La semana pasada fui al Festival internacional de magia. Impresionante. Unos magos buenísimos y unos trucos de ésos que te dejan boquiabierta. Uno de los magos desaparece y aparece en medio del público, otro se corta en dos y consigue reponerse, otro entra y sale de su sombra con una facilidad pasmosa. Disfruté como una enana absolutamente entregada al misterio de la magia.
Y todo a pesar de la tabarra que me dio la que estaba sentada detrás de mí, que se pasó el espectáculo tratando de descubrir el truco. Que si hay una cuerda invisible que levanta al mago, que si hay un agujero en el que se esconde, que si el mago tiene un mellizo... No paró de buscar la explicación a cada cosa mágica que sucedía en el escenario. Cuando acabó el festival me quedé con ganas de decirle que esa no era la actitud con la que ir a un espectáculo de magia. En la magia hay que creer. Hay que dejarse llevar. Y no hay que pretender saberlo todo.
Ese es el quid de la cuestión. No siempre hay que saberlo todo. Pero cómo nos cuesta a veces asumirlo.
Es como cuando los niños pretenden saber determinadas cosas a una edad que no les corresponde. Pues no. Cada cosa, en su momento. ¿por qué no me lo dijiste? te recriminan a veces. Porque no era el momento. Tan simple y tan cierto.
A veces cuesta aceptarlo pero, generalmente, a la larga uno termina dándose cuenta que hay un momentum para cada cosa.
Es como el que tiene una enfermedad y va al médico y pregunta sin parar y nunca la respuesta es suficiente. Qué síntomas tendré, cuánto me durarán, que sentiré, cuándo me darán el alta ... Es comprensible querer tener la máxima información, no digo yo que no, pero es que no siempre conviene saberlo todo. A veces hay que dejarse llevar por el médico, que es quien domina la situación y quien sabe lo que al paciente le conviene saber en cada situación.
Hasta en temas mas escabrosos no siempre conviene saberlo todo. Me refiero por ejemplo a situaciones de engaños o cuernos. Quién te dice a ti que el otro debe saberlo todo. Pues a lo mejor te equivocas y es peor.
Porque en el fondo el manejo de la verdad, que quien sabe realmente si existe, es muy complejo y subjetivo.
Esto me recuerda el caso de una amiga que acaba de ser madre y nos ha prohibido a todos que hablemos a su hijo de los Reyes Magos, el Ratón Pérez o cualquier otro personaje del estilo. El motivo es no quiere mentir a su hijo. Pero...¿en qué cabeza cabe?! Por cierto, tampoco se le pueden leer cuentos como el de Caperucita porque los lobos no hablan. Me parece que se equivoca. Ha eliminado de un plumazo la fantasía de la vida de su hijo. Tiempo habría para la verdad, digo yo.
En un mundo dominado por el exceso de información, por el acceso inmediato a todo tipo de datos, merece la pena pararse y preguntarse si de verdad queremos siempre saberlo todo. En mi caso, creo que no. Quiero dejar un hueco a la magia, sin buscar la explicación. Quiero seguir creyendo en la fantasía, aunque todo apunte a que dejó de existir. Quiero confiar en que sabré cada cosa en su justo momento, no antes, porque me condicionaría mi comportamiento sin necesidad, pero tampoco después, cuando ya sea tarde para reaccionar. Ya se que conseguirlo es difícil pero es solo lo que yo quiero.
Feliz semana!!
Y todo a pesar de la tabarra que me dio la que estaba sentada detrás de mí, que se pasó el espectáculo tratando de descubrir el truco. Que si hay una cuerda invisible que levanta al mago, que si hay un agujero en el que se esconde, que si el mago tiene un mellizo... No paró de buscar la explicación a cada cosa mágica que sucedía en el escenario. Cuando acabó el festival me quedé con ganas de decirle que esa no era la actitud con la que ir a un espectáculo de magia. En la magia hay que creer. Hay que dejarse llevar. Y no hay que pretender saberlo todo.
Ese es el quid de la cuestión. No siempre hay que saberlo todo. Pero cómo nos cuesta a veces asumirlo.
Es como cuando los niños pretenden saber determinadas cosas a una edad que no les corresponde. Pues no. Cada cosa, en su momento. ¿por qué no me lo dijiste? te recriminan a veces. Porque no era el momento. Tan simple y tan cierto.
A veces cuesta aceptarlo pero, generalmente, a la larga uno termina dándose cuenta que hay un momentum para cada cosa.
Es como el que tiene una enfermedad y va al médico y pregunta sin parar y nunca la respuesta es suficiente. Qué síntomas tendré, cuánto me durarán, que sentiré, cuándo me darán el alta ... Es comprensible querer tener la máxima información, no digo yo que no, pero es que no siempre conviene saberlo todo. A veces hay que dejarse llevar por el médico, que es quien domina la situación y quien sabe lo que al paciente le conviene saber en cada situación.
Hasta en temas mas escabrosos no siempre conviene saberlo todo. Me refiero por ejemplo a situaciones de engaños o cuernos. Quién te dice a ti que el otro debe saberlo todo. Pues a lo mejor te equivocas y es peor.
Porque en el fondo el manejo de la verdad, que quien sabe realmente si existe, es muy complejo y subjetivo.
