lunes, 31 de diciembre de 2018

Feliz 2019!!

Quiero despedir el año 2018 con un GRACIAS bien grande por todo lo que tengo.

Y tomando como referencia el alfabeto, ahí va un repaso rápido de algunos de los principales “bienes” que aprecio a mi alrededor y de los que estoy más agradecida.


A. Amor. Porque quiero y me quieren. Y eso es lo más grande.  Amistad.  Amigos a los que adoro. Alegría. Con la que intento disfrutar cada día. Admiración. La que siento por algunas personas, y sobre todo, por una.
B. Bondad.  Tengo la suerte de conocer a gente muy buena. Bondad verdadera y desinteresada, intrínseca.  Ejemplos de vida. Besos. Porque tengo la suerte de besar y de que me besen.
C. Curiosidad. Algo que nunca hay que perder.  Curiosidad por conocer nuevas cosas, nuevas personas, nuevos lugares. Corazón. Con latido constante.  Caballeros. Pocos hay ya, pero aún quedan. No se estila pero me encantan. Creatividad. Saber ver más allá.
D. Dones. Los que intento descubrir en mí y en los demás para potenciar y no desperdiciar.
E. Éxito. Los pequeños éxitos del día a día, el éxito cotidiano, las pequeñas batallas que todos libramos y que, con esfuerzo, a veces ganamos. Esperanza. Lo último que se pierde. La que siempre mantenemos y mantendremos.
F. Fe. Preciado tesoro. Familia. Sin duda, lo más valioso de mi vida. Siempre juntos. Felicidad. La que está en las pequeñas cosas.
G. Gracias. Las que doy cada día. Generosidad. Tanta gente que da sin recibir nada a cambio.
H. Hermanas.  Las mejores.  Con las que puedo reír y puedo llorar. Con las que ser “yo” en estado puro. Hombro, el que intento arrimar cuando puedo.
I. Ilusión. Por casi todo. Ojalá no la pierda nunca. Imaginación. Sin ella todo sería mucho más aburrido.
J. Jolgorios, juergas, jaleo. Disfrutando siempre.  No me pierdo una. Dándolo todo.
K. Los kilos de más que a veces se acumulan y que sinceramente, no me quitan el sueño.
L. Lucha. La que lucha esa misma persona a la que tanto admiro. Locura, por la que de vez en cuando está muy bien dejarse llevar.
M. Música. Porque los mejores momentos siempre tienen banda sonora. Momentos retina. Esos que recordaré siempre. Milagros. Que sin duda existen y he visto. Mar.  Para  dejarte invadir por su infinidad.
N. Noches. Muchas noches de cenas, risas, copas, buen rolllo….
O. Oportunidad. Que nunca debe desaprovecharse.
P. Paciencia. Que a veces se pierde, pero que siempre hace falta encontrar. Paz. la que quiero y deseo a mi alrededor. Paz de espíritu. Paz interior. Paz en el mundo. Padres. Los mejores. Sin ellos no sería lo que soy. Pereza. Que a veces quiere arrastrarme.
Q. Quietud. La que a veces necesito y que no siempre cultivo lo suficiente.
R. Rapidez.  Que con demasiada frecuencia me arrastra y que necesito frenar.  Recuerdos. Que guardo con llave para que nunca se escapen.
S. Sabiduría. La que me dan los años y la experiencia. Y toda la que aún me falta. Suerte. Que se tiene y se pierde.
  T. Tontería. Que uno a veces tiene sin darse cuenta. Tristeza. Que a veces siento, y muy grande.
U.  Las uvas que me tomaré esta noche.
V. De Viva España!. Valentía, la que hace falta para nadar contra corriente.
W. Paso palabra.
X. Las X que nos depara la vida. Las incógnitas del futuro. Lo que necesitamos despejar.
Y. Ya se me está acabando la imaginación…
Z. Zanganear. Algo que no acostumbro a hacer pero que seguro que no está mal de vez en cuando. Porque uno se cansa de ser siempre hormiga!

Y en 2109… todavía mucho más!!! FELIZ AÑO A TODOS!!!!!!


lunes, 24 de diciembre de 2018

Feliz Navidad!! ( y de paso, reflexión y cuento)

Este año la Navidad me ha pillado por sorpresa. Ha llegado sin avisar. Parece imposible, sobre todo teniendo en cuenta que los escaparates llevan vestido de luces desde hace más de un mes. Debe ser que andaba yo muy a lo mío.

