lunes, 31 de diciembre de 2018

Feliz 2019!!

Quiero despedir el año 2018 con un GRACIAS bien grande por todo lo que tengo.

Y tomando como referencia el alfabeto, ahí va un repaso rápido de algunos de los principales “bienes” que aprecio a mi alrededor y de los que estoy más agradecida.


A. Amor. Porque quiero y me quieren. Y eso es lo más grande.  Amistad.  Amigos a los que adoro. Alegría. Con la que intento disfrutar cada día. Admiración. La que siento por algunas personas, y sobre todo, por una.
B. Bondad.  Tengo la suerte de conocer a gente muy buena. Bondad verdadera y desinteresada, intrínseca.  Ejemplos de vida. Besos. Porque tengo la suerte de besar y de que me besen.
C. Curiosidad. Algo que nunca hay que perder.  Curiosidad por conocer nuevas cosas, nuevas personas, nuevos lugares. Corazón. Con latido constante.  Caballeros. Pocos hay ya, pero aún quedan. No se estila pero me encantan. Creatividad. Saber ver más allá.
D. Dones. Los que intento descubrir en mí y en los demás para potenciar y no desperdiciar.
E. Éxito. Los pequeños éxitos del día a día, el éxito cotidiano, las pequeñas batallas que todos libramos y que, con esfuerzo, a veces ganamos. Esperanza. Lo último que se pierde. La que siempre mantenemos y mantendremos.
F. Fe. Preciado tesoro. Familia. Sin duda, lo más valioso de mi vida. Siempre juntos. Felicidad. La que está en las pequeñas cosas.
G. Gracias. Las que doy cada día. Generosidad. Tanta gente que da sin recibir nada a cambio.
H. Hermanas.  Las mejores.  Con las que puedo reír y puedo llorar. Con las que ser “yo” en estado puro. Hombro, el que intento arrimar cuando puedo.
I. Ilusión. Por casi todo. Ojalá no la pierda nunca. Imaginación. Sin ella todo sería mucho más aburrido.
J. Jolgorios, juergas, jaleo. Disfrutando siempre.  No me pierdo una. Dándolo todo.
K. Los kilos de más que a veces se acumulan y que sinceramente, no me quitan el sueño.
L. Lucha. La que lucha esa misma persona a la que tanto admiro. Locura, por la que de vez en cuando está muy bien dejarse llevar.
M. Música. Porque los mejores momentos siempre tienen banda sonora. Momentos retina. Esos que recordaré siempre. Milagros. Que sin duda existen y he visto. Mar.  Para  dejarte invadir por su infinidad.
N. Noches. Muchas noches de cenas, risas, copas, buen rolllo….
O. Oportunidad. Que nunca debe desaprovecharse.
P. Paciencia. Que a veces se pierde, pero que siempre hace falta encontrar. Paz. la que quiero y deseo a mi alrededor. Paz de espíritu. Paz interior. Paz en el mundo. Padres. Los mejores. Sin ellos no sería lo que soy. Pereza. Que a veces quiere arrastrarme.
Q. Quietud. La que a veces necesito y que no siempre cultivo lo suficiente.
R. Rapidez.  Que con demasiada frecuencia me arrastra y que necesito frenar.  Recuerdos. Que guardo con llave para que nunca se escapen.
S. Sabiduría. La que me dan los años y la experiencia. Y toda la que aún me falta. Suerte. Que se tiene y se pierde.
  T. Tontería. Que uno a veces tiene sin darse cuenta. Tristeza. Que a veces siento, y muy grande.
U.  Las uvas que me tomaré esta noche.
V. De Viva España!. Valentía, la que hace falta para nadar contra corriente.
W. Paso palabra.
X. Las X que nos depara la vida. Las incógnitas del futuro. Lo que necesitamos despejar.
Y. Ya se me está acabando la imaginación…
Z. Zanganear. Algo que no acostumbro a hacer pero que seguro que no está mal de vez en cuando. Porque uno se cansa de ser siempre hormiga!

Y en 2109… todavía mucho más!!! FELIZ AÑO A TODOS!!!!!!


lunes, 24 de diciembre de 2018

Feliz Navidad!! ( y de paso, reflexión y cuento)

Este año la Navidad me ha pillado por sorpresa. Ha llegado sin avisar. Parece imposible, sobre todo teniendo en cuenta que los escaparates llevan vestido de luces desde hace más de un mes. Debe ser que andaba yo muy a lo mío.

