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¡Quiero ser minimalista!

Últimamente está muy de moda Marie Kondo, la famosa japonesa gurú del orden y la organización. Kondo incluso ha creado su propio método, que se basa en deshacerse de todo lo que no sea imprescindible y conservar solo las cosas que realmente te hacen feliz. Como si fuera tan fácil!

Me encantaría  dejarme influir por esa corriente, me encantaría ser minimalista, pero en mi caso creo que es misión casi imposible. Y es que mi principal problema es que me encanta todo, todo me hace feliz, todo “me arrastra”.

Cuando estuve viviendo en China me dio por todo lo chino. Me compré farolillos, cojines de seda, dragones artesanales, juegos de té, palillos...  Mi casa estaba llena de detalles chinos.  Todavía estoy esperando horrorizada que llegue el contenedor que trae nuestras cosas. Cuando llegue a ver dónde lo meto todo.  Me veo haciendo un mercadillo. No sería la primera vez. ..

Cuando voy de viaje me encanta traerme recuerdos. “In situ” todo me parece maravilloso, precioso, y no sólo eso, sino que además lo encuentro utilísimo e imprescindible en mi vida. Un sari indio para hacerme un abrigo (que nunca me hago); un khol marroquí para resaltar el blanco de los ojos (que jamás uso..), una chilaba, que combinada con vaqueros queda ideal ( y nunca estreno); un grabado para enmarcar (que nunca enmarco)..

Otra cosa que me fascinan son las fiestas temáticas. Cualquier ocasión es buena para ambientarse. El día de San Valentín hago cena en rojo y negro y decoro la mesa con corazones. En Pascua organizo búsqueda de huevos y decoro todo con gallinas, pollitos, conejos y cualquier otro animal de granja que se tercie. Si hace falta, hasta me disfrazo yo de conejito, a lo Bridget Jones. Y por supuesto, no hay cena en mi casa que no acabe con todos  disfrazados con pelucas gafas y  bigotes. 

Pero claro. Todo esto implica tener una cantidad de decoración, “cacharrería” y atrezzo ad hoc que si lo descubriese la mismísima Marie Kondo le daba un ataque de nervios. Pero imposible deshacerme de ello. Dejaría de ser yo. Así que lo voy acumulando. 



A menudo pienso lo fácil que sería poner siempre y con indiferencia  del motivo que se celebre un mantelito blanco, una vajilla blanca muy sencilla y muy zen, que va con todo  y un jarroncito de flores de esas etéreas que les gustan tanto  a los minimalistas.  Todo sería más fácil y de paso ocuparía mucho menos espacio.

Por supuesto, también me encanta la ropa, los zapatos, los bolsos, los accesorios,  los “abalorios”... Intento tener lo necesario y deshacerme de lo que ya no uso, pero... cuando lo consigo hacer siempre acabo echando algo  de menos. Resultado: no tiro nada, salvo en muy raras ocasiones que me da un ataque de austeridad y  me deshago de medio armario sin pensármelo dos veces, a lo Kondo, vamos.


Me da mucha envidia cuando voy a casa de alguna de mis amigas, como mi querida amiga Julia, por ejemplo, y no tienen ni un adorno. Nada. Ni un marco, ni una cajita ni un cenicero. ¿Cómo es posible?   Mi casa cada vez se parece más a una almoneda. Claro que de casta le viene al galgo. Mis padres lo coleccionan todo y ya mi abuela Paula, recuerdo que, entre otras cosas, coleccionaba cucharitas de los lugares que visitaba y revistas Hola (hace unos cuantos años tuvimos que deshacernos de al menos 500 revistas, y ojearlas fue dar un buen repaso a la vida social de los últimos 30 años!).

El otro día una amiga me contó que había montado un negocio que precisamente consistía en organizar tu casa. Vienen a tu casa, te lo ordenan todo y te ayudan a deshacerte de lo superfluo.  Si te descuidan se llevan hasta el marido! Quizá me decida a contratarlas no por lo del marido, ojo, sino por el orden y el ejercicio de austeridad entiéndase.  ¡¡Sólo espero que me hagan descuento!!


Feliz semana!!