Tanto ir, tanto venir, tanto stress, tanto grupo de whats app, tanto Instagram, tanta cena, tanta comida, tanta lista de cosas que hacer, tanta compra, tanto regalo pendiente…

Hasta un milagro ha tenido que ocurrir a mi lado para hacerme reflexionar sobre lo que de verdad importa en la vida y el poco  tiempo que, sin embargo, a menudo le dedicamos. Y es que uno se mete en la rueda y ya no sabe cómo salir, y gira y gira tontamente, medio mareado por la velocidad frenética y creciente que va tomando su vida.

Para esta Navidad solo deseo parar, bajarme de esa rueda y disfrutar con paz de la verdadera esencia de la Navidad. ¿Sabré hacerlo? Confío en que sí. Solo es intentarlo.


Quizá en enero me vuelva engullir la vorágine, quién sabe?. Pero espero al menos haber cargado, no ya mis pilas, sino mi espíritu, que es el que anda medio loco deseoso de un poco de reposo y sosiego.  Lo deseo para mí y para todos los de mí alrededor a los que quiero. Un parón navideño en medio de la locura vital en la que la mayoría vivimos, que nos recargue a todos de mucha paz.

Y para el que le apetezca… os dejo un cuento navideño, que podéis leer a vuestros hijos!

¡¡Feliz Navidad!!!


CUENTO. Una Navidad diferente.

Carlos lo tenía todo. Tenía 27 años, era guapo, deportista, brillante, una familia que le quería, un bonito apartamento en el centro de Madrid que era la envidia de sus amigos, un buen sueldo, un coche fantástico, vacaciones en los mejores hoteles… Él siempre había sido un “chico con suerte” eso le decía todo el mundo.

Sin embargo, Carlos siempre estaba protestando. Le agobiada su familia, porque siempre querían verle, su madre le parecía una pesada porque le llamaba todos los días para ver cómo estaba, su apartamento le parecía pequeño, los vecinos ruidosos, su jefe insoportable y muy exigente, los hoteles nunca eran suficientemente buenos para él, las vacaciones demasiado cortas, y el coche lo cambiaba cada año, porque enseguida se cansaba de él.

Llegó la Navidad y Carlos aún protestaba más. Le aburrían las cenas y las comidas, le aburría que la gente le felicitase, porque él no quería felicitar a nadie, tenía demasiado trabajo y poco tiempo para hacerlo, además, le parecía una pérdida de tiempo. No quería participar en ninguna campaña del kilo ni de recogida de juguetes porque todo le parecía una tontería, él no tenía tiempo para esas cosas, no le gustaba la decoración navideña, ni el turrón, ni los absurdos villancicos. Y de Jesús, ya ni se acordaba. Ya nunca rezaba. Otra pérdida de tiempo. 

Así que decidió que esa Navidad se iría de viaje al sitio más lejano que encontrase, donde nadie celebrase la Navidad. Y así lo hizo, se fue a una remota isla perdida en medio del océano Pacífico, rodeado de mar y de palmeras. Por supuesto, se alojó en el hotel más lujoso de la isla, a pesar de que todo lo demás, fuera del recinto del hotel, era pobreza.

Un día, Carlos estaba  en la playa, tomando el sol y bebiendo piña colada. No tenía ni móvil porque no quería que nadie le llamase para felicitarle la Navidad.

De repente, notó que la tierra empezaba a moverse, y el mar empezó a agitarse. Se asustó. Todo bajo sus pies empezó a temblar, el sonido era terrible. Era como si la tierra se estuviera abriendo. Carlos, descalzo, salió corriendo. No paró de correr. Era un terremoto. No sabía qué hacer.

Corrió y corrió hasta que llegó a una cabaña muy humilde. El terremoto había cesado pero todo a su alrededor estaba destrozado y Carlos estaba asustado y perdido. Entró en la cabaña y se encontró a una madre muy joven con su bebé en brazos. Ella le invitó a pasar y le ofreció agua y comida. Enseguida llegó su marido. Los dos  parecían ser muy pobres pero no paraban de sonreír. Le curaron alguna herida que se había hecho y le tranquilizaron.