Tanto ir, tanto venir, tanto stress, tanto grupo de whats app, tanto Instagram, tanta cena, tanta comida, tanta lista de cosas que hacer, tanta compra, tanto regalo pendiente…

Hasta un milagro ha tenido que ocurrir a mi lado para hacerme reflexionar sobre lo que de verdad importa en la vida y el poco  tiempo que, sin embargo, a menudo le dedicamos. Y es que uno se mete en la rueda y ya no sabe cómo salir, y gira y gira tontamente, medio mareado por la velocidad frenética y creciente que va tomando su vida.

Para esta Navidad solo deseo parar, bajarme de esa rueda y disfrutar con paz de la verdadera esencia de la Navidad. ¿Sabré hacerlo? Confío en que sí. Solo es intentarlo.


Quizá en enero me vuelva engullir la vorágine, quién sabe?. Pero espero al menos haber cargado, no ya mis pilas, sino mi espíritu, que es el que anda medio loco deseoso de un poco de reposo y sosiego.  Lo deseo para mí y para todos los de mí alrededor a los que quiero. Un parón navideño en medio de la locura vital en la que la mayoría vivimos, que nos recargue a todos de mucha paz.

Y para el que le apetezca… os dejo un cuento navideño, que podéis leer a vuestros hijos!

¡¡Feliz Navidad!!!


CUENTO. Una Navidad diferente.

Carlos lo tenía todo. Tenía 27 años, era guapo, deportista, brillante, una familia que le quería, un bonito apartamento en el centro de Madrid que era la envidia de sus amigos, un buen sueldo, un coche fantástico, vacaciones en los mejores hoteles… Él siempre había sido un “chico con suerte” eso le decía todo el mundo.

Sin embargo, Carlos siempre estaba protestando. Le agobiada su familia, porque siempre querían verle, su madre le parecía una pesada porque le llamaba todos los días para ver cómo estaba, su apartamento le parecía pequeño, los vecinos ruidosos, su jefe insoportable y muy exigente, los hoteles nunca eran suficientemente buenos para él, las vacaciones demasiado cortas, y el coche lo cambiaba cada año, porque enseguida se cansaba de él.

Llegó la Navidad y Carlos aún protestaba más. Le aburrían las cenas y las comidas, le aburría que la gente le felicitase, porque él no quería felicitar a nadie, tenía demasiado trabajo y poco tiempo para hacerlo, además, le parecía una pérdida de tiempo. No quería participar en ninguna campaña del kilo ni de recogida de juguetes porque todo le parecía una tontería, él no tenía tiempo para esas cosas, no le gustaba la decoración navideña, ni el turrón, ni los absurdos villancicos. Y de Jesús, ya ni se acordaba. Ya nunca rezaba. Otra pérdida de tiempo. 

Así que decidió que esa Navidad se iría de viaje al sitio más lejano que encontrase, donde nadie celebrase la Navidad. Y así lo hizo, se fue a una remota isla perdida en medio del océano Pacífico, rodeado de mar y de palmeras. Por supuesto, se alojó en el hotel más lujoso de la isla, a pesar de que todo lo demás, fuera del recinto del hotel, era pobreza.

Un día, Carlos estaba  en la playa, tomando el sol y bebiendo piña colada. No tenía ni móvil porque no quería que nadie le llamase para felicitarle la Navidad.

De repente, notó que la tierra empezaba a moverse, y el mar empezó a agitarse. Se asustó. Todo bajo sus pies empezó a temblar, el sonido era terrible. Era como si la tierra se estuviera abriendo. Carlos, descalzo, salió corriendo. No paró de correr. Era un terremoto. No sabía qué hacer.

Corrió y corrió hasta que llegó a una cabaña muy humilde. El terremoto había cesado pero todo a su alrededor estaba destrozado y Carlos estaba asustado y perdido. Entró en la cabaña y se encontró a una madre muy joven con su bebé en brazos. Ella le invitó a pasar y le ofreció agua y comida. Enseguida llegó su marido. Los dos  parecían ser muy pobres pero no paraban de sonreír. Le curaron alguna herida que se había hecho y le tranquilizaron.

Le explicaron que a ellos no les asustaban los terremotos porque ya estaban acostumbrados, pero sí tenían mucho miedo del gobernador de la isla porque quería matar a los niños que nacían. Decía que ya eran muchos y que no debía nacer nadie más. Ellos querían escapar pero no querían abandonar allí al resto de su familia, dejar su casa, que aunque era una triste cabaña, la habían construido ellos mismos con sus propias manos, dejar su isla, en la que siempre habían vivido.

