jueves, 9 de marzo de 2023

Mi madre es feminista

No sé si mi madre es feminista. La verdad es que nunca se lo he oído decir. Mi madre de pequeña fue hormiga y presume mucho de ello. Tuvo la suerte de que nunca la pisaron y luego debió reencarnarse en niña hasta crecer y convertirse en mi madre. A veces me da por poner en duda esta historia que la verdad es que siempre me ha planteado muchas incógnitas. 

De lo que sin embargo nunca he tenido duda es de que mi madre siempre fue moderna, independiente y atrevida.  Recuerdo que  cuando yo era pequeña pocas madres trabajaban. A veces me daba envidia esas madres que recogían a sus hijas en el colegio y hacían pandilla entre ellas. Pero entonces me acordaba de que mi madre era médico y me daba una especie de subidón, debía ser de orgullo.

Mi madre trabajaba por la mañana y por la tarde, y además "conciliaba".  También cocinaba, hacía los disfraces, nos ayudaba con las manualidades y nos bordaba el nombre en la servilleta del cole. Mi madre sabía ( y sigue sabiendo) hacer de todo salvo conducir. No entiendo cómo siendo tan independiente y moderna nunca supo conducir. Pero eso nunca le impidió ir de aquí para allá todo el día. Sin pereza.

Seguramente el mundo profesional de mi madre era más de hombres, pero eso no le impidió ser femenina y presumida. Siempre le ha encantado llevar escote y nunca la he oído quejarse de ningún piropo. Al contrario, creo que siempre le han encantado.

Mi madre nunca nos habló de feminismo pero siempre nos dijo a mis hermanas y a mi que debíamos ser independientes económicamente, hablar idiomas y conducir. También nos insistía en sonreír, ser educadas y comer bien. Supongo que si hubiera tenido hijos les hubiera insistido en lo mismo. Como sólo tuvo hijas no lo sé. 

Mi madre se dejó el pelo blanco mucho antes de que se pusiese de moda. Y siempre ha defendido que el pelo blanco lejos de avenjentarla lo que le daba era mucha más personalidad. A mi madre siempre le ha importado poco lo que otros pensasen. 

Mi madre nunca ha perdido su jovialidad ni su voz alegre de siempre aunque con los años se queja más. Creo que a veces añora sus años de hormiga. También dice que se arrepiente de no haberse "metido a monja" aunque yo creo que no la hubiesen admitido en el convento.

No soy muy dada a esto del día de la mujer, seguramente porque se ha convertido en una fecha excesivamente politizada y no comparto muchos de los enfoques del supuesto actual feminismo. Sin pretenderlo ni buscarlo, la verdadera "feminista" siempre ha sido mi madre. Porque ha predicado con el ejemplo, ha roto barreras, ha tenido a su lado un hombre que la ha valorado, ha luchado, se ha esforzado y ha sido ejemplo e inspiración para muchas mujeres que la han rodeado y admirado, de las que por supuesto encabezo la lista.

domingo, 5 de marzo de 2023

Datos ( y datas)

 

La semana pasada, en la sala de espera del médico, me sorprendió que la enfermera, cada vez que llamaba a un paciente, solo dijera el nombre, sin apellido. Así, en una sala de espera rebosante, cada vez que se anunciaba un nombre "de pila" se levantaban tres o cuatro personas de nombre coincidente, de las cuales, todas menos una se volvían a sentar porque no era a ellas a quien llamaban. 

Una señora, después de levantarse tres  veces y tener que volver a sentarse otras tantas,  protestó enérgicamente. ¿Y cuál fue la respuesta?? Que por protección de datos no se podía decir en alto el nombre y el apellido. Lo entendería si el nombre fuese acompañado de algún tipo de detalle. Logicamente atentaría contra la intimidad que el enfermero dijese " le toca a Margarita Pérez aquejada de hemorroides" Pero lo otro me parece un excesivo celo. Y por cierto, que se compren un máquina de números y así lo solucionan.

Hoy en día en una entrevista de trabajo nadie puede preguntarte tu género, tu religión, tu edad o tu estado civil porque son datos de la esfera privada. Sin embargo, la gente publica sin pudor su vida  en las redes. Si lo que se lleva es airear a los cuatro vientos cada momento vital, ¿a cuento de qué viene luego ofenderse porque te preguntan la edad? ¿O es que de lo que se trata es de evitar que haya prejuicios basados en estos datos? Ya me pierdo.

En los contratos nos meten larguísimas cláusulas de protección de datos, por teléfono te someten a tortura haciéndote escuchar interminables políticas de datos personales y luego, sin embargo, vas a una comisaría a poner una denuncia y te enteres con pelos y señales de lo que le ha pasado al resto de denunciantes. Cero intimidad. No lo entiendo.

Tampoco entiendo que te llamen a todas horas para ofrecerte productos y servicios que nunca necesitas.  ¿De dónde  han sacado mis datos?  Aunque  si tenemos en cuenta que nos pasamos el día aceptando cookies no me extraña que hayamos cedido, no sólo nuestros datos, sino también nuestra alma. Dicen que se soluciona pidiendo entrar en la famosa "lista de Robinson" que suena como a club selecto pero que me temo que debe ser como "la niña de la curva", una leyenda urbana.

Internet lo sabe todo de tí, tu teléfono te espía, adivina tus pensamientos, tus deseos o intenciones antes de que incluso los verbalices.  Da miedo. Vamos dejando nuestro rastro digital por todos lados. La red, como si de un ente poderoso se tratara,  conoce perfectamente lo que haces, lo que ganas, lo que compras y dónde lo compras, tus viajes, tus aficiones, tus caprichos y hasta tus pecados.

Pocas personas a partir de una determinada edad son anónimas. Sorprende cuando metes  en Google el nombre de alguien supuestamente anónimo y descubres que no lo es.

En este mundo digitalizado, dominado por los algoritmos y la inteligencia artificial, se ha perdido algo a lo que nunca dimos la suficiente importancia, el anonimato. Y el anonimato, como la reputación, una vez que se pierde, nunca se vuelve a recuperar. 

Recuerdo que cuando era pequeña pensaba que 'Anónimo" era el nombre de un autor. Hoy se que Anónimo es una especie en extinción.

Feliz semana!