Enero es el mes en el que uno pone a prueba su fuerza de voluntad. Toca dejar de comer, retomar el ejercicio, poner en marcha los nuevos propósitos. Es el mes en el que se asume que vuelves con las pilas cargadas, cuando lo cierto es que vuelves con las pilas más fundidas que nunca, y ello provoca cierto desasosiego.

En enero te enfrentas a la página en blanco del nuevo año, sin acabar todavía de dejar atrás el peso del anterior. 

Es un mes de nuevas ilusiones, de expectativas, de replanteamientos, de propósitos, pero también de incertidumbre y de vértigo. El reloj se pone a cero. Nuevos logros por cumplir, nuevos objetivos, nuevas metas.

En enero toca enfrentarse a la báscula, toca hacer devoluciones, toca hacer nuevas listas, toca planear, toca coger carrerilla. Es demasiado pedir a un mes que tan sólo es el primero del año, un mes que tímidamente dan la bienvenida a un nuevo año.

En enero el tiempo pasa despacio, las horas se hacen interminables y las semanas se alargan indolentes. La pereza busca acomodo pero no hay sitio para ella y se revuelve molesta. Las rutinas, impacientes, tratan de imponerse de nuevo pero no logran aún consolidarse.

La buena noticia es que enero se ha acabado. Bendito 31 de enero.

Veremos qué nos depara el bueno de febrero. Ya vamos estando más entrenados...

¡Feliz semana!


 

domingo, 26 de enero de 2025

Tic tac, tic tac.

 


En cementerios de horas languidece mi tiempo. 

Garras atrapan mi atención.

Mi inconsciente conciencia 

sólo vive en diagonal. 


Se acumulan las estaciones,

El verano y la Navidad.

Lo que eres no lo serás más.

Lo que fuiste lo perdiste.


Los meses se deslizan en tobogán.

Tras el 1 empuja el 31.

Tic tac, tic tac.

Cuando sea tarde te arrepentirás.


Imposible que quepa en un día.

La goma no se puede estirar más.

De tanto forzarla se rompe,

Y no se puede reparar. 


El cielo está lleno de santos, 

Que se fueron a descansar. 

Aquí abajo hay mucho ruido, 

Imposible desconectar.


Tic tac tic tac.

No puedes correr más. 

Sin saber dónde está la meta,

sólo te perderás.


Buscas lejos de donde está.

Frío, frío. Ahí no lo encontrarás.

El reloj sigue girando, 

Y no lo recuperarás.


De tanto girar te has mareado,

Imposible seguir la raya. 

Los límites se han desdibujado.

La perspectiva ya no está.


Quizá la rueda un día se pare.

Ya no la puedes empujar.

Las campanas ya no suenan.

Pero nadie te avisará.


Tic tac tic tac.

Es hora de empezar.


viernes, 17 de enero de 2025

Cretinos

Parece que el plagio está de moda.

Es muy peligroso que las malas prácticas se pongan de moda, que se pierdan los valores y la ética, que la gente crea que es normal hacer cosas que no están bien, que se infravaloren determinados comportamientos. Y es muy peligroso porque es una bola que crece poco a poco y que cuando se hace grande nos devora a todos.


No está bien mentir, ni robar, pero mucha gente, aparentemente respetable, lo hace sin el más mínimo pudor.

Tampoco está bien aprovecharte del talento ajeno, hacer tuyos las reflexiones y pensamientos de otros y además, pretender lucrarse con ello. No sólo no está bien sino que está muy mal. Es más, en ocasiones, hasta es delito. Debería ser algo obvio, pero, desafortunadamente, no lo es.  El que lo hace carece de escrúpulos y de valores. Y no debería quedar impune.

El mundo está lleno de cretinos.  Cretinos que se ocultan bajo una apariencia inocente y amable, pero que esperan a la mínima de cambio para atacar y clavar el puñal por la espalda.  Cretinos que no tienen vergüenza ni pudor. Cretinos que se aprovechan de los demás sin ningún tipo de miramiento. Cretinos sin moral. Cretinos mediocres que a falta de talento propio roban  el ajeno.

Hay que mantenerse muy lejos de los cretinos. Pero a menudo es difícil reconocerlos, de tan bien que se esconden. A veces los ves venir, pero lo malo es que los que no somos cretinos no somos capaces de adelantarnos a sus jugadas, no imaginamos hasta dónde puede llegar su osadía y desfachatez, por lo que, inevitablemente, siempre te pillan desprevenidos.

He sido víctima de un cretino. Lo malo es que sospeché de él desde el principio. He sido ingenua, inocente, y el cretino se ha aprovechado de mí y de mi talento.

Los cretinos son unos sinvergüenzas. Muchos son padres de familia. Lo siento por sus hijos. Espero que el cretinismo no sea hereditario. Pero me temo que tener referentes cretinos también es muy peligroso.


 

martes, 7 de enero de 2025

Al año nuevo le pido

Al año nuevo le pido ser feliz,

Y que no me crezca la nariz,

Tampoco las orejas,

Como les pasa a las viejas.

 

Amor y salud también quiero,

que si no, quizá me muero,

Aún soy joven para morir,

mil cosas quiero vivir.


Quiero ver a mis hijos creciendo,

Aunque mayor me vaya haciendo.

Quiero saborear cada día,

Y dar gracias con alegría.


Que no falten las risas,

Y que vivamos con menos prisas.

Sentir el alma en paz,

y no tener un hambre voraz


Y ya puestos a pedir,

querría comer y no engordar,

mi cintura recuperar

y en bikini pasear.


También engancharme al deporte,

Para mantener el porte,

Y que nada me de corte,

Y besar al consorte.


No necesito chutarme botox,

ni tampoco pasear en motos.

La vida es envejecer,

y quien no lo ve, tonto es.

 

Quiero disfrutar del atardecer,

Y por la brisa dejarme mecer.

Mojar los pies en la orilla,

Mientras leo sentada en mi silla.

 

Quiero del campo disfrutar,

Y salir a caminar 

Tomarme un buen vino,

Y no caer en desatino


Mucho no pido

Seguro que algo olvido

Felicidad cotidiana

Despertarme cada mañana


Es urgente vivir,

No podemos dejarlo ir,

Saboreando el presente,

Con el corazón y la mente.