domingo, 29 de julio de 2018

Eclipse lunar

Nunca hubiera imaginado el viernes cuando salía rumbo a Valencia que mi fin de semana acabaría como acabó y que mi experiencia del famoso eclipse lunar sería tan asombrosa e increíble como fue.

Recuerdo que al despedirme de mi amiga Marta,  siempre al tanto de todo, me dijo:"No te vayas a olvidar de ver el eclipse lunar porque este año va a ser  muy especial, distinto a otros". Habrá que verlo, pensé.

Con el eclipse en la cabeza, entrelazado con las mil preocupaciones que ya de por sí la invadían, puse rumbo a Valencia para pasar unos días que se las prometían tranquilos.

Alrededor de las nueve de la noche y con ya 3 horas de viaje a mis espaldas, apareció la luna. Radiante. Imponente.



 Al principio no noté nada. La miraba y la miraba tratando de descubrir los efectos del famoso eclipe.

¿Un poco más blanca? ¿Un poco más grande? ¿Más luminosa acaso?  ¿Quizá el eclipse sea el halo de luz que parece desprender? La cosa es que poco a poco la luna me fue hipnotizado y por un momento hasta olvidé que estaba conduciendo.

Qué luna tan brillante. Ay que me acabo de acordar que  no he comido. Qué luna tan brillante. Ay que ni una coca cola me he tomado.  Qué luna tan brillante. Ay que ayer me acosté muy tarde, demasiado. Pie en el acelerador. Qué luna tan brillante. No puedo seguir con este nivel de trabajo..Qué luna tan brillante.Pie en el acelerador. Luna cada vez más brillante. Un ruido ensordecedor. Luna más brillante..Nadie me había dicho que el eclipse venía cargado de tantas luces y ruidos..me mareo..qué luna tan brillante.Silencio. Más silencio. Dolor.

Me despierto. 4 médicos me rodean.. ¿dónde estoy?. ¿Qué ha pasado? ¿Qué hago aquí? Estoy en la habitación de un hospital.

 "Tranquila. Has tenido un accidente muy grave. Casi pierdes la vida. Ha sido un milagro".

 "Cuántas gracias debes dar a la señora que te ha acompañado todo este tiempo. Nos ha dicho que te conoce desde que naciste y que siempre ha velado tus  noches."

¿Señora? ¿Qué señora?

"La señora que te agarraba la mano día y noche. Esa señora alta y delgada vestida de blanco con el pelo largo y muy blanco. Elegante y discreta. Con una luz especial en su mirada".

Una luz especial en su mirada...
Entonces caí. Aquella señora era la luna. Hoy sé que gracias a la luna aún estoy  viva. Y ahora comprendo qué razón tenía Marta al decirme lo especial que este año sería el eclipse.

Feliz semana!

Pd. Es un cuento, por cierto... Que la gente luego se asusta!!! Estoy perfecta!

martes, 24 de julio de 2018

Tiempos muertos


Hace unos meses escribía un post sobre el tiempo y sus horas. (Del tiempo y sus horas). Lo hacía desde la perspectiva de la gente a la que parece que el tiempo les cunde el triple y que son capaces de llegar a todo alargando sus horas de forma extraordinaria.

Hoy el post también va de horas pero desde otro punto de vista completamente distinto. Hoy de lo que quiero hablar es de los “tiempos muertos”, de la cantidad de horas que perdemos irremediablemente a lo largo de nuestras vidas.

El motivo que me hace elegir esta temática no es otro que la pérdida absoluta de tarde que sufrí ayer por algo tan mundano como un cambio de neumáticos y de pastillas de freno.  La pésima organización del taller hizo que una supuesta “intervención” de hora y media se convirtiese en 4 horas de mi vida perdidas. 4 horas de mi vida que vagabundeé por un polígono, a 35 grados, con tacones, y sin batería en el móvil. De película de miedo.

Se me ocurren mil formas mejores de pasar una tarde del mes de julio, pero la tuve que desperdiciar en los alrededores de un taller, con un ánimo que empezó siendo de resignación y terminó muy próximo al intento de asesinato con alevosía y nocturnidad, teniendo en cuenta que acabé a las 10 de la noche. Menos mal que al menos tuvieron el detalle de regalarme el arreglo del “paralelo”, algo absolutamente desconocido para mí y que en esos momentos cuadraba poco con mi “cruzada” tarde.