Le explicaron que a ellos no les asustaban los terremotos porque ya estaban acostumbrados, pero sí tenían mucho miedo del gobernador de la isla porque quería matar a los niños que nacían. Decía que ya eran muchos y que no debía nacer nadie más. Ellos querían escapar pero no querían abandonar allí al resto de su familia, dejar su casa, que aunque era una triste cabaña, la habían construido ellos mismos con sus propias manos, dejar su isla, en la que siempre habían vivido.

Y de repente, Carlos se dio cuenta de todo lo que él tenía y lo poco que lo valoraba, y sin embargo, aquella familia que nada tenía, qué orgullosos estaban y cuánto lo amaban. Y entonces se dio de lo egoísta que era y que había sido siempre. Solo se había preocupado de él mismo, nunca de los demás. Y miró a aquel bebé a los ojos y pensó en Jesús recién nacido al que él había ignorado desde hacía años. La mirada de aquel niño cambió la vida de Carlos en un segundo.

Carlos volvió a España ese mismo día, celebró la Navidad con su familia, cantó villancicos, fue a la Misa del Gallo, comió turrón, y repartió su sueldo con los que sabía que lo necesitaban. 

Pero no solo fue eso, sino que después de Navidad, dejó su trabajo y se fue a vivir a aquella isla. Montó un negocio con el que dio trabajo a mucha gente.  Hoy sigue allí viviendo y además, es el Gobernador. La gente sigue siendo feliz como era antes pero ahora hay colegios, universidades, hospitales y casas dignas. Y el mejor ayudante de Carlos es aquel niño que un día cambió su vida.

FELIZ NAVIDAD!!

sábado, 15 de diciembre de 2018

Viaje a Barcelona


El pasado puente de la Inmaculada estuvimos en Barcelona y volví emocionada con la ciudad. Había estado varias veces antes, pero nunca la había recorrido como turista y realmente es una ciudad preciosa.


Es una pena que el contexto político actual haya quitado a mucha gente las ganas de visitar la cuidad. Es un gran patrimonio de España, a pesar de que muchos catalanes no quieren ser españoles. Pero otros muchos están muy orgullosos de serlo y defienden a capa y espada su país. A ellos dedico este post.


Barcelona es una ciudad con mar y montaña, cuna del modernismo, elegante, vanguardista, atrevida, llena de arte y de historia. Una ciudad donde conviven en sintonía barrios tan distintos  como el Paseo de Gracia,  el Born, el Barrio Gótico  o la Barceloneta.  Una ciudad con personalidad propia.



Aunque sólo estuvimos tres días,  gracias a las recomendaciones de amigas catalanas estupendas como Elsa o Alicia, y de madrileñas "afincadas" en Barcelona, como Cristina, vi casi todo lo mas importante y me atrevo a hacer un repaso rápido de lo que mas me ha gustado.

El Paseo de Gracia. Imponente. La esencia del modernismo. Pura exuberancia. Me encanta la famosa  "manzana de la discordia"  con edificios tan emblemáticos como la casa Batlló del gran Gaudí, la casa Lleó, de Domènech i Montaner, o la Casa Amatller, que te dejan literalmente boquiabierta.  Imponentes son también la Casa Milà o la casa Terradés. La verdad es que en el Paseo de Gracia no puedes dejar de hacer fotos a cada fachada por la que pasas!!!




La Rambla de Cataluña.  Un  bulevar lleno de encanto por el que pasear sin  cansarse, ir de compras o tomarse un aperitivo, un café o un gin tonic, dependiendo de la hora.


El Barrio gótico. Saliendo de  la Plaza de Cataluña, punto neurálgico de la ciudad,  y tomando Paseo del Ángel llegas a la grandiosa Catedral de Barcelona. Maravilla gótica.



Justo al lado y dada la época, habían montado un mercadillo navideño muy bonito donde compramos alguna figurita para nuestro Belén. Ya se sabe que en Cataluña, lo mas típico es el "caganer" que por cierto,  lo hacen con todo tipo de personajes!! Desde Macron o Trump hasta SpiderMan!



Me encanta el puente que une la Casa de los canónigos con el Palacio de la Generalitat por encima de la calle del Obispo, foto obligada de todo turista que se precie.
Muy cerca de la Catedral está La casa de
l' Ardiaca, construida en las murallas romanas y que hoy es el archivo histórico de Barcelona.




Pasear por el barrio gótico es como trasladarse a otra época. Callecitas, plazas e iglesias a cuál mas bonita. Me encantó la Iglesia de San justo i Pastor, la más antigua de Barcelona. Merece la pena subir los más de 150 escalones que llevan a su campanario para disfrutar de unas de las vistas más espectaculares de la ciudad.



