Si alguien no conociese a nuestro querido Don
Quijote, personaje literario mundialmente famoso, pensaríamos que es
un inculto.
Sin embargo, hasta hace muy poco yo no tenía ni idea de quien era
el Rey Mono ( Sun Wukong o Wukong), el protagonista de la gran novela épica Viaje al Oeste, una de las cuatros
grandes novelas clásicas de la literatura china, atribuida a Wu Cheng'en y escrita en 1590.
Las otras tres grandes obras clásicas, por cierto, son Romance de los Tres Reinos, A la orilla del agua y Sueño en el pabellón rojo.
La cosa es que yo veía mucho rey mono por todos
lados e, ignorante, pensaba que era por aquéllo del año del mono, pero no, el rey mono
es un personaje muy popular y querido en China.
Su historia es fantástica y llena de aventuras, que voy a tratar de
resumir (tarea sin duda complicada, porque es como tratar de resumir el
Quijote).
Wukong nació
de una especie de “piedra huevo”.Al
poco, se unió a un clan de monos, descubrió una cascada y una cueva, que se
convirtieron en el hogar del clan, que elige al mono como su rey. Un día muere
su mejor amigo y se da cuenta que él también es mortal, así que decide
emprender un largo viaje en busca de la inmortalidad. En su viaje encuentra al
maestro budista Bodhi y se convierte en su discípulo.
El mono era extremadamente inteligente y rápidamente
se convirtió en uno de los discípulos favoritos del maestro, quien le enseña
las costumbres humanas y también algunas artes mágicas.
Entre otras, el mono adquirió el poder de la transmutación, que le permitía
transformarse en cualquier persona y objeto.
Parece ser que el único inconveniente cuando se transformaba era su
cola, que no siempre desaparecía, lo cual le ocasionaba algún que otro
problema, ja, ja. Ya me imagino. También aprendió a viajar por las nubes, lo
que incluía una técnica que consistía en
saltar 54 000 km de un solo brinco. Por último, podía transformar cada uno de
los vellos de su cuerpo en objetos inanimados y seres vivientes, incluso en clones de sí mismo, que luego
volvían a su cuerpo como si nada. Con todos esos poderes, el mono no paraba
quieto ni un