Hace unas semanas por fin asistí a un espectáculo de
ópera china. Llevaba tiempo queriendo ir y desde luego no me defraudó. Me
encantó, eso sí, es algo completamente distinto a lo que podríamos llamar “opera
tradicional occidental”.
Para ser más exactos, el tipo de representación al
que asistí se denomina propiamente Ópera de Pekín, jīngjù o jīngxì en
chino, y es una clase de ópera que
se inició a mediados del siglo XIX y que
se hizo muy popular en la dinastía Qing. La Ópera de Pekín está
considerada como una de las máximas expresiones de la cultura china y en
2010 fue declarada Patrimonio inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Por cierto, Tianjín es una de los tres grandes
centros operísticos de China, junto a Pekín y Shanghai. De hecho, el teatro
al que fuimos es una maravilla, un teatro de principios del siglo XX, todo de
madera y perfectamente conservado ( además de sala de espectáculos es también un museo dedicado a la ópera, muy interesante para visitar).
El espectáculo que fuimos a ver era una pieza de una
ópera muy conocida que se titula “La canción de la pena sin fin”. Me encantó. Lo
que más me llamó la atención fue el vestuario, realmente espectacular, al igual
que el maquillaje. Aunque en general todo me resultó llamativo, la música, compuesta por instrumentos tradicionales chinos; la manera en la que se mueven los actores, sus gestos y movimientos de ojos.... Merece la pena.
La obra cuenta una de las historias de amor más
famosas de la literatura china, la del
emperador Xuan Zong y la concubina Yang Gui Fei, recogida en el poema de Bai
Juyi (772-846).
Xuan Zong ascendió al trono en el 712, en pleno
apogeo de la dinastía Tang. De joven fue un gobernante activo y decidido, pero
parece ser que se enamoró locamente de unas de sus concubinas, la hermosa Yang
Gui Fei, 34 años más jóvenes. Este amor hizo que el emperador fuese descuidando
sus tareas de gobierno llegando incluso a delegarlas en manos de familiares de
Yang Gui Fei. Todo ello generó una enorme crisis y en 755 estalló una revuelta,
encabezada por uno de los mejores generales de la dinastía.
El emperador y su
concubina se vieron obligados a huir de la capital. En esta huida, las tropas que
les acompañaban se amotinaron, hartos de la concubina y de sus familiares. El
emperador se vio obligado a ordenar que ejecutaran a Yang Gui Fei para dar
satisfacción a las tropas. La leyenda dice que realmente ella nunca murió sino
que escapó a Japón, donde de hecho se puede visitar su tumba. Tremenda historia.
Como dato curioso, la pieza concreta que vimos
relata el día que la concubina se emborracha esperando al emperador que nunca
llega (no se sabe bien si por atender cuestiones de Estado o porque estaba con
otra concubina, la cosa es que la deja plantada).
El espectáculo es una especie
de danza de la concubina bastante “achispada” después de haberse tomado una
cuantas copitas que le va pidiendo a sus eunucos, con uno de los cuales incluso
coquetea. Genial.
Por cierto, Yang Guifei está considerada una de las
cuatro mujeres chinas más bellas de la antigüedad china, a las cuales dedicaré
otro post.
Feliz semana!!
Increíble , también opera!!!! El alcalde de Tianjin debería ofrecerte la llave de la ciudad....... Deseando leer el post de las 4 mujeres mas bellas. Besos bloguera
ResponderEliminarja ja, Marta!! no estaría mal que me patrocinasen la página...
EliminarMuy interesante primi!!
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