Atravesando el Carrer del Obispo llegas directo a la  la plaza de Sant Jaume, con el Palau de la Generalitat y el Ayuntamiento.

Y desde allí directos al Born. Un barrio encantador, alternativo, con calles peatonales llenas de tiendecitas de diseñadores y de restaurantes.




En el Born está La Basílica de Santa María del Mar, de estilo gótico catalán, el Mercado del Born, en hierro y cristal, inspirado en Les Halles de París o el famoso Carrer Montcada con sus palacios medievales.
Y de repente, te encuentras sin esperarlo debajo del Palau de la Música Catalana. Su fachada es un puro derroche modernista de piedras y vidrieras, con la espectacular  escultura de San Jorge en una de sus esquinas.



Y por supuesto, uno no puede irse de Barcelona sin recorrer las famosas Ramblas, toda la avenida que va desde la Plaza de Cataluña hasta la Plaza de Colón . Las Ramblas es la avenida más popular de Barcelona, llena de kioscos, de puestos de flores, de estatuas vivientes,  músicos y de algún que otro carterista. En ellas se encuentran edificios famosos como el Gran Teatro del Liceo o el mercado de la Boquería, que por supuesto merece la pena conocer aunque sea muy turístico.



A la izquierda de las Ramblas, una de mis plazas favoritas, la Plaza Real, con sus esbeltas palmeras, que le dan un aire colonial.



Por las Ramblas llegas hasta la Plaza de Colón, al puerto y a la playa. Llegar a La Barceloneta es cargar las pilas.




Basta mirar al mar y respirar profundo.  En la playa comimos en un restaurante muy animado que se llama El Gallito y que está debajo del hotel W. Nos gustó mucho.

En otro punto de la ciudad, también nos encantó la famosa Sagrada Familia, probablemente, la iglesia menos convencional de Europa y la obra más importante de Gaudí, llena de simbolismo e inspirada en la naturaleza.


La fachada de la Natividad es verdaderamente espectacular con sus tres pórticos que representan la fe, la esperanza y la caridad y las escenas del nacimiento y la infancia de Jesús. La fachada de atrás me gusta menos pero también es muy impresionante y está dedicada a la muerte y resurrección de Cristo.


Y por último, las vistas desde Montjuic. Lugar perfecto para decir adiós o mejor hasta pronto a Barcelona!!!

Feliz semana!!

jueves, 6 de diciembre de 2018

Músculos y dones ocultos

Puede que los deportistas que lean este post se queden sorprendidos de mi ignorancia supina. Pero más sorprendida me quedé yo ayer al descubrir durante mi sesión de Pilates la cantidad de músculos desconocidos que forman mi cuerpo.

Dudo sinceramente que siempre hayan estado ahí porque nunca los habia percibido. También es cierto que de tan poco ejercerlos muchos están aletargados o incluso completamente atrofiados.


Me refiero a músculos como los isquiotibiales, o el psoas, que me suena como a marca de gel. Es sorprendente que desconociera su existencia cuando sin embargo,  parece que se trata de un músculo clave en nuestro cuerpo y hasta en nuestra vida.  De hecho los "yoguis" y demás expertos lo llaman el músculo del alma, porque su funcionamiento influye directamente en el estado de ánimo de las personas. A ver si ahora mis días de mal humor van a estar causados por mi psoas. Me he puesto a estirarlo como una loca, pero no quiero pasarme no vaya a ser que se me rompa y menudo drama.

Peor aún es la amnesia gluteal,que ocurre, como el propio nombre indica, cuando tus glúteos no se acuerdan de lo que tienen que hacer.  El "culo dormido" lo he tenido mas de una vez pero la amnesia gluteal me da pánico imaginármela.

Cuántas cosas hasta ahora desconocidas en mi propio cuerpo!!

 Reflexionando sobre ello he pensado en la cantidad de dones que cada uno de nosotros atesora y no aprovecha, no potencia. O en las capacidades valiosas de muchas personas que nos rodean y que desconocemos absolutamente porque no prestamos atención o no mostramos el más mínimo interés.