Y de repente, Carlos se dio cuenta de todo lo que él tenía y lo poco que lo valoraba, y sin embargo, aquella familia que nada tenía, qué orgullosos estaban y cuánto lo amaban. Y entonces se dio de lo egoísta que era y que había sido siempre. Solo se había preocupado de él mismo, nunca de los demás. Y miró a aquel bebé a los ojos y pensó en Jesús recién nacido al que él había ignorado desde hacía años. La mirada de aquel niño cambió la vida de Carlos en un segundo.

Carlos volvió a España ese mismo día, celebró la Navidad con su familia, cantó villancicos, fue a la Misa del Gallo, comió turrón, y repartió su sueldo con los que sabía que lo necesitaban. 

Pero no solo fue eso, sino que después de Navidad, dejó su trabajo y se fue a vivir a aquella isla. Montó un negocio con el que dio trabajo a mucha gente.  Hoy sigue allí viviendo y además, es el Gobernador. La gente sigue siendo feliz como era antes pero ahora hay colegios, universidades, hospitales y casas dignas. Y el mejor ayudante de Carlos es aquel niño que un día cambió su vida.

FELIZ NAVIDAD!!

sábado, 15 de diciembre de 2018

Viaje a Barcelona


El pasado puente de la Inmaculada estuvimos en Barcelona y volví emocionada con la ciudad. Había estado varias veces antes, pero nunca la había recorrido como turista y realmente es una ciudad preciosa.


Es una pena que el contexto político actual haya quitado a mucha gente las ganas de visitar la cuidad. Es un gran patrimonio de España, a pesar de que muchos catalanes no quieren ser españoles. Pero otros muchos están muy orgullosos de serlo y defienden a capa y espada su país. A ellos dedico este post.


Barcelona es una ciudad con mar y montaña, cuna del modernismo, elegante, vanguardista, atrevida, llena de arte y de historia. Una ciudad donde conviven en sintonía barrios tan distintos  como el Paseo de Gracia,  el Born, el Barrio Gótico  o la Barceloneta.  Una ciudad con personalidad propia.



Aunque sólo estuvimos tres días,  gracias a las recomendaciones de amigas catalanas estupendas como Elsa o Alicia, y de madrileñas "afincadas" en Barcelona, como Cristina, vi casi todo lo mas importante y me atrevo a hacer un repaso rápido de lo que mas me ha gustado.

El Paseo de Gracia. Imponente. La esencia del modernismo. Pura exuberancia. Me encanta la famosa  "manzana de la discordia"  con edificios tan emblemáticos como la casa Batlló del gran Gaudí, la casa Lleó, de Domènech i Montaner, o la Casa Amatller, que te dejan literalmente boquiabierta.  Imponentes son también la Casa Milà o la casa Terradés. La verdad es que en el Paseo de Gracia no puedes dejar de hacer fotos a cada fachada por la que pasas!!!




La Rambla de Cataluña.  Un  bulevar lleno de encanto por el que pasear sin  cansarse, ir de compras o tomarse un aperitivo, un café o un gin tonic, dependiendo de la hora.


El Barrio gótico. Saliendo de  la Plaza de Cataluña, punto neurálgico de la ciudad,  y tomando Paseo del Ángel llegas a la grandiosa Catedral de Barcelona. Maravilla gótica.



Justo al lado y dada la época, habían montado un mercadillo navideño muy bonito donde compramos alguna figurita para nuestro Belén. Ya se sabe que en Cataluña, lo mas típico es el "caganer" que por cierto,  lo hacen con todo tipo de personajes!! Desde Macron o Trump hasta SpiderMan!



Me encanta el puente que une la Casa de los canónigos con el Palacio de la Generalitat por encima de la calle del Obispo, foto obligada de todo turista que se precie.
Muy cerca de la Catedral está La casa de
l' Ardiaca, construida en las murallas romanas y que hoy es el archivo histórico de Barcelona.




Pasear por el barrio gótico es como trasladarse a otra época. Callecitas, plazas e iglesias a cuál mas bonita. Me encantó la Iglesia de San justo i Pastor, la más antigua de Barcelona. Merece la pena subir los más de 150 escalones que llevan a su campanario para disfrutar de unas de las vistas más espectaculares de la ciudad.



Atravesando el Carrer del Obispo llegas directo a la  la plaza de Sant Jaume, con el Palau de la Generalitat y el Ayuntamiento.

Y desde allí directos al Born. Un barrio encantador, alternativo, con calles peatonales llenas de tiendecitas de diseñadores y de restaurantes.




