La expresión de moda estos días es “la nueva normalidad”. El término me tiene fascinada. Si en los últimos tiempos ya me veía incapaz de decir qué era normal y qué no lo era, ahora ya sí que ando completamente despistada. Entiendo, a bote pronto, que la nueva normalidad afectará sobre todo a nuestros hábitos, a nuestras costumbres y en general, a nuestra vida social. No paro de dar vueltas a qué cosas de mi esfera social que antes yo consideraba normales dejarán pronto de serlo. Tanto lo pienso que cada vez más lo “antes normal” o “tradicionalmente normal” me está empezando a parecer “anormal”. Recuerdo con nostalgia las terrazas. ¡Qué placer sentarse en una mesita al sol y disfrutar de una buena caña o un buen vino! Hasta aquí, todo “normal”. Pero ahondando en la imagen, de primeras idílica, me pregunto yo si acaso era “normal” sentarse en una mesa sucia con los restos de comida y bebida de los anteriores comensales, con el cenicero lleno de colillas chupadas...
Escribo sobre la vida. Reflexiones, pensamientos, ideas que cruzan por mi mente, viajes, anécdotas, aventuras...