Esto me recuerda el caso de una amiga que acaba de ser madre y nos ha prohibido a todos que hablemos a su hijo de los Reyes Magos, el Ratón Pérez o cualquier otro personaje del estilo. El motivo es no quiere mentir a su hijo. Pero...¿en qué cabeza cabe?! Por cierto, tampoco se le pueden leer cuentos como el de Caperucita porque los lobos no hablan. Me parece que se equivoca. Ha eliminado de un plumazo la fantasía de la vida de su hijo. Tiempo habría para la verdad, digo yo.
En un mundo dominado por el exceso de información, por el acceso inmediato a todo tipo de datos, merece la pena pararse y preguntarse si de verdad queremos siempre saberlo todo. En mi caso, creo que no. Quiero dejar un hueco a la magia, sin buscar la explicación. Quiero seguir creyendo en la fantasía, aunque todo apunte a que dejó de existir. Quiero confiar en que sabré cada cosa en su justo momento, no antes, porque me condicionaría mi comportamiento sin necesidad, pero tampoco después, cuando ya sea tarde para reaccionar. Ya se que conseguirlo es difícil pero es solo lo que yo quiero.
Feliz semana!!
El derecho a fantasear es un privilegio maravilloso. No se le puede dar la espalda a la magia y la ilusión 😊
ResponderEliminarEfectivamente querido chema!!!! Beso fuerte
EliminarTotalmente de acuerdo contigo María. El exceso de información hay que saber manejarlo y todo a su tiempo. Yo prefiero estar de vez en cuando en las nubes y soñar despierta y creer en la magia....y enganchando con tu anterior post confesar mi adicción a las películas de Disney, fantasía en estado puro. En definitivamente que la vida es sueño... Besos
ResponderEliminarQue razón tienes mjosé!!! Es fantástico estar a veces en las nubes!! Besos
EliminarPor favor si lo más bonito en este mundo es la fantasía de los niños, su inocencia, su capacidad para creer en lo magico, en los reyes magos, en el ratoncito Perez,en losnregalos del Niños Jesus o Pspa noel, en princesas y dragones! Quien puede querer negarle esa maravilla a los niños? Y tambien los adultos de vez en cuando necesitamos nuestra dosis de fantasia en esta cruda realidad.
ResponderEliminarMe ha encantado Mary! Muchos besos
Gracias irene!!!!añadir dosis de magia y fantasia a la vida nunca viene mal, pero cuando crecemos se nos olvida.... besos
EliminarGenial María, yo tampoco quiero saberlo todo
ResponderEliminarJaja!! La mayoría de las veces No merece la pena saberlo todo!!! Besos Trinidad!!
EliminarTotalmente de acuerdo contigo, ya que pienso lo mismo; qué lástima que frenen la fantasía, con lo que cercenan la imaginación y la creatividad!!!
ResponderEliminarY todo bajo la excusa de "no mentirles"..Absurdo!!! Gracias!!! Besos
EliminarMuy bien María el mundo mágico hay que respetarlo y apenas conocerlo siempre hay que dejar sitio a la fantasía hoy día vemos niños que no tienen ninguna fantasía, ninguna imaginación, un niño sin fantasía es como un pájaro sin alas
ResponderEliminarEs verdad papá. Que bonita reflexión, un niño sin fantasía es como un pájaro sin alas!!! Que cierto y triste es! Besos
EliminarTotalmente de acuerdo Maria con.papa! Qué poco conocimiento del desarrollo psiquico , es tan.necesario el pensamiento simbolico predominante en la etapa infantil capaz de abstraerese de lo concreto de la realidad e imaginar un.mundo fantastico, qué no se preocupen que ya con los.años.tocara ver y aceptar la.realidda tal.y como es, qué disfruten la.infancia mientras puedan!!! Besosssssss
ResponderEliminarOle y ole la psicóloga!!! Gracias Pi. Y viva la fantasía! Besos
EliminarQué razón tiene tu padre María....me encantó su comentario (y por supuesto tu post 😀!
ResponderEliminarBss
Es genial mi padre! Y sus comentarios! Gracias Ana!! Beso
EliminarSiempre nos haces reflexionar de esa forma tan particular. Gracias Ruiz-Mo! Me considero un soñador. Me gusta viajar sin subir al avión, al coche o al tren. La vida es más completa cuando somos capaces de disfrutar tanto de las cosas que existen en el mundo real como de aquellas que solo existen en nuestra imaginación. Al final, qué sería del mundo sin la belleza de la fantasía. Bss - Benjamin
ResponderEliminarQue comentario tan bueno benja!!! Tienes toda la razón!! Besos y mil gracias!!!
EliminarDe ilusuones tambien se vive y sean verdaderas o no, necesitamos metas objetivos energía para llegar. EL DESEO ES COMO UN MUSCULO A ALIMENTAR Y FORTALECER. LA DESILUSION NO ME ASUSTA, ME ASUSTA MAS LA INILUSION
ResponderEliminarOle y ole. Que profundo. Me gusta eso de diferenciar la desilusión de la inilusion que tan peligrosa eS! Gracias Héctor!!
EliminarQue bonito María! Totalmente de acuerdo, es maravilloso dejarse llevar, soñar y mantener la capacidad de asombrarte y dejarte sorprender!! Gracias por recordarnos cosas importantes de forma tan cercana!
ResponderEliminarGracias lara!!! Mantener viva la capacidad de asombrarse es mantener vivo ese niño q todavía algunos llevamos dentro!!! Besos
ResponderEliminarMary yo sigo creyendo en la MAGIA con mayúsculas. Los niños tienen que ser niños, es mas yo sigo dentro de mi, siendo una niña y me encanta. Cómo me gusta tu blog amiga
ResponderEliminaryo igual Rome!! gracias amiga! besos
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