Comentarios

  1. María la verdad es que me encanta la filosofia de tu tocaya Kondo, y mas aún después de haber sido testigo durante largos años viviendo en casa de mis padres, como por parte de mi querida madre se ha guardado todo y cuando digo todo estoy diciendo absolutamente todo. Recuerdo en una ocasión, con motivo de una fiesta de disfraces, que un amigo y yo nos adentramos en esa jungla vestidor utilizada para esos menesteres y en donde encontramos ropa y accesorios de cuando mi madre tenia 20 años, que bien podrían haberse utilizado no en uno, sino en varios, capítulos de la serie Cuéntame y en alguna otra película sobre hippies de los años 60-70, lo cual he de decir que nos vino fenomenal al ser la temática de la fiesta a la que estabamos invitados relacionada directamente con aquellos que pregonaban el amor libre y la libertad de la vida.

    Sin embargo, y pese a lo bien que nos vino encontrar tan preciado tesoro y ser los ganadores del concurso, me quedo con la filosofia Kondo y es que entre tener la patología del sindrome de acumulación compulsiva y lo que pregona la Sra Kondo, que duda cabe me quedo con lo segundo.

    muchos besos

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  2. Ja ja santi! !! Dicen que el deshacerte de lo superfluo que dejo ya de ser útil aporta paz a tu vida! ! Pero esta claro tambien que descubrir un vestidor plagado de cosas como el de tu madre lo que da es mucha alegría! ! Ja ja.besos y gracias por tus geniales comentarios! !

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  3. Querida María, me apetece muchísimo responderte porque me siento tan identificada contigo...
    De hecho me he visto en la misma tesitura.
    Yo creo que las personas que hemos vivido en el extranjero con nuestras familias, y hemos hecho tantas veces las maletas sin olvidarnos de nada importante, no necesitamos a nadie que nos diga como organizar nuestros cajones.
    No te ha llegado el momento, te faltan unos años, cuando los niños se hagan mayores y tu misma comiences a priorizar otras cosas.
    A mi me costó muchísimo cuando reformé mi casa, me tuve que desprender de tantos recuerdos, adornos, portafotos de mis hijos que ahogaban las estanterías, ahora los tengo recopilados en un maravilloso album tipo Hoffman que tengo en la mesa del salón, tan a mano como el café de sobremesa, y en las paredes, he sustituido sus fotos por sus dibujos de arquitectura, es lo que toca.
    Mis cuatro años en Marruecos me han llenado de cerámicas, cajas de madera, alfombras. Ya sabes, de todo tengo una muestra. De Italia, entre otras cosas, tengo unos tapices Florentinos, que ahora están en un baúl de la casa del Pueblo, menos mal que es una de esas casas con cámara y trastero para guardar cosas.
    Yo también soy de las que decora la casa en Navidad, en Carnaval, en Pascua con los típicos huevos y pollitos. Para hacer esto, no tirar y rodearte de tus cosas, hay que tener un sitio donde poder guardarlo.
    Tu misma irás viendo, reciclando y cambiando, es cuestión de tiempo y prioridades, ahora estás recién llegada y necesitas tener tus cosas a la vista y a mano para alargar de alguna manera tu estancia en China, que como tu dices, te ha hecho muy feliz. Yo he pasado por la misma experiencia.

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    1. Mil gracias x tu comentario Trini! ! Que razón tienes. Eso sí, si yo hubiera vivido, como tú, en países tan apasionantes como Italia o Marruecos, no quiero ni imaginar todo lo que tendría, desde todo tipo de utensilios para hacer pasta hasta medio zoco!!! Ja ja...un beso fuerte! !

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  4. Jajajaj me ha encantado María!
    Pues mira yo cuando escuché y leí por primera vez el método...me di cuenta que era el que seguían mis padres!!! Vamos que en mi caso viene de casta!
    Y no te engaño, la verdad es que si te aporta & te hace feliz, te despeja la mente y la vida! Al menos como se aplica en mi casa!
    Así que te animo a hacerlo en una parte si no en todo...Feliz día María! :)

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    1. Gracias Silvia!! Yo intento seguirlo. ... pero reconozco que acumuñas tonterías me encanta! !! Besos

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