Y es que cada vez llevo peor lo de perder el tiempo absurdamente. Sin embargo, cuántas veces nos vemos obligados de manera irremediable a perderlo! Los atascos se llevan la palma, sin duda. Empiezo con calma, trato de no desesperarme, pongo música, medito, miro el paisaje, hago estiramientos de cuello, pero al final me acabo desquiciando. Las horas de atasco son los tiempos muertos con mayor tendencia a la acumulación.



En segundo lugar, podríamos colocar las salas de espera de hospitales, médicos y dentistas. Otro tiempo muerto frecuente y atacante. Lees una revista, hablas por teléfono, lees otra revista, mandas whatsapp y llega un momento en el que ya no sabes qué hacer, salvo seguir esperando. Si la espera además se produce en urgencias el tiempo muerto se multiplica hasta límites insospechados. La única solución para que te atiendan en estos casos es fingir un desvanecimiento o similar y a veces ni por esas. Encima, los tiempos muertos en urgencias son de alto riesgo, ya que cuanto más tiempo esperas más aumentan las probabilidades de salir de allí mucho peor de lo que entraste. Un horror.

Sin olvidar, por supuesto, los tiempos muertos en los aeropuertos. La necesidad de llegar con dos horas de antelación, los retrasos frecuentes, las colas para facturar, las colas de seguridad, las colas para embarcar…  Viajar en avión es enfrentarte sin remedio a una acumulación de tiempos muertos contra la que es difícil luchar, por mucho que uno haga el check in on line, no lleve maleta, o hasta se ofrezca a pilotar él mismo el avión. No hay nada que hacer.

Las colas en cines, parques de atracciones, conciertos  y demás son otro caso típico de tiempo muerto. En estas ocasiones, además, uno no se puede despistar porque siempre hay algún listillo que se quiere colar.. y entonces, depende de cómo te pille, puedes acabar sufriendo un largo tiempo muerto en el calabozo.

Con algunas edades hay quien incluso es capaz de hacer cola para entrar en una discoteca o para comer en un determinado restaurante. Afortunadamente, para ese tipo de tiempos muertos “se me pasó el arroz” o como dice una  amiga, “ya no tengo edad ni categoría”. Me encanta la frase!

Otros tiempos muertos  muy atacantes son los que transcurren desde que pides la cuenta hasta que te la traen. Pero en estos casos la solución es fácil. Levantarte e irte. Se acabó el tiempo muerto.

Para evitar tiempos muertos últimamente se ha puesto de moda lo de la máquina dispensadora de tickets, pero al final, es como el guardia de tráfico, que lejos de ordenar, lo que provoca a menudo es mayor caos.  Casi prefiero el clásico “¿ quién es el último?” de toda la vida. Menos digital y más de andar por casa, pero más efectivo.

En fin, que todavía estoy esperando que con esto de la revolución tecnológica se vayan minimizando los tiempos muertos de nuestras vidas pero a día de hoy me temo que no queda otra que resistir estoicamente y llevarlo de la mejor manera posible. Con paciencia, resignación y con mucho humor! Y si hace falta.. con un lexatin!!

Feliz semana!

jueves, 19 de julio de 2018

Viaje a El Cairo-2ª parte. Cairo histórico



La segunda parte no se podía hacer esperar y aquí está! Si en el anterior post hablé de las fascinantes pirámides, en éste me centraré en la no menos fascinante ciudad de El Cairo. 

Caos, bullicio, tráfico, obras … Todo ello convive en aparente "armonía" con mezquitas, minaretes, casa de baños, murallas, mercados, antigüedades, tesoros…. Y por supuesto.. el imponente Nilo. ¿Se puede pedir más? Creo que no.



En El Cairo hay mezquitas por todos lados. Algunas de ellas son maravillosas. La más antigua es la la mezquita de Ibn-Tulun, que es además la tercera más grande del mundo. 