En el Born está La Basílica de Santa María del Mar, de estilo gótico catalán, el Mercado del Born, en hierro y cristal, inspirado en Les Halles de París o el famoso Carrer Montcada con sus palacios medievales.
Y de repente, te encuentras sin esperarlo debajo del Palau de la Música Catalana. Su fachada es un puro derroche modernista de piedras y vidrieras, con la espectacular  escultura de San Jorge en una de sus esquinas.



Y por supuesto, uno no puede irse de Barcelona sin recorrer las famosas Ramblas, toda la avenida que va desde la Plaza de Cataluña hasta la Plaza de Colón . Las Ramblas es la avenida más popular de Barcelona, llena de kioscos, de puestos de flores, de estatuas vivientes,  músicos y de algún que otro carterista. En ellas se encuentran edificios famosos como el Gran Teatro del Liceo o el mercado de la Boquería, que por supuesto merece la pena conocer aunque sea muy turístico.



A la izquierda de las Ramblas, una de mis plazas favoritas, la Plaza Real, con sus esbeltas palmeras, que le dan un aire colonial.



Por las Ramblas llegas hasta la Plaza de Colón, al puerto y a la playa. Llegar a La Barceloneta es cargar las pilas.




Basta mirar al mar y respirar profundo.  En la playa comimos en un restaurante muy animado que se llama El Gallito y que está debajo del hotel W. Nos gustó mucho.

En otro punto de la ciudad, también nos encantó la famosa Sagrada Familia, probablemente, la iglesia menos convencional de Europa y la obra más importante de Gaudí, llena de simbolismo e inspirada en la naturaleza.


La fachada de la Natividad es verdaderamente espectacular con sus tres pórticos que representan la fe, la esperanza y la caridad y las escenas del nacimiento y la infancia de Jesús. La fachada de atrás me gusta menos pero también es muy impresionante y está dedicada a la muerte y resurrección de Cristo.


Y por último, las vistas desde Montjuic. Lugar perfecto para decir adiós o mejor hasta pronto a Barcelona!!!

Feliz semana!!

jueves, 6 de diciembre de 2018

Músculos y dones ocultos

Puede que los deportistas que lean este post se queden sorprendidos de mi ignorancia supina. Pero más sorprendida me quedé yo ayer al descubrir durante mi sesión de Pilates la cantidad de músculos desconocidos que forman mi cuerpo.

Dudo sinceramente que siempre hayan estado ahí porque nunca los habia percibido. También es cierto que de tan poco ejercerlos muchos están aletargados o incluso completamente atrofiados.


Me refiero a músculos como los isquiotibiales, o el psoas, que me suena como a marca de gel. Es sorprendente que desconociera su existencia cuando sin embargo,  parece que se trata de un músculo clave en nuestro cuerpo y hasta en nuestra vida.  De hecho los "yoguis" y demás expertos lo llaman el músculo del alma, porque su funcionamiento influye directamente en el estado de ánimo de las personas. A ver si ahora mis días de mal humor van a estar causados por mi psoas. Me he puesto a estirarlo como una loca, pero no quiero pasarme no vaya a ser que se me rompa y menudo drama.

Peor aún es la amnesia gluteal,que ocurre, como el propio nombre indica, cuando tus glúteos no se acuerdan de lo que tienen que hacer.  El "culo dormido" lo he tenido mas de una vez pero la amnesia gluteal me da pánico imaginármela.

Cuántas cosas hasta ahora desconocidas en mi propio cuerpo!!

 Reflexionando sobre ello he pensado en la cantidad de dones que cada uno de nosotros atesora y no aprovecha, no potencia. O en las capacidades valiosas de muchas personas que nos rodean y que desconocemos absolutamente porque no prestamos atención o no mostramos el más mínimo interés.

Esa persona aparentemente insípida que tienes al lado dándole a la tecla sin parar y con la que nunca te has parado a hablar porque crees que no te aporta nada. Hasta  que de repente descubres que es cantante de ópera o  una brillante actriz en sus ratos libres, o voluntaria en África en sus veranos. Y entonces la miras con otros ojos, aumenta tu interés en ella y  descubres a una nueva persona debajo de esa fachada que tú mismo le habías construido.

 Merece la pena ejercer nuestros músculos, sin duda, pero también sacar partido a lo que tenemos, aprovechar a tope nuestros dones, potenciarlos, compartirlos, e incluso intentar impulsar los que descubrimos en los demás.

La vida no va sólo de trabajar.  Debemos buscar la plenitud como personas, potenciar nuestras capacidades, porque si no, se atrofiaran como nuestros músculos. Y si la ammesia gluteal es grave, la amnesia vital es mucho peor!!

Feliz semana!