Últimamente no paro de oír la palabra “sandbox”. Es el anglicismo de moda, al menos, en determinados entornos, como el financiero. Lo leo en la prensa, lo oigo en la radio, me hablan de “sandboxes” en las
reuniones. Por fin me he puesto al día y he conseguido descubrir lo que significa una sandbox. Es algo así como un campo de pruebas acotado para modelos de negocio que todavía no están muy desarrollados.
Quien lea mi definición y no sepa de qué va la cosa,
probablemente se quede igual que estaba yo, o sea, a por uvas, pero no pretendo, ni mucho menos, entrar a explicar las sandbox en este post. Al revés.
Y es que, dejando al lado los tecnicismos, la palabra “sandbox” ( caja de arena si lo traducimos literalmente)
me resulta tremendamente evocadora. Sandbox, caja de arena... Una caja llena de arena para mí es una caja con un trocito de playa, que cuando la abres huele a playa, a mar, a sal, a sol, a crema..
Una simple caja de arena tiene el poder de traer a mi mente el
recuerdo de muchos veranos, de baños, risas, paseos, conchas, castillos, nombres escritos con un palo, olas, espuma que sube y baja, estrellas de mar, cangrejos, piedras con mil formas, cristales mágicos redondeados
por el agua, pies descalzos, pisadas, huellas, gaviotas, peces… Todo eso viene a mi mente cuando pienso en una caja de arena.
Y pienso entonces lo genial que sería tener “cajas de evocación”, cajas con tus recuerdos favoritos a las que poder recurrir cuando la realidad se ensombrece. Podrían ser cajas o pequeños frascos de recuerdos
destilados. Frascos que al abrirlos y oler su perfume te transportasen a otra época, a veces casi a otra vida. Su uso seguramente debería estar sujeto a normas. De lo contrario, algunos no pararían de abrir determinadas cajas y de tanto evocar el pasado se
perderían el presente e incluso el futuro. Quizá algunas cajas solo se podrían abrir en ocasiones muy limitadas y luego se evaporarían. Eso te haría pensártelo muy bien antes de abrirlas y a la vez le daría mayor valor a tus recuerdos. Si no fuera así, los
recuerdos poco a poco perderían valor y correrían el riesgo de desfigurarse o deformarse por un uso excesivo. Imagino cajas evocadoras de mi infancia, de mi adolescencia, de mi juventud, de mi madurez…
Pero si profundizo en mis recuerdos para atraparlos y envasarlos, me doy cuenta de que para la mayoría no necesito cajas grandes, sino más bien muchas cajas pequeñas. Porque los recuerdos lejos de ser grandes
“ etiquetas” ( infancia, juventud, viajes, colegio…) son pequeños momentos que no se te olvidan, que se han quedado grabados en tu memoria, imágenes a menudo acompañadas de olores, de sensaciones, de sentimientos, de sonidos.. Ese rincón escondido al que
acude tu mente cuando el anestesista te dice “piense usted en algo placentero”.
Un paseo en bici, una mañana de un 6 de enero, una canción cantada a pleno pulmón, una tarde de risas, una puesta de sol, una manita que te agarra tu dedo, un guiño, una buena
noticia inesperada. Lo que a menudo llamo “momentos retina”, momentos que hay que congelar, que atrapar, que envasar o destilar, que no pueden volar.
Los recuerdos hacen lo que somos, nos transportan a lo que fuimos e influyen en lo que un día seremos. Son el eje que atraviesa
nuestra vida. No dejemos que la velocidad y la inercia llenen de polvo la estantería de nuestras “sandbox” favoritas.
Feliz semana!!
Muy bueno Maria !!! Me quedo con tus cajas de arena y con ese bonito nombre ESPAÑOL !! Muchos besos
ResponderEliminarGracias Kitiña!!! Beso
EliminarA soñar con cajas... qué bonita idea Maria. Por fin puedo seguirte. Es que Google + me ha desaparecido. Besos
ResponderEliminarGracias marta!!! Que bien que puedas comentar!!!
EliminarComo siempre genial y seguro que con tantas ganas como yo de abrir la Caja París en breve!!!
ResponderEliminarMuchas ganas!!! Es una caja muy especial, llena de recuerdos maravillosos!!
EliminarQué buena idea!!!. Hay que conseguir fabricar esas cajitas y ponerlas de moda, ni sandbox ni leches. Tus cajas venderian mucho mas. Me has evocado la pelicula "el perfume".
ResponderEliminarNada, nada, nos forramos con botes de olores, imágenes, tactos, sabores... no es imposible!!!
Moooolaaaa.😋😙
Qué buena idea!!!. Hay que conseguir fabricar esas cajitas y ponerlas de moda, ni sandbox ni leches. Tus cajas venderian mucho mas. Me has evocado la pelicula "el perfume".
ResponderEliminarNada, nada, nos forramos con botes de olores, imágenes, tactos, sabores... no es imposible!!!
Moooolaaaa.😋😙
Yo creo q al final se conseguirá algo parecido!! Será la bomba!!! Beso
EliminarQué bonito María, poder meter en una cajita, aunque sea imaginaria todos esos pequeños momentos de los que, al fin y al cabo, se construye la vida...... Y que curiosamente siempre son bonitos, debe ser porque es lo que queremos recordar.
ResponderEliminarEstá claro q la mente es selectiva!! Gracias Ana!!!!
EliminarTenía cajas con cromos , tenia cajas con canicas de cristal , tenía cajas con tebeos de las aventuras del FBI, tenía cajas con estampas de España , poco a poco se han ido perdiendo todas las cajas pero ahora me queda la arena de los recuerdos.
ResponderEliminarQbonito papá!!! Y lo.mejor es que....las guardas todas seguro!!!! Beso
EliminarNuestra mente, es una caja llena de recuerdos maravillososde nuestra niñez, juventud y edad adulta. Confío en que esa caja nunca pierda su memoria. Precioso post Ruizmo 😆
ResponderEliminarGracias chemuchix!!! Besos amigo
EliminarCómo me ha gustado este post. Que buena idea querida amiga. Y cómo siempre los comentarios de tu papi, son MUNDIALES.
ResponderEliminarGracias querida amiga!!
EliminarEstupendo post María. Me quedo con el último párrafo, es precioso.
ResponderEliminarQbien q te haya gustado tanto!!! Beso
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