Pero la más espectacular y la más famosa de la ciudad es la llamada Mezquita de Alabastro, que es la mezquita de Mohammed Ali. Está en el interior de la Ciudadela y se alza sobre una colina dominando la ciudad. Es preciosa, por fuera y por dentro, con sus espectaculares lámparas.






Otras mezquitas que merece la pena visitar son la del Sultán Hasan, uno de los monumentos más emblemáticos de la arquitectura mameluca y la mezquita de Al-Rifai, donde está enterrado el último Sha de Persia. Ambas están cerca de la Ciudadela y la una enfrente de la otra.



Ya en pleno Centro histórico de El Cairo ( declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por cierto) no hay que perderse la Mezquita de Al-Azhar (bonito nombre) con un patio y una sala de oraciones que merece la pena ver y que es además la única mezquita chiita de la ciudad. Es mezquita y centro de enseñanza de estudios del Corán. Me encantó. La visita a esta mezquita formó parte de nuestra ruta por la calle Al Moezz, una calle peatonal llena de encanto, con casas de baños, tiendas, cafés.., donde tuvimos la suerte de ir acompañados por el mejor guía, Alá, que nos lo explicó todo fantástico.





Muy cerca de esta calle está el famoso mercado Al Khalili, una auténtica locura, donde me hubiera comprado de todo si no fuera por el afán regateador de mi marido, que me agota y los 40 grados a la sombra, que también me agotan. Aún así, lógicamente, algo cayó….  Genial pasearse por sus callejuelas. Con parada obligatoria en el Café Naguib Mazoud ( nombre del famoso escritor egipcio que fue Premio Nobel de literatura en 1988) donde puedes probar la típica comida egipcia, riquísima, como el Koshary, una bomba , o los falafel, riquísimos.







Otra recorrido interesante es el Barrio Kopto de El Cairo, que es el barrio cristiano. Allí, entre otras cosas, visitamos la Iglesia de san Sergio, en donde hay una cueva donde dicen que se refugió la Sagrada Familia en su huida a Egipto, lo cual me pareció emocionante!



Muy curioso es también el paseo por la Ciudad de los Muertos. Realmente se trata de un cementerio en el que conviven los vivos y los muertos. Más de 20.0000 personas han construido sus hogares sobre tumbas y panteones. Una necrópolis convertida en micrópolis no apta para los que tengan miedo de los fantasmas. La visitamos de noche y sin adentrarnos mucho, por si acaso molestábamos a los vivos, o los muertos. En la Ciudad de los Muertos pudimos visitar otra mezquita  preciosa que nos abrieron de noche para nosotros solos. Un momento muy mágico.

También tuvimos la suerte de ver el original espectáculo de los Derviches, unos bailarines que giran sobre sí mismos ataviados con faldas de colores que pesan más de 10 kilos. Asombroso. Merece la pena!




Y para remate, y gracias a nuestra maravillosa anfitriona, Su, no faltó un paseo por el Nilo, al anochecer, con cena, música, gin tonic y buena compañía. Insuperable! Gracias Su!!!! tambiñen nos llevó a unos restaurantes ideales...




Pero por supuesto, uno no puede irse de El Cairo, sin visitar su Museo Egipcio, que él solito merecería un post entero. Contiene tantas maravillas reunidas que no sé cuál destacar.  Pero quizá lo más famoso sea el tesoro de Tutankamón, que encontró el egiptólogo Howard Carter en 1922.  Imagino la emoción que debió sentir ante semejante hallazgo. Le debió dar un patatús. Era la primera vez que alguien contemplaba intacto un ajuar funerario del Egipto faraónico que no hubiese sido víctima de saqueos y robos. 








Además de un tesoro artístico único, todo las piezas encontradas permitieron conocer mucho mejor cómo era la vida de los egipcios en aquella época y cómo se enfrentaban al “más allá”.  El museo me dejó impactada y como ya dije en mi anterior post con ganas de conocer mucho más sobre el antiguo Egipto y sus faraones. 

Ya sueño con volver… Egipto engancha!! Ya me habían advertido… Será parte del misterio?!!

Feliz semana!!

martes, 17 de julio de 2018

Viaje a El Cairo. 1ªparte. Las pirámides.


