Ayer salí a cenar y pedí tortilla de patata "deconstruida". Cuando llegó la copa ( sí, venía servida en copa!) me dio por pensar si la habrían hecho así, "deconstruida" desde el origen, o si la habrían construido para deconstruirla después.
Construir para luego deconstruir no se entiende bien, la verdad. Ni en la tortilla ni casi en ningún orden de la vida. Con lo difícil que es construir que fácil es, sin embargo, deconstruir, o directamente destruir que es como se ha llamado siempre ( aunque, ojo, no es lo mismo, que lo he buscado en el diccionario!!).
Me vienen a la cabeza muchas cosas que requieren un proceso largo de construcción y sin embargo, pueden destruirse de un plumazo, cual castillo de arena.
La familia, por ejemplo. No basta casarse y tener hijos, hay que "currárselo", hay que querer, ceder, renunciar, sacrificarse, desvelarse, hacer hogar, compartir alegrías, tristezas, valores, costumbres, enseñar, aprender, acumular recuerdos, convivir, crear lazos... No es solo la sangre, es mucho más. Uno construye su familia a lo largo de los años. Sin embargo, de repente, alguien o algo se cruza en la vida de tu familia y lo destruye todo, sin piedad, y todo se viene abajo. Unos cuernos, una traición, una muerte inesperada o incluso temas mucho más banales como una herencia pueden tumbar la familia más arraigada. Aunque, afortunadamente, cuando las raíces de una familia son fuertes, casi siempre es capaz de volver a resurgir, aunque sea de una forma distinta.
Con la vida profesional a veces pasa lo mismo. Uno acumula trabajo, esfuerzo, experiencia, conocimiento, saber hacer y de pronto, cuando alcanza la mejor etapa de su carrera llega el golpe inesperado, todo se derrumba y en menos que canta un gallo alguien te está acompañando amablemente a la salida de un sitio que llegaste a considerar tu segunda casa.
Por no hablar de la reputación, algo que creas poco a poco, con esfuerzo y esmero a lo largo de muchos años y que de repente, de un plumazo pueden verse destruida para siempre y entonces ya no hay quien la reconstruya. Porque la pérdida de reputación, junto con la pérdida de confianza, son de las cosas que una vez destruidas son prácticamente imposibles de recuperar.
Hay que ver qué profunda me he puesto. Será el desconfinamiento? Debe ser... La verdad es que la tortilla me dio mucho juego, la próxima vez pido huevo duro!!
Feliz semana!
Mi querida Mery!! No te pega nada un huevo duro. Esa era mi cara en los zoos del confinamiento!! No te preocupes por la deconstrucción, afortunadamente existe la palabra Reconstruir. Disfruta!!!!
ResponderEliminarQué razón tienes Andu!! A veces lo que toca es reconstruir!! Y tú cara de huevo duro nunca!!😂😂😂
EliminarDeconstruir, destruir. Buena reflexión Maria, me encanta. A mi me hizo pensar en que todo fin, toda muerte, todo cambio implica si o si un nacimiento, un nuevo orden. Nacer o Renacer??😂 un besazo
EliminarAsí es querido Héctor!! Un beso fuerte
EliminarComo pidas un huevo duro, te lo presentan hecho migajas como una reinterpretación de la reconstrucción (que ya sería la pera). Masterchef y sus cosas...
ResponderEliminarJaja!!! Me encanta lo de masterchef y sus cosas. Donde esté una tortilla es condiciones que se quite la deconstruida en copa x muy sofisticado que sea jaja
EliminarMaría me ha gustado mucho.
ResponderEliminarY cuando describes la familia cómo querer, ceder, renunciar.... me ha recordado aquellos versos de... atreverse, estar furioso, áspero tierno, liberal, esquivo, mortal, difunto, vivo....
Y de quién son esos versos papá?!!!!
EliminarLos que estudiamos hace ya tiempo Arquitectura nos vimos abocados a la obligación del reconocimiento al desconstructivismo naciente hoy ya decadente.
ResponderEliminarAquello que iba en contra hasta de la gravedad era lo único cierto, y la cocina se apoderó de la idea hasta llevarlo a nuestra querida tortilla española que hasta con mayonesa tiene su propio carácter y forma.!
Resulta que sigues con la puerta de entrada que en el desconstructivismo se convierte en la de salida y todo sigue igual, el caso es que la tortilla te la acabas comiendo aunque parezca un batido y por puerta de entrada acabas saliendo, así es, mientras escuchas de fondo un vago agradecimiento.
Lo que si te digo es que no hay moda ni nadie que te quite lo que eres. Tu reputación es tuya y te la llevas puesta, otra cosa es que tú reputación creas o cedas el derecho de manejarla a otros abandonándote a su juicio, y sólo es eso, darle valor al cobarde juicio. Pero eso también tiene solución, es sólo cuestión de que lo que es tuyo te lo reconozcas y ...”lo que opinen los demás está demás”.
La vida es de uno mismo y nada es ajeno a nosotros, por eso podemos siempre siempre siempre siempre siempreeeeeeee darle la vuelta a la tortilla.
Gracias María por compartir estás amenas tertulias.
(Podías organizarlas de forma presencial 😜)
Me encantan tus reflexiones María jesús!!! Eres genial!!!
EliminarAsi es Maria, que fácil es disolver el esfuerzo y la tenacidad en la construcción, con esa labor de destruccion propia de la impotencia e incapacidad en la construccion
ResponderEliminarLo del huevo duro como plato principal, en lugar de las recetas químicas de Adria y demás reconocidos maestros de los fogones me ha encantado jajajajaja
Un beso
Jaja Santi!! Seguro que tb deconstruyen el huevo duro!! Todo es ponerse!! Beso
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ResponderEliminarPerdon lo envie dos veces
ResponderEliminarBss