lunes, 29 de octubre de 2018

Curiosos personajes


Siempre me han hecho mucha gracia las expresiones acuñadas para describir  o etiquetar determinados comportamientos. Me refiero por ejemplo a expresiones como perrito faldero, o mosca cojonera ( no muy fina, lo sé, pero sí muy ilustrativa).  Bastan dos palabras para describir a la perfección un comportamiento.

Pues bien, últimamente, a mi alrededor se repiten algunas maneras de actuar por parte de diferentes personas, o más bien personajes, que me han llevado a establecer etiquetas propias que me resultan de lo más práctico. Y lo curioso es que cuando las uso la gente rápidamente identifica a lo que me refiero y la mayoría coinciden en el etiquetado.




Una de ellas es la de “monito zascandileante”, aplicable a  aquellas personas que siempre están enredando, que se meten en todo pero que no acaban nada, que todo lo enredan, que dicen para luego desdecirse, que hablan por hablar,  lo que se llama enredas profesionales.

Muy cerca de los monitos zascandileantes, están los “saltimbanquis” que son los que solo figuran, los que aparentan pero no aportan , los que están en todos lados, aparecen en todas las fotos, revolotean tanto que hasta uno hasta llega a pensar que son gente muy importante, cuando lo único que hacen es “saltimbanquear”.


Otra etiqueta bastante útil es la de “espectador impávido”, esas personas que pasan por la vida como si no estuviesen, como si con ellas nunca fuese la cosa, que no aportan nada, que nunca tienen nada que decir, que parece que nada les afecta, que no sienten ni frío ni calor, que pasan por la vida como meros espectadores. Me sorprenden tanto como me aburren.

Curiosa es también la categoría de "ocioso con cargo" que son esas personas con cargo importante en la tarjeta pero sin contenido ninguno en la práctica, que a lo único que se dedican es a criticar lo que hacen los demás, presuponiendo siempre que ellos lo harían mejor. Personas con tiempo de sobra, que opinan de todo sin saber de nada, a las que lo que más les gusta es mandar, parecer muy jefes. Sólo asi se sienten importantes. Me pregunto si a solas serán capaces de reconocerse a sí mismos su inutilidad.

Pero la etiqueta que más me gusta es la de “osado concursante” que son las personas que se lanzan a la piscina sin pensárselo dos veces, que a todo se atreven, que para todo se ofrecen sin el mínimo pudor requerido, que para todos se vean capaces aunque para la mayoría de cosas sean incapaces.  

No tenemos más que mirar el panorama político español.  Estamos rodeados de osados concursantes.  Alguien pregunta :¿Quién se apunta a ser presidente?" Y el osado concursante responde: Me lo pido!” y hala, presidente! Como si el tema no tuviese mayor trascendencia. Son muy peligrosos los osados concursantes, sobre todo a determinados niveles. Y lo peor es que abundan!!

En fin, que el mundo está lleno de curiosos personajes y el que no conozca a alguno que tire la primera piedra!!

Feliz semana

domingo, 21 de octubre de 2018

Escapada a Lisboa


La semana pasada, aprovechando el puente del Pilar, hicimos un escapada a Lisboa, ciudad maravillosa y llena de encanto.  Una ciudad de colores, carismática y  a la vez decadente, vibrante y a la vez nostálgica. Una ciudad para pasear y para dejarte llevar.

"Una ciudad de luz dorada que perdura sobre las colinas con un esplendor como de lluvia reciente" que escribía Muñoz Molina.




El centro de Lisboa está formado por 4 grandes barrios. La Baixa, Barrio alto, Chiado y Alfama. Los límites entre uno y otro están muy difuminados, pero es cierto que cada uno tiene sus propios rasgos que lo hacen especial y diferente al resto. Un poco mas alejado esta Belém que no hay que perderse.