Hoy toca post viajero. Destino: El Cairo!!!

He vuelto maravillada con las pirámides, con la ciudad, vibrante, caótica, bulliciosa y absolutamente fascinante, y sobre todo, con la cultura del Antiguo Egipto, sobre la cual estoy “ávida” de aprender. Además, hemos tenido la suerte de tener a la mejor anfitriona, mi querida Su, gracias a la cual nuestro viaje ha sido un 10!!

Es difícil resumir en un solo post las impresiones que me ha causado El Cairo así que escribiré dos. El primero, dedicado a las pirámides. El segundo, sobre la ciudad de El Cairo.





Empezaré por las pirámides. Lo primero que me llamó la atención fue lo cerca que están de la ciudad.  Las imaginaba mucho más aisladas, como en medio del desierto. Es cierto que están rodeadas de desierto pero el Cairo se ha extendido tanto que hay poco más 20 km entre las Pirámides y el centro de la ciudad.





Aun así, la llegada es impactante. Salir del coche y encontrarte de frente con la grandiosa pirámide Keops es todo un espectáculo. Keops, Kefren y Micerino forman lo que se conoce como la necrópolis de Guiza y son las pirámides más famosas. Cuando piensas que fueron construidas hace más de 4.000 años te quedas realmente impresionado. ¿Cómo podían transportar aquellos inmensos bloques de piedra? Espectacular.




La pirámide más grande es la de Keops, padre de Kefrén y nieto de Micerino, con 140 metros de altura. En torno a esta gran pirámide circulan todo tipo de misterios, pero lo cierto es que el tesoro de Keops no se ha encontrado aún y que la única representación que existe de este importante faraón es una pequeña figura de marfil de 7 cm de altura. 

Y al lado de las pirámides está la gran esfinge de Guiza, majestuosa, cabeza humana y cuerpo de león, y que se dice fie construida en la época de Kefrén. Al lado de las pirámides parece pequeña pero es enorme, más de 20 metros de altura.




En Guiza nos hicimos mil fotos, como buenos turistas, claro, y dimos un paseo en camello. Muy divertido.



De ahí, nos fuimos hasta Saqqara, donde está la pirámide escalonada del faraón Zosser. Fue la primera pirámide que se construyó, aunque en realidad se trata de seis mastabas construidas una encima de otra. 

En este recinto también visitamos la tumba, o mastaba, de Merekuka, un noble al servicio del faraón Teti. En su tumba se conservan unas pinturas preciosas que reflejan muy bien costumbres de la época. Al lado está la pirámide de Teti, muy “fea” por fuera (como un montón grande arena) pero que te sorprende cuando la visitas por dentro.




La última parada fue Dashur, un sitio que mucha gente no visita, pero que merece la pena. Allí está la pirámide que llaman romboidal y la pirámide roja, tan bonita o más que Keops. Ambas fueron construidas por Senefru, el padre de Keops. En la primera parece que hubo algún error en el cálculo, que obligó a cambiar de ángulo a mitad de la construcción lo que provocó ese extraño efecto.




El resultado no le gustó al faraón que mandó construir otra. Hay varias teorías sobre dónde le enterraron  finalmente...  La segunda pirámide es imponente, además se puede visitar por dentro, y “sólo” hay que bajar 60 metros casi de rodillas!! Eso sí, la visitamos completamente solos. Hasta empecé a imaginarme qué pasaría si cerrasen la puerta de repente…  Te entra claustrofobia si lo piensas.



Visitar las pirámides con un buen guía es abrir la puerta a imaginar cómo sería la vida de los faraones durante los más de 3.000 años que duró la antigua civilización egipcia. Reyes, dinastías, imperios, dioses, tesoros, tumbas, astros, jeroglíficos…  Un mundo lleno de misterios en el que dan ganas de sumergirse.

De momento, ya tengo un escarabajo de la suerte en mi cartera, la esfinge de Tutankamón colgando de mi cuello y varios libros sobre faraones esperándome este verano…

No te pierdas la segunda parte de mi post! El Cairo, sus mezquitas, sus minaretes y su impresionante río, el Nilo!!

Feliz semana!!