Me siento a tu lado como cada tarde. Hoy no te he traído flores. Las de la semana pasada aún te duran.
Hoy he venido cargado de álbumes de fotos. No creo que tengamos tiempo para verlos todos. ¡Qué tontería!. Tenemos todo el tiempo del mundo. No tengo nada mejor que hacer. Y supongo que tú todavía menos. Aunque contigo nunca se sabe.
Abro uno de ellos al azar. Mira, aparece Antoñito con pantalones cortos y tiritas en las rodillas. Qué guerra nos dio siempre, ¿te acuerdas? Recuerdo que hasta le teníamos que poner una chichonera porque iba dándose golpes en todas las esquinas. Qué inquieto era, siempre corriendo, saltando, atrevido, listo, sin miedo a nada. Me hacía sentirme orgulloso. Hace tiempo que no se nada de él. Con lo cariñoso que era de pequeño. Ahora está siempre demasiado ocupado, siempre viajando. Y sigue corriendo. Corre maratones en Nueva York, en Japón, hasta en Australia. Me pregunto qué meta persigue, de qué escapa o si acaso es que alguien le acecha. Si no, tanto correr no tiene sentido, ¿no te parece?.
Mira qué guapa sales en esta foto. Siempre fuiste la más guapa. Por eso yo la era la envidia de todos mis compañeros. Me casé con la más guapa. También la más lista y la más buena. ¿Te acuerdas de aquel día que llegué tan tarde a casa sin avisar? Qué mal te lo hice pasar. Llamaste a todos los hospitales convencida de que ne había ocurrido algo. Entonces no existían los teléfonos móviles. Pero pude avisarte desde una cabina y no lo hice. Me enredé como lo hacía siempre que salía con Paco. Qué liante era Paco. Con él no había manera de tomarse una sola copa. Lo pasábamos muy bien juntos. Recuerdo que llegué a casa y me diste un abrazo enorme. Luego me regañaste mucho y hasta lloraste. Pero se te pasó enseguida. Tú eras así. Los enfados nunca te duraban.
Mira esta foto. Aquí sale Marga recién nacida. Que fea era. ¿Te acuerdas? Tú decías que era guapa pero era muy fea. Con esa nariz tan grande en esa carita tan pequeña. Luego mejoró, menos mal. Y siempre llorando. Menudas noches nos dio. Y mira hoy. Qué aplicada, qué responsable. Me llama cada dia, aunque tampoco la veo. Hace meses que no viene a verme.Trabaja mañana y noche en el hospital. Hace muchas guardias. Y cuando no trabaja está tan cansada que sólo duerme.
Mira esta otra foto. Era una mañana de Reyes. Qué bonito lo preparabas siempre todo. Yo nunca te ayudaba. Sólo me gustaba beberme los vasitos de anís que dejaban los niños para los Reyes Magos, pero luego siempre me entraba el sueño y me animabas a acostarme. Tú lo preparabas todo, con la ilusión que le ponías a cada cosa que hacías.
Me acuerdo del disfraz de aventurero que le trajeron a Ricardito. Qué contento se puso. Qué poca vida le quedaba y no lo sabíamos. Siempre fue un niño muy delicado pero nunca imaginamos que nos dejaría tan pronto. Cómo sufrimos. Aquellos fueron los peores años de nuestra vida. Yo sufría por ti, por tu tristeza, pero te recuperaste. Lo hiciste por mi y por los niños.
¿Y te acuerdas de este viaje? Te fuiste a Valencia con tus amigas. Llevabas semana preparándolo. Volviste cargada de regalos, siempre tan generosa y acordándote de todos. Con qué alegría te recibimos. Recuerdo verte salir del coche, con aquel sombrero que tanto te gustaba y con tu sonrisa. Recuerdo tu abrazo al verme. Echo de menos tus abrazos. Ahora nadie me abraza. A los niños de Antonio sólo les veo en Navidad. De pequeños se me abrazaban a las piernas. Parecía que me iban a tirar. Pero ahora son muy formales. Me dan besos de cortesía. Y Marga desde la pandemia ya ni besa ni abraza. Como mucho me aprieta la mano.
Pero no te preocupes, me organizo bien. Hago las recetas que me enseñaste. Lo que mejor se me da es el arroz con pollo. A veces lo hago el lunes y me dura toda la semana. Ya sabes que nunca me gustaron las sobras. Pues ahora me gustan mucho. Encarnita, la del segundo, cada tarde me trae un tupper con lo que les sobra de la comida y con eso ceno. Y cocina muy bien, así que se lo agradezco mucho.
Ahora también llevo tirantes. Todos los pantalones me quedan grandes. Llevo tiempo adelgazando. No te lo debería contar para que no te preocupes. Tengo que llevar los pantalones a una costurera pero eso era algo que siempre hacías tú. No sabría ni qué decir. Es una tontería, ya lo sé. No me regañes. Todo lo demás lo hago yo y no se me da mal. Hasta plancho. Tardo más de una hora en planchar una camisa. Cuando plancho una manga se me arruga la otra. Es muy difícil planchar. No me habías avisado.
Se me está haciendo tarde. No quiero dejarte sola. Tengo muchas ganas de estar contigo. Aquí ya no pinto nada. Mañana te traeré flores. Y pasaré las otras a la tumba de al lado, la que no cuida nadie. Adiós mi amor. Hasta mañana.