A pesar de ser una ciudad fácil de recorrer, es difícil resumir todo lo que hay que visitar. En cualquier caso, ahí van mis "must":

Sus plazas. Lisboa es una ciudad llena de plazas encantadoras. La mas famosa es la Plaza do Comercio, con sus edificios pintados de amarillo brillante que la hacen inconfundible. En la Plaza do Comercio es donde la ciudad de abre al Tajo en todo su esplendor.  Lo mejor es llegar a la Plaza do Comercio desde la Rua Augusta, atravesando el arco magistral. Precioso!





Otra plaza nuy bonita es la de Restauradores, de la que sale la elegante e imponente Avenida de la Libertad, con sus tiendas de lujo y sus cafés acristalados y que desemboca en la Plaza del Marqués de Pombal. Preciosa es también la Plaza Pedro IV, mas conocida por el Rossio, llena de vida, y  típico lugar de encuentro.  O la Plaza de Figueira, con sus edificios verdes, y la de Luis de Camoes, rodeada de elegantes calles peatonales, como la rua Garret. En esta calle es donde está el célebre café A Brasileira y en su puerta, la estatua en bronce del famoso escritor lisboeta Fernando Pessoa.





Los miradores. Lisboa es una ciudad de colinas y de cuestas, una ciudad de sube y baja. Y cuando menos te lo esperas, te encuentras un mirador con vistas que te dejan boquiabierto.




 Me encantaron el mirador de San Pedro de Alcántara con unas vistas imponentes, y muchísimo ambiente, el de Santa Lucía, de aire romántico y  precioso no solo por sus vistas sino también por sus azulejos, y el de Porta do Sol,un magnífico lugar para disfrutar de unas bonitas vistas del barrio de Alfama.


Alfama. Es el barrio mas antiguo de Lisboa,  el antiguo barrio de pescadores. Lleno de sabor.  Un barrio para deambular sin rumbo fijo, con calles empedradas y cuestas pronunciadas. Alfama es la cuna del Fado,un barrio bohemio y popular que albega entre otras cosas la Catedral de Lisboa, de estilo románico, el Castillo de San Jorge o la Iglesia de San Antonio, patrón de la ciudad. Si no te apetece subir cuestas siempre puedes recurrir al tranvia 28, el mas famoso de la ciudad.




Belém. Es un barrio algo mas alejado del centro pero al que llegas en el tranvía 15 en apenas 20 minutos. En Belém está el impactante y llamativo Monasterio de los Jerónimos, declarado Patrimonio de la Humanidad y donde está la tumba de Vasco de Gama.  En este barrio se encuentra también la Torre de Belém, uno de los grandes iconos de Lisboa. Y de Belém proceden  los famosísimos pastelillos del mismo  nombre, que aunque puedes encontrar por toda la ciudad, son originarios de una fábrica de esta zona.



El Tajo.  Otra de la cosas que hace de Lisboa una ciudad especial es que está situada a orillas del Tajo, que es en la capital lisboeta donde  desemboca y donde adquiere sus máximas dimensiones. Por eso  cuando te asomas al Tajo desde la Plaza do Comercio te da la impresión de estar mirando al mar.


El puente  más famoso sobre el Tajo es el puente del 25 de abril que es además el puente colgante mas largo de Europa, con mas de 2 km y que  recuerda mucho al Golden Gate de San Francisco. Sin duda merece la pena dar un paseo por la orilla del Tajo y aspirar su olor.  Seguramente sea bonito también, aunque nosotros no lo hicimos, dar un paseo en barco o contemplar Lisboa desde la otra orilla. Habrá que volver!


Y por último, me ha gustado mucho el Barrio de Príncipe Real, en el que estaba la casa en la que nos alojamos. Al lado del Barrio Alto, es una de las zonas mas cool de la ciudad con su  precioso parque, sus kioskos, sus palacios rehabilitados, como la Embaxaida, un suntuoso palacio árabe reconvertido en galería comercial,  y sus restaurantes animadisimos, como la Cevicheria, con un pulpo colgado del techo. Merece la pena darse un paseo por la zona...