Esa persona aparentemente insípida que tienes al lado dándole a la tecla sin parar y con la que nunca te has parado a hablar porque crees que no te aporta nada. Hasta  que de repente descubres que es cantante de ópera o  una brillante actriz en sus ratos libres, o voluntaria en África en sus veranos. Y entonces la miras con otros ojos, aumenta tu interés en ella y  descubres a una nueva persona debajo de esa fachada que tú mismo le habías construido.

 Merece la pena ejercer nuestros músculos, sin duda, pero también sacar partido a lo que tenemos, aprovechar a tope nuestros dones, potenciarlos, compartirlos, e incluso intentar impulsar los que descubrimos en los demás.

La vida no va sólo de trabajar.  Debemos buscar la plenitud como personas, potenciar nuestras capacidades, porque si no, se atrofiaran como nuestros músculos. Y si la ammesia gluteal es grave, la amnesia vital es mucho peor!!

Feliz semana!

domingo, 18 de noviembre de 2018

Vidas "corre corre"


El otro día alguien me dijo: “mi vida es un corre corre” y de repente, me sentí plenamente identificada.

Nos pasamos la vida corriendo de aquí para allá. Seguramente no le pasa a todo el mundo, pero me da la sensación de que sí lo entenderán bien los de “mi perfil”. Y mi perfil, así en genérico, lo componen una serie de ingredientes básicos: vivo en Madrid, soy madre de familia numerosa, trabajo full time y me desplazo en coche a diario. Aunque los de “mi perfil” no tienen necesariamente que reunir estos mismos ingredientes básicos. Las combinaciones puedes ser múltiples. Puedes ser soltera sin hijos y moverte en metro y estar igualmente inmersa en un absoluto"corre corre". 

A los ingredientes básicos hay que añadir otra serie de serie de ingredientes adicionales, no necesarios pero sí muy frecuentes como el ocio, la vida social o el deporte. Sin olvidar por supuesto los “toppings”, es decir los elementos puramente decorativos, aparentemente superfluos, la guinda de pastel, pero que son los que dan colorido. En el caso de las chicas, los toppings serían por ejemplo, ir de compras, ir a la peluquería, teñirte las canas, hacerte la manicura, depilarte las cejas o lo que cada una necesite y otro tipo de repasitos que dependen ya mucho de cada cual  (prefiero no poner la lista, porque a medida que avanza la edad este tipo de “toppings” empiezan a ser interminables y llegan a ascender a la categoría de imprenscindibles).

Pues bien, encontrar el tiempo para llegar a todo sin renunciar a nada exige  una velocidad de crucero considerable. Todo hay que hacerlo corriendo. Desde que te levantas hasta que te acuestas corres.

 A veces te estresas, te agobias, te aceleras, pero la mayoría de las veces te acostumbras y normalizas ese ritmo frenético.  Cuando eso ocurre sueles ver muy lentos a los que no son como tú y te suelen ennervar porque  pretendes que todo el mundo vaya a la velocidad que tú has impuesto en tu vida, sin darte cuenta de que no es la velocidad que ellos ha elegido para la suya.



El "corre corre" a veces hasta resulta divertido, es como un chute continuo de adrenalina. Te provoca satisfacción ver la cantidad de cosas que eres capaz de hacer en un día y hasta te crees capaz de llegar a más. Y añades más toppings: dar clases de pintura, hacer yoga bajo el agua, o tirarte en paracaídas los domingos.  Hay incluso quien se atreve a añadir ingredientes básicos realmente complicados, como la madre de 5 hijos que de repente se “echa” un amante. Consideraciones morales aparte,  me pregunto cómo es posible con 5 hijos y un trabajo, tener  tiempo para  amantes pero el caso se da, me consta. Menudo lío!

Hay combinaciones de ingredientes realmente complicadas. Algunas te llegan solas, y tienes que lidiarlas de la mejor manera posible, como una enfermedad, que de repente complica a aún más tu vida y acelera hasta el máximo tu ritmo, pero otras, nos las buscamos solitos.  Así somos.

Para más inri, las famosas redes sociales han aumentado el "corre corre". Ahora en dos minutos pretendes ponerte en contacto con 50 grupos de amigos, conocer la vida de 2000 desconocidos, leer 100 chistes, y dar continuación a 20 absurdas cadenas. 

Pero vivir una vida “corre corre” tiene muchos peligros inherentes de los que a veces no somos conscientes. Vivir una vida "corre corre" es vivir una vida de titulares. A menudo te quedas con lo que más destaca, pero no profundizas. Pasas por todo de puntillas y no te das cuenta de los detalles. Te pasan desapercibidas las cosas más importantes. Las cosas que requieren tiempo, dedicación, meditación, reflexión, mimo y esmero. Las cosas que no se pueden hacer corriendo, sino al revés, muy despacio. 

