jueves, 19 de noviembre de 2020

Vacunas prêt à porter

Estaba yo pensando que ahora que estos investigadores tan listos han descubierto ya la vacuna contra el covid y que estarán más libres ¿no podrían a lo mejor atender peticiones particulares? 

Seria una estupenda idea. Eso sí, para evitar una vorágine de peticiones, pueden exigir como requisito que la petición venga avalada por la firma de más de 500.000 ciudadanos, algo que está ahora muy de moda y que, dicho sea de paso, nos saca un poco de este letargo borreguil en el que últimamente vivimos.

A mí se me ocurren mil cosas para las que nos vendría muy bien una vacuna, un pequeño pinchacito y todo solucionado.

Ahi va mi TOP 5.

En el TOP 1, una vacuna que fortalezca y tonifique los músculos sin necesidad alguna de ejercitarlos, o lo que es lo mismo, sin necesidad de hacer deporte. Que alegría más grande. Eso sí, al que le encante hacer abdominales, correr, sufrir, sudar, no se la pone y punto.Tampoco hace falta meterla en el calendario de vacunaciones. Me conformo con que sea voluntaria.

En el TOP 2, la vacuna anticanas. Un pinchacito y adiós a las canas.  Tus raíces retoman su color de antaño. Adiós a la esclavitud del tinte y  al pelo frito. Y no debe ser tan difícil digo yo. Me cuesta creer que no se haya descubierto aún.

En el TOP 3, la vacuna antipelos. Un pinchacito y te dejan de crecer pelos en sitios indeseados. Quizá pueda ser, ya puestos a pedir, una vacuna revolving, o sea que va y que viene, no vaya a ser que luego cambien las modas, con esto de la igualdad de género y nos de a las mujeres por dejarnos crecer pelos en las piernas. Aunque, vista la evolución del macho ibérico, me temo que más bien será al contrario, ahora los hombres se depilan aún más que las mujeres. Mejor, más fácil será la recogida de firmas.

En el TOP 4, la vacuna estiramiento. Te la pones y tu piel recupera la tersura de tus años mozos. Habría gente irreconocible de pronto. En este caso, quizá deban poner un límite de edad para vacunarte porque si no puede ocurrir que abuelos vacunados parezcan más jóvenes que sus nietos. Uy que lío! Creo que la voy a quitar de mi whish list. Casi prefiero envejecer con dignidad.

Y en el TOP 5, una vacuna de paciencia.  Pensándolo bien no sé si esta vacuna deberia pasar al TOP 1 de lo necesaria que la veo. En este caso creo que deberían permitir dosis dobles y ser autoadministrables. Que las vendan por cajas, que las puedas tener muy a mano, que lleves una siempre en el bolso,  y sobre todo, que se la puedas pinchar a otros. Creo que esta vacuna va a estar muy demandada así que por favor que abaraten el coste.

 Yo ya he empezado a recoger firmas aunque me está costando aunar voluntades y definir prioridades. Las necesidades son ilimitadas y de lo más variopintas: vacuna antikilos, vacuna antipereza, vacunas de inteligencia (en este caso la gente pide vacunarse en  cabinas secretas), vacunas para aprender sin estudiar (muy demandadas por los más jóvenes), vacunas de crecimiento ( en general o por miembros)...

En definitiva... dime de qué te vacunas y te diré quién eres!  O lo que es lo mismo: cada loco, con su vacuna!

Feliz semana!!





martes, 10 de noviembre de 2020

¿Agarras o sueltas?

Supongo que es normal que en un momento de la vida tus hijos ya  no te den la mano cuando andas con ellos por la calle. Me da pena porque no hay cosa que más me guste que sentir la mano de mis hijos entre la mía. Pero hay que aceptarlo, se hacen mayores.

No he visto ningún "niño" de 20 años agarradito de la mano de su mamá. Si lo viera, pensaría que le falta un hervor. Quizá sea  normal y la rara sea yo. Quizá es que soy un tanto esquiva. Un día ví a un amigo, muy crecidito ya, sentado en el sofá dando la mano a su madre. Me chocó bastante. Al poco tiempo descubrí que era un enmadrado. 

Claro que pensándolo como madre, qué ilusión me hará si mis hijos con 40 años me cogen la mano. No sé qué les parecerá a sus mujeres.

En realidad yo no soy muy de dar la mano. Nunca voy de la mano con mi marido. Ni siquiera lo hacía cuando éramos novios que es todo tan romántico. 