En definitiva, que me ha encantado la ciudad y si París bien vale una misa, Lisboa bien vale una escapada!  Ya estoy deseando escaparme de nuevo!!!

Feliz semana!!




lunes, 15 de octubre de 2018

El mundo tupper

No hay cosa que más nerviosa me ponga que buscar la tapa de un tupper y nunca encontrar la que le corresponde. El armario de los tuppers es un horror.  Nunca hay forma de tenerlo ordenado. Hay quien guarda los tuppers uno dentro de otro. Apilados. Ahorras espacio pero pierdes los nervios cada vez que buscas una puñetera tapa. Decides entonces colocar cada tupper con su tapa y entonces no te caben todos los tuppers y te vuelves a desesperar. Decides tirar algunos, los mas viejos, que son siempre los que mas usabas y son luego los que mas echas de menos. Y te vuelves a desesperar. El mundo tupper y  la desesperación  están estrechamente vinculados.

Aparte está la calidad de los tuppers, temas tambien peliagudo. Hay quien los compra de los buenos, de la famosa marca tupperware. Quién no se acuerda de las famosa reuniones  de amas de casa que recibían la visita de una agente comercial Tupperware? Qué pena, me lo perdí!! Seguro que daban instrucciones sobre la mejor forma de almacenarlos.


Otras personas recurren directamente al chino ignorando las advertencias de los que dicen que los tuppers de los chinos desprenden sustancias nocivas que hasta cáncer producen. En medio están los de los tuppers de ikea, donde acabas comprando una familia de tuppers de todos los tamaños muchos de los cuales son imposibles de usar salvo que sea para una uva o para dos cacahuetes.

Y qué decir del momento en que vas a verter el gazpacho o la crema de calabaza en el tupper y te sobra la mitad. No puedo con ese momento. Soy capaz de tirar lo que me sobra por el fregadero con tal de no cambiar de tupper y tener que volver a buscar su tapa. Me niego. O lo contrario, cuando para meter dos croquetas tu marido ( el mío no porque es ingeniero) elige el tupper mas grande del armario y ocupa media nevera. Tampoco puedo soportarlo.

Dando vueltas al momento tupper ( así es mi cabeza, da vueltas a las cosas mas insospechadas) me he dado cuenta de que vivimos una sociedad "muy tupper". Me explico.

Hay quien va por la vida con la tapa puesta. Da igual lo que pase a su alrededor , ellos no se destapan.  Muy ordenados, impecables, muy lucidos, como de exhibición, pero herméticos.  Conservan muy bien lo suyo, ya sea frío o caliente, pero para ellos. No comparten. Y sólo se mezclan con los iguales. Son prejuiciosos. No se fían del que es diferente.

Hay sin embargo quien anda destapado por la  vida, abierto, dispuesto a acoger al que lo necesite.  Sin juzgar. Sin dejarse llevar por las apariencias. Dispuesto a apilarse cuando haga falta,  a amoldarse y acomodarse junto a quien toque, del color o de la forma que sean. Acostumbrados a compartir y hacer hueco. Su interior es grande, muy capaz aunque su apariencia estética no sea siempre la mejor, aunque hasta parezcan envejecidos de tanto uso, de tanta experiencia acumulada.

 Y en medio está el resto, los normalitos, los los que a veces salen buenos y a veces malos, los que presentan mil formas y tamaños, los variados, los que a veces relucen y a veces se hacen opacos. Los que el uso los va moldeando para bien o para mal. Los que que a veces te dan ganas de tirar pero no lo haces porque les tienes cariño. Los que a veces fallan pero otras te salvan de un imprevisto.

En fin, que menudo juego me han dado los tuppers!!! Y como diría aquel: dime qué tuppers usas y te diré quien eres!!!

Feliz semana!!