Ayer sacudí mi bolsa de la playa y cayó una caracola, último vestigio de agosto. Carpetazo final a las vacaciones. Bienvenido septiembre.
En septiembre declina el verano y se presume el otoño. Se acortan los días y llegan las lluvias.
Hay a quien le encanta septiembre, hay gente para todo. Yo llego a septiembre agotada, perezosa. Lejos de cargar pilas en agosto, creo que es el mes en el que acabo de gastarlas del todo. En septiembre necesito un chute extra de energía.
Septiembre es el mes de la cuesta, es un mes que requiere mucho esfuerzo. En septiembre toca aterrizar, retomar rutinas, regresar a la “normalidad”, recuperar costumbres y ritmos. Cuesta madrugar, trabajar, cuesta la vuelta al cole, cuesta renunciar a la siesta, cuesta volver al orden, o al caos, depende como se mire.
Septiembre tiene mucho en común con febrero, es un mes efímero, que intentas sortear como puedes, es el mes que quieres que sea agosto y que casi sin darte cuenta se convierte en octubre. También es primo hermano de enero, es el segundo inicio del año, un mes cargado de buenas voluntades y grandes propósitos, de planes, de inicios o reinicios más o menos ilusionantes, que a medida que pasan los meses se van desinflando, con la tranquilidad de que lo que no se inicia en septiembre siempre se puede retomar en enero.
Septiembre es un mes nostálgico, en el que revives con melancolía el verano. Es un mes de añoranzas, de echar de menos.
Es el mes de enfrentarse al espejo, de darse cuenta de lo poco que dura el moreno y lo mucho que cuesta deshacerse de los kilos que te regaló alegremente agosto.
Es el mes de enterrar sueños irrealizables, el mes del quiero y no puedo, el mes en el que sueñas con montar un chiringuito al borde del mar pero tu irremediable destino es la oficina.
Es el mes de los reencuentros, de la alegría de volver a verse, de compartir recuerdos. Es el mes en el que llegaban las postales, cuando aún se mandaban.
Es el mes en el que uno querría seguir dejándose mecer por la desidia pero toca recuperar las riendas de la vida, de la real. Es el mes en el que toca de nuevo hacerse fuerte. Es el mes del silencio, tras el bullicio de agosto. Es un mes tornasolado, en el que las ondulaciones del verano se entremezclan con reflejos otoñales.
Septiembre, septiembre… ay septiembre... Y lo peor es que dentro de nada... diciembre!!!
Feliz semana!
Muy bonito y poético. Es el mes de quiero y no puedo.
ResponderEliminarAy siiiiiii. Gracias!!
EliminarSuscribo totalmente, María. Para mí también es un mes de urgencias porque siento que necesito aprovechar esas tardes largas antes del cambio de hora
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo!!
EliminarY encima ya es Navidad...
ResponderEliminarBueno, queda menos para el verano 24..
En el corte inglés es Navidad en menos q carta un gallo!
EliminarEn mi caso, septiembre es el enero de casi todo el mundo, el mes en el que renuevo mis propósitos, planeo actividades que se que son imposibles de realizar pero sobre todo, en el que doy las gracias por el verano con hijos y nietos. Que se repita muchos años más
ResponderEliminarPues tienes toda la razón. En septiembre también toca agradecer!!!
ResponderEliminarSeptiembre es el mes del año en el que que más desearías que te tocará el euromillon
ResponderEliminarTotal!! Jaja
EliminarA mi, septiembre desde q dejer de tener asignaturas pendientes, siempre me ha gustado así como octubre ,no me gusta nada noviembre
ResponderEliminarNoviembre es anodino....
EliminarBuena reflexión en el día de incorporación a la vida real. Intentemos mantener al menos el estado de paz mental que traemos al menos lo que nos dure el buen color
ResponderEliminarLo intentaremos!
EliminarAlgún dia echaremos de menos Forrar Libros en septiembre que se te ha olvidado con las horas que dedicamos jajajaja. BRAVO Maria !
ResponderEliminarBuffffr. Es verdad!!! Yo ya paso de forrar!!! Jaja
EliminarYo en septiembre me paso los días tratando de que no se me olvide agosto y tratando de que no se me vaya el moreno! Pero me gusta micho el reencuentro con amigos! Me ha encantado tu final tan poético Mary.
ResponderEliminarJeje.. muchas gracias!!! Beso
EliminarSi... pereza, buenos propósitos y lamentarse porque las vacaciones son siempre cortas y quedan infinidad de planes por hacer y amigos que ver, lugares que visitar...
ResponderEliminarLas vacaciones deberían durar MUCHO más. Está claro. Hay un evidente desequilibrio.
EliminarImposible más de acuerdo con tu magnífica reflexión.
ResponderEliminarMuchas gracias!!!
EliminarAy RuizMo, ya te echábamos de menos!! Ese septiembre que tantas vueltas de en nuestra cabecita a medida que se acerca.
ResponderEliminarAsí es!! No queremos q llegue pero llega....
EliminarYa lo dice el refrán: septiembre, el mes más malo que el año tiene. :)
ResponderEliminarNo conocía el refrán!!
EliminarQuerida María, me permito la licencia de decirte que conozco muy bien tu sentir al haber pasado los veranos de infancia y juventud en el mismo lugar de vacaciones. Eran unos veranos tan buenos que hacían de septiembre un mes muy duro lleno de nostalgia y melancolía…
ResponderEliminarQué grandes y largos veranos!!! Gracias por comentar Álvaro!!
EliminarA mí me encanta septiembre, ahora ya jubilada, es cuando más me gusta viajar, o ir a la playa...espacios y restaurantes disponibles, y en general buen tiempo, como diría aquel ministro" ni frío, ni calor: 0°, jaja...
ResponderEliminarAsí septiembre se ve diferente!!
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