Me pregunto si realmente merece la pena correr tanto. Quizá hay que pararse a pensar cuál es la meta porque a lo mejor más de uno está corriendo en la dirección opuesta. Y sería una pena darse cuenta cuando ya es tarde, cuando ya sí que no queda tiempo. A lo mejor la solución es más simple de lo que pensamos. Quizá haya que empezar por quitarse las zapatillas de correr y calzarse unos zuecos.  ¿Probamos?

Feliz semana!

lunes, 29 de octubre de 2018

Curiosos personajes


Siempre me han hecho mucha gracia las expresiones acuñadas para describir  o etiquetar determinados comportamientos. Me refiero por ejemplo a expresiones como perrito faldero, o mosca cojonera ( no muy fina, lo sé, pero sí muy ilustrativa).  Bastan dos palabras para describir a la perfección un comportamiento.

Pues bien, últimamente, a mi alrededor se repiten algunas maneras de actuar por parte de diferentes personas, o más bien personajes, que me han llevado a establecer etiquetas propias que me resultan de lo más práctico. Y lo curioso es que cuando las uso la gente rápidamente identifica a lo que me refiero y la mayoría coinciden en el etiquetado.




Una de ellas es la de “monito zascandileante”, aplicable a  aquellas personas que siempre están enredando, que se meten en todo pero que no acaban nada, que todo lo enredan, que dicen para luego desdecirse, que hablan por hablar,  lo que se llama enredas profesionales.

Muy cerca de los monitos zascandileantes, están los “saltimbanquis” que son los que solo figuran, los que aparentan pero no aportan , los que están en todos lados, aparecen en todas las fotos, revolotean tanto que hasta uno hasta llega a pensar que son gente muy importante, cuando lo único que hacen es “saltimbanquear”.


Otra etiqueta bastante útil es la de “espectador impávido”, esas personas que pasan por la vida como si no estuviesen, como si con ellas nunca fuese la cosa, que no aportan nada, que nunca tienen nada que decir, que parece que nada les afecta, que no sienten ni frío ni calor, que pasan por la vida como meros espectadores. Me sorprenden tanto como me aburren.

Curiosa es también la categoría de "ocioso con cargo" que son esas personas con cargo importante en la tarjeta pero sin contenido ninguno en la práctica, que a lo único que se dedican es a criticar lo que hacen los demás, presuponiendo siempre que ellos lo harían mejor. Personas con tiempo de sobra, que opinan de todo sin saber de nada, a las que lo que más les gusta es mandar, parecer muy jefes. Sólo asi se sienten importantes. Me pregunto si a solas serán capaces de reconocerse a sí mismos su inutilidad.

Pero la etiqueta que más me gusta es la de “osado concursante” que son las personas que se lanzan a la piscina sin pensárselo dos veces, que a todo se atreven, que para todo se ofrecen sin el mínimo pudor requerido, que para todos se vean capaces aunque para la mayoría de cosas sean incapaces.  

No tenemos más que mirar el panorama político español.  Estamos rodeados de osados concursantes.  Alguien pregunta :¿Quién se apunta a ser presidente?" Y el osado concursante responde: Me lo pido!” y hala, presidente! Como si el tema no tuviese mayor trascendencia. Son muy peligrosos los osados concursantes, sobre todo a determinados niveles. Y lo peor es que abundan!!

En fin, que el mundo está lleno de curiosos personajes y el que no conozca a alguno que tire la primera piedra!!

Feliz semana

domingo, 21 de octubre de 2018

Escapada a Lisboa


La semana pasada, aprovechando el puente del Pilar, hicimos un escapada a Lisboa, ciudad maravillosa y llena de encanto.  Una ciudad de colores, carismática y  a la vez decadente, vibrante y a la vez nostálgica. Una ciudad para pasear y para dejarte llevar.

"Una ciudad de luz dorada que perdura sobre las colinas con un esplendor como de lluvia reciente" que escribía Muñoz Molina.




El centro de Lisboa está formado por 4 grandes barrios. La Baixa, Barrio alto, Chiado y Alfama. Los límites entre uno y otro están muy difuminados, pero es cierto que cada uno tiene sus propios rasgos que lo hacen especial y diferente al resto. Un poco mas alejado esta Belém que no hay que perderse.