En cambio, me encanta ver a esos matrimonios mayores que van a todos sitios de la mano. Me parece la cosa más tierna que hay. Recuerdo que una vez en la playa paré a una pareja de ancianos solo para decirles lo mucho que me había emocionado verles pasear agarrados de la mano.  Les encantó que se lo dijera y me contaron su vida y milagros. Llevaban 60 años casados y aún se miraban embelesados el uno al otro. Qué maravilla.

Creo que cuando eres mayor de alguna manera vuelves a sentirte como un niño y agradeces que alguien te agarre la mano.  Manos ajadas y a la vez sabias. Manos muchas veces olvidadas. A menudo un buen apretón de manos vale más que mil palabras. 

En Italia las mujeres van a menudo de la mano. Aquí no es algo habitual. Si ves a dos chicas de la mano enseguida piensas otra cosa.  Creo que si una de mis amigas me da la mano me sentiré incómoda y trataré de escabullirme rápido.

Supongo que para todo hay un  momento en el que toca agarrar, sujetar fuerte, hasta apretar si hace falta, y otro en el que toca soltar, dejar volar, confiar.

A veces es muy difícil saber cuándo soltar de tan agarrados que estamos a algo, incluso a algo que nos hace daño, hasta que nos esclaviza. Otras veces se aprieta con tanta fuerza que se consigue anular al otro. Otras en cambio uno suelta tanto que corre el riesgo de separarse para siempre.  Incluso hay veces que uno quiere agarrarse y no le dejan, como los que se agarran con ahínco a una barca que va llena y  los de dentro le pisan la mano para que se suelte. Triste.

Como siempre en la vida, en el punto medio está la virtud. No es fácil encontrarlo pero creo que merece la pena buscarlo. Entre tanto y por lo que pueda suceder, intentemos seguir agarrados a los que mas queremos y soltemos lastre de tantas cosas absurdas que nos paralizan.

Feliz semana!!

jueves, 5 de noviembre de 2020

Vidas peliculeras

Hoy he tenido una pesadilla que empieza a ser muy frecuente. Seguro que tiene algún significado, pero casi prefiero ni descifrarlo. He soñado que se me caían todos los dientes de golpe. Me he despertado sobresaltada, he encendido la luz y he descubierto que afortunadamente todos mis dientes seguían en su sitio. Qué felicidad tan grande. He sentido tal alivio que llevo todo el día pensando en la suerte que tengo de conservar mis dientes.

Es una suerte tremenda que te pase algo terrible y descubrir que es un sueño. A menudo pasa justo lo contrario, deseas con todas tus fuerzas que algo sea sólo un sueño, una pesadilla, pero desgraciadamente no lo es. Es real. Me acuerdo una vez, con 9 años, que mi madre me llevó a la peluquería para cortarme las puntas. El peluquero se animó y terminó dejándome la melena por la barbilla. Cuando me vi en el espejo casi me da un soponcio y recuerdo que pasé toda la tarde rezando para que fuera un sueño. Qué maravilla cuando un mal corte de pelo era la mayor de las desgracias que te ocurrían en la vida. A medida que vas creciendo, las pesadillas se van complicando. 

A veces me pongo en plan Segismundo y me da por pensar que la vida es un sueño o mejor aún, que la vida es una película, como en el El show de Truman. Una película en la que cada uno de nosotros representa un papel. Una especie de reality. Entonces me pregunto: ¿Quién estará viendo mi película? ¿Habrá acaso otra realidad? ¿quién es el guionista? ¿los demás son extras o protagonizan sus propias películas? Me siento como una hormiga observada por seres superiores. Mi mundo es diminuto y alguien me observa constantemente.



El que vea mi película quizá se aburre a ratos. Claro, que si ve la película de alguno que yo me sé puede que le de un ataque de nervios. Puestos a elegir, por cierto, elijo protagonizar una peli francesa, de esas en las que todo es chic y elegante. Lo malo es que no sé bien cómo se eligen las películas. Más bien me inclino a pensar que no hay mucha capacidad de elección, que la peli te la dan casi hecha, aunque cada uno tengamos una cierta capacidad para variar el argumento. Si se pudiera elegir, hay pelis que nadie querría protagonizar, está claro y otras en cambio que todos nos pediríamos. Sería estupendo poder decir de vez en cuando COOORTEEEEN! Algunos seguro que abusarían. Otros en cambio, sufridores, cargarían estoicos con el papel asignado.

En fin, cada loco con su tema, y cada protagonista en su película, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.

Feliz semana!