martes, 22 de octubre de 2019

Indumentaria cotidiana

El otro día  me llegaba un chiste por whatspp que decía " Se informa a todo el personal que ya se puede cambiar la ropa de estar en casa de mendigo caribeño a esquimal vagabundo". Jaja. Me encantó.

Siempre me ha llamado mucho la atención la gente que se  disfraza  para estar en casa.  Hay todo tipo de combinaciones imposibles casi siempre en aras de una supuesta comodidad. Como si la comodidad casera fuera incompatible con un mínimo de buen gusto. En los tiempos que corren y visto como sale mucha gente a la calle, prefiero ni imaginar cómo estarán en su casa.


 Por no hablar del mundo zapatillas.  Dime qué zapatillas llevas en casa y te diré quién eres.  En zapatillas hay una variedad inagotable e inimaginable. Está la clásica zapatilla de abuelo, en cuero o en pana,  los mocasines forrados de borrego que te cuecen el pie en menos que canta un gallo, la zapatilla de pompón al mas puro estilo Hollywoodiense, la discreta bailarina, las zapatillas mangadas en el hotel, las inverosímiles cabezas de peluche convertidas en zapatilla, los calcetines- zapatilla (dos en uno) ... Y ni te cuento ya si las zapatillas son "temáticas": de Navidad, de Halloween, de Disney, de San Valentín, de los Simpons...

 Recuerdo un día que fui a cenar a casa de una amiga y nos recibió en zapatillas. Lo siento, pero uno no puede "recibir" a sus invitados en zapatillas. A menos que se trate de una fiesta del pijama o similar, en cuyo caso se disculpa.  Peores son aún los que pretenden que te quites los zapatos cuando entras en su casa. En China por ejemplo siempre es así. Hasta el fontanero cuando va a tu casa se descalza. Un horror.  A las chicas lo de quitarnos los zapatos puede arruinarnos el look y hasta hundirnos la noche. Y es que algunas cuando se bajan del tacón pierden hasta la autoestima.

Volviendo al tema de la "indumentaria doméstica y cotidiana", me viene a la cabeza cuando de pequeña íbamos a la casa que teníamos en el campo. Allí mi madre guardaba ropa que ya no usábamos y en cuanto llegábamos el viernes por la tarde nos hacía cambiarnos y "disfrazarnos".  Yo nunca lo entendí muy bien. Mi madre nos decía  que así evitabamos que nuestra ropa "de Madrid" volviese oliendo a chimenea. La cosa es que nos pasábamos el fin de semana con un look de lo más estrafalario.

Otra costumbre muy curiosa de mi madre era la de guardar un pijama "por si te operan" y encima siempre era el más bonito, pero no podíamos usarlo no fuera a ser que nos operasen y no tuviesemos pijama preparado. Para más inri, nunca me operaron!!

Por cierto, en algunas clínicas privadas empiezan ya a imponer la norma de no dejar salir al pasillo en pijama. Y no me extraña, dados los pijamas que en ocasiones luce la gente. Por cierto, quién no se acuerda de la genial escena de Jack Nickolson en la película " Cuando menos te lo esperas" enseñando el culo por la abertura de la bata?!!!

Algo parecido pasa  en los aviones, donde  últimamente parece que a muchos pasajeros les encanta ir en chándal. Que yo sepa, mucho deporte en el avión no se hace, mas allá de los clásicos estiramientos..  Así que no veo la necesidad de montar en el avión interpretado de corredor de maratón.

En fín, que en cualquier caso, y nos pongamos como nos pongamos, lo que es cierto es que " ande yo caliente ríase la gente" así que cada uno que haga lo que le plazca, porque, total, " aunque la mona se vista de seda mona se queda" y ya se sabe, "el hábito no hace al monje"!!
Asi que... ante todo,  a disfrutar!!

Feliz semana!!

miércoles, 16 de octubre de 2019

Post del "pis"


Advierto antes de empezar que este post puede herir la sensibilidad de algunas personas. Y lo digo porque puede dar un poco de asco. El que avisa no es traidor.

Hoy me ha pasado algo al más puro estilo Bridget Jones. Bochornoso. Iba yo tan contenta a hacerme unos análisis de sangre y de "orina"(la palabrita se las trae). La cosa es que nunca sé muy bien dónde llevar  el famoso frasquito ad hoc. Siempre lo suelo meter en una bolsa de plástico bien cerrada pero esta vez, con las prisas, lo he llevado de mala manera. Lo he colocado bien colocadito en el coche y al ir hacía el médico lo he metido muy ufana y confiada en el bolso. Y claro, que ha pasado? ha pasado lo que tenía que pasar. Que se me ha abierto el botecito y se ha vertido todo su interior en el mismisimo bolso. En otras palabras, que mi bolso se ha convertido de repente en una balsa de pis. 

Horror. Tal cual. Pis. Pis de adulto que nada tiene que ver con el pis de bebé que huele a toallitas perfumada. Ni pis de conejo que es un charquito insignificante. Pis en toda su dimensión y con todas sus características intrínsecas.

Y claro, mi bolso no estaba vacío sino lleno de cosas. La cartera, la bolsa de pinturas, los volantes del médico, mi agenda,  la multa sin pagar, la estampita de la Virgen, los chicles, el boli, la barra de labios..todo nadando. Casi me da un ataque. 


Me he dado cuenta cuando  he ido a sacar el bote para dárselo a la enfermera y al descubrir el panorama, me he puesto como loca a sacarlo todo del bolso, claro está. La enfermera no paraba de decirme que me sentara para pincharme. ¿cómo quiere  que me siente si mire usted cómo tengo el bolso"?!!!!! Y ella venga a insistir en que me sentara.  Por supuesto no le he hecho ni caso, he sacado todo, le he pedido papel y me he puesto a limpiarlo todo con un afán que ojalá me diera en otras cosas. 

Como dice mi sabia amiga Elena, en esos momentos te das cuenta de que cuando hay algo realmente importante lo demás pasa inmediatamente a segundo plano. Pues en ese momento para mi no había nada más importante que salvar mis enseres de semejante inundación.

Después de pincharme, lo ideal hubiera sido irme a mi casa y cambiar de bolso, pero dado que el laboratorio está en mi lugar de trabajo, he decidido quedarme,  así, con el bolso apestando.

Afortunadamente, anoche no cené espárragos porque si no el panorama hubiese sido desolador. Siempre hay que buscar el lado positivo de las cosas. Peor hubiera sido si el liquido hubiera sido ajeno, cosa que no suele darse porque nadie suele transportar la "orina" del prójimo. Y lo que sería mortal es si los analisis hubieran sido de "palabras mayores"en lugar de análisis de "orina:.  

En definitiva, que el que no se consuela es porque no quiere y que con humor , unas buenas risas  y mucha dignidad siempre es mas facil digerirlo todo.

Feliz semana!