A pesar de ser una ciudad fácil de recorrer, es difícil resumir todo lo que hay que visitar. En cualquier caso, ahí van mis "must":

Sus plazas. Lisboa es una ciudad llena de plazas encantadoras. La mas famosa es la Plaza do Comercio, con sus edificios pintados de amarillo brillante que la hacen inconfundible. En la Plaza do Comercio es donde la ciudad de abre al Tajo en todo su esplendor.  Lo mejor es llegar a la Plaza do Comercio desde la Rua Augusta, atravesando el arco magistral. Precioso!





Otra plaza nuy bonita es la de Restauradores, de la que sale la elegante e imponente Avenida de la Libertad, con sus tiendas de lujo y sus cafés acristalados y que desemboca en la Plaza del Marqués de Pombal. Preciosa es también la Plaza Pedro IV, mas conocida por el Rossio, llena de vida, y  típico lugar de encuentro.  O la Plaza de Figueira, con sus edificios verdes, y la de Luis de Camoes, rodeada de elegantes calles peatonales, como la rua Garret. En esta calle es donde está el célebre café A Brasileira y en su puerta, la estatua en bronce del famoso escritor lisboeta Fernando Pessoa.





Los miradores. Lisboa es una ciudad de colinas y de cuestas, una ciudad de sube y baja. Y cuando menos te lo esperas, te encuentras un mirador con vistas que te dejan boquiabierto.




 Me encantaron el mirador de San Pedro de Alcántara con unas vistas imponentes, y muchísimo ambiente, el de Santa Lucía, de aire romántico y  precioso no solo por sus vistas sino también por sus azulejos, y el de Porta do Sol,un magnífico lugar para disfrutar de unas bonitas vistas del barrio de Alfama.


Alfama. Es el barrio mas antiguo de Lisboa,  el antiguo barrio de pescadores. Lleno de sabor.  Un barrio para deambular sin rumbo fijo, con calles empedradas y cuestas pronunciadas. Alfama es la cuna del Fado,un barrio bohemio y popular que albega entre otras cosas la Catedral de Lisboa, de estilo románico, el Castillo de San Jorge o la Iglesia de San Antonio, patrón de la ciudad. Si no te apetece subir cuestas siempre puedes recurrir al tranvia 28, el mas famoso de la ciudad.




Belém. Es un barrio algo mas alejado del centro pero al que llegas en el tranvía 15 en apenas 20 minutos. En Belém está el impactante y llamativo Monasterio de los Jerónimos, declarado Patrimonio de la Humanidad y donde está la tumba de Vasco de Gama.  En este barrio se encuentra también la Torre de Belém, uno de los grandes iconos de Lisboa. Y de Belém proceden  los famosísimos pastelillos del mismo  nombre, que aunque puedes encontrar por toda la ciudad, son originarios de una fábrica de esta zona.



El Tajo.  Otra de la cosas que hace de Lisboa una ciudad especial es que está situada a orillas del Tajo, que es en la capital lisboeta donde  desemboca y donde adquiere sus máximas dimensiones. Por eso  cuando te asomas al Tajo desde la Plaza do Comercio te da la impresión de estar mirando al mar.


El puente  más famoso sobre el Tajo es el puente del 25 de abril que es además el puente colgante mas largo de Europa, con mas de 2 km y que  recuerda mucho al Golden Gate de San Francisco. Sin duda merece la pena dar un paseo por la orilla del Tajo y aspirar su olor.  Seguramente sea bonito también, aunque nosotros no lo hicimos, dar un paseo en barco o contemplar Lisboa desde la otra orilla. Habrá que volver!


Y por último, me ha gustado mucho el Barrio de Príncipe Real, en el que estaba la casa en la que nos alojamos. Al lado del Barrio Alto, es una de las zonas mas cool de la ciudad con su  precioso parque, sus kioskos, sus palacios rehabilitados, como la Embaxaida, un suntuoso palacio árabe reconvertido en galería comercial,  y sus restaurantes animadisimos, como la Cevicheria, con un pulpo colgado del techo. Merece la pena darse un paseo por la zona...



En definitiva, que me ha encantado la ciudad y si París bien vale una misa, Lisboa bien vale una escapada!  Ya estoy deseando escaparme de nuevo!!!

Feliz semana!!