Hace unos meses llamó mi atención una noticia. Apenas ocupaba cinco líneas de un diario digital. La noticia decía: “En Rusia varias personas de distintos puntos del país dicen haber observado luces extrañas en el cielo. Todos coinciden en haberlas visto a la misma hora. La agencia meteorológica rusa ya ha iniciado una investigación sin conclusiones hasta la fecha”. Este tipo de noticias me encantan. De hecho, desde pequeña soy muy aficionada a programas como el de Iker Jiménez. Pero pasaron varios días y no volví a leer nada relacionado.
Hace poco más de un mes, un amigo, tan aficionado como yo a estos temas, me mandó el enlace a otra noticia muy similar. Pero esta vez las luces las habían visto en Indonesia. El tema ya empezaba a intrigarme. Al parecer, según la noticia, los rusos seguían detrás de la pista. Algún telediario español empezó a hacerse eco. Parecia que cada vez más gente había visto las luces, algunas personas incluso hablaban de un resplandor que dañaba los ojos. En Japón cada vez eran más numerosos los testigos de este extraño fenómeno. Aquí en España todavía lo veíamos como algo lejano, como de ciencia ficción, al menos no estaba ocurriendo en Europa.
Hace escasas semanas el resplandor y las extrañas luces fueron divisadas desde las costas francesas, y lo vieron muchas personas. Varios organismos internacionales empezaban ya a alertar de que se trataba de una clara consecuencia del cambio climático, como prácticamente todo lo extraño que ocurre en el planeta en los últimos años. Al principio la gente se lo tomó a risa. Suficiente habíamos tenido ya hace unos años con el coronavirus, aun coleteando y con la terrible Filomena que sumió a España durante semanas en una especie de era glaciar. Era imposible que la cosa empeorara más.
Entonces, cayó el bombazo. En todos los sitios en los que se habían visto las luces, empezaron a surgir del suelo extrañas setas fluorescentes, una, dos, tres, cinco, diez, veinte, cincuenta y hasta más de cien setas esparcidas por aquí y por allá en distintas ciudades y pueblos de todo el mundo. Las autoridades nacionales e internacionales andaban como locas pero nadie se atrevía a reaccionar. ¿Serán radioactivas? ¿estallarán si las tocamos? ¿se reproducirán aún más? Se trataba de un fenómeno completamente insólito. Las imágenes eran impactantes. Aquello parecía ciencia ficción.
Y de pronto, en una pequeña aldea de la Galicia más profunda vieron las luces. El ejército se desplazó hasta allí, se acordonó la aldea, hubo ruedas de prensa y toda España esperó expectante para ver si nacían las famosas setas. Y así fue. Las setas surgían por todos lados, más de quinientas setas, pequeñas, medianas y algunas incluso enormes, pero todas muy brillantes, verde fosforito.
En escasas horas las luces empezaron a verse en más y más países y las setas no dejaban de crecer ocupando cada vez más kilómetros. El mundo entero de nuevo entró en pánico. Se desataron todo tipo de teorías. Los gobiernos de todo el mundo pidieron a la población que no saliera de sus casas. Se paralizaron los colegios, se cerraron los comercios, se cancelaron los medios de transporte. El planeta entero se paralizó, atemorizados todos por esas extrañas setas. La NASA, el Pentágono, Naciones Unidas… nadie sabía qué hacer, cómo actuar.
Pero ayer, una de las setas, en un pueblo de Perú, se rompió. Un vecino captó la imagen con su móvil y el vídeo rápidamente se hizo viral y empezó a dar vueltas por todo el mundo. Las imágenes son impactantes. Un humo sale de la seta rota y tras el humo un viscoso líquido verde que poco a poco va tomando forma hasta dar lugar a un extraño personaje. Con el COVID ya nos parecía que lo habíamos visto todo. Pero os aseguro que esto es infinitamente más aterrador. Millones de seres han empezado a aparecer a lo largo y ancho del mundo entero. No paran de llegarnos videos e imágenes a cual más desconcertante. Por cada seta nace un extraño ser verde. La gente ha empezado a bloquear puertas y ventanas, utilizan todo lo que está a su alcance. Los Ejércitos se han lanzado a la calle. Hay quien incluso se ha hecho con armas de fuego. Debo reconocer que estamos todos verdaderamente aterrados…
No puedo seguir escribiendo. Oigo pasos en mi salón. La puerta de mi habitación está cerrada. El resto de la casa está a oscuras, pero por la rendija veo una luz verde...
Muy bueno tu cuento mi querida María.
ResponderEliminarYo pienso que los seres humanos tendemos a considerarnos especiales. Pero la historia nos ha enseñado que eso no es más que una ilusión.El principio de la modestia cósmica exige que asumamos que tampoco somos nada especial desde un punto de vista biológico. Y en el caso de que haya otros seres inteligentes ahí fuera perfectamente podrían estar mucho más avanzados que nosotros. Que yo si creo que los hay. También soy una gran apasionada en el tema. Un beso enorme.
Muchas gracias querida Connie!!yo también creo que hay vida en algún otro planeta... y me encantan este tipo de historias!!! Quién sabe si ya están aquí?? Un beso
EliminarEstupendo relato, te hace estar en ascuas!! Y con moraleja!! Creo que lo que se necesita es no tener miedo, porque siempre surgirán fenómenos negativos que afectan a nuestra vida. Solo la confianza en Dios nos dará fortaleza. Muchas gracias por compartir tus relatos.
ResponderEliminarMuchas gracias a tí por tu comentario!! Me alegro mucho de que te haya gustado!!
EliminarYo creo que es verdad, y en vez de Perú es Cataluña.
ResponderEliminarMuy chulo.
Jaja... y el.personaje extraño va y se escapa!! Jaja. Gracias!!
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