La semana pasada me dejé las llaves
dentro de casa. Horror.
Miércoles, 4.30 de la tarde. Recojo a
los niños del colegio, llegamos a casa y me dispongo a abrir la puerta. Empiezo
a buscar las llaves como loca, busca que te busca y nada. Me he dejado las
llaves dentro, y lo peor, Carlos está de viaje, ni más ni menos que en Indonesia.
“No pleocupalse” pienso, seguro que
en la “management office” tienen otra llave. Bajo y explico mi problema a una
china muy poco resuelta, que, cuando por fin me entiende, me dice que no tienen
ninguna llave y me da la tarjeta de un cerrajero. No me lo puedo creer. Le digo
que por favor llame ella ( no me veo con fuerzas de afrontar una conversación
en chino por teléfono con el cerrajero en cuestión). Tardará 20 minutos. Ok,
aquí le espero. Me reconocerá fácil, ja ja.
Después de casi una hora, aparece el
cerrajero, acompañado de la que tiene toda la pinta de ser su mujer. A todo
esto mis hijos, cargados con sus mochilas, hambrientos, cansados, esperando en
el descansillo.
Subimos a mi casa y “la cerrajera”
lo primero que hace es sacar una sillita de tijera para su querido marido, a la
vez que él se equipa con una linterna de cabeza tipo minero. Genial. El tipo tiene pinta de tener muy
malas pulgas por cierto… su mujer ni se atreve a abrir la boca.
El cerrajero comienza su trabajo. 20 minutos, nada. 45 minutos nada. Hora y cuarto,
nada. Tic, tac, tic, tac….
Yo cada vez estoy más atónita. En Madrid,
llega el cerrajero y te abre la puerta blindada en un plis plas. Empiezo hasta
a dudar si el señor en cuestión será cerrajero ( será dentista? Minero? Ginecólogo
quizá??!! Aghhhhhh!!!).
A todo esto los niños despanzurrados
en el suelo, uno haciendo deberes, otro casi durmiendo y Celia meditando… ja ja…
Yo al principio divertida con la situación,
poco a poco cada vez más nerviosa y después de casi dos horas… desquiciada.
El señor cerrajero no sólo no
consigue abrir la puerta sino que veo que se la va a cargar y nos va a tocar
pagarla. Así que decido llamar a Carlos, que listo como es él, localiza
al dueño, que queda en mandarnos una llave.
Ahora me toca explicarle al buen
señor que deje de intentarlo y que mejor se vaya a su casa. Normalmente me
apaño bastante bien con el traductor del móvil, pero, para colmo de males, me
he quedado sin batería…
Aquí es cuando entra en acción mi
querida vecina Mónica, que baja a socorrernos. Entre las dos intentamos
explicarle que no hace falta que siga porque se va a cargar la puerta. Pero el
señor lo que entiende es que queremos que se cargue la puerta y no da crédito,
ja, ja…
Al final, conseguimos entendernos a la
vez que aparece un propio con las llaves. Salvados!!!!!!!!!!!!! Apiadada de
nosotros, Mónica nos invita a cenar a su casa, donde su maravillosa madre
Salomé, que cocina de lujo, nos prepara una riquísima cena. Gracias vecinos!!
Muaccc.
Feliz semana!!
Feliz semana!!
jajajajajajjajajajajjajja!
ResponderEliminarEsta historia es muy tú! jajajajaja
Fue un momentazo!!!!!!!!!
EliminarMary esta fue muy buena ! Recuerdo que me acosté sin saber si te habían abierto la puerta jaja. Las fotos son geniales!
ResponderEliminarYo tengo un Cerrajero en Sevilla que abre puertas blindadas en dos segundos. La cerrajería es una profesión donde se nota mucha a aquel que tiene experiencia y sabe del tema. Seguramente, el cerrejero chino no tenía ni idea de cómo hacer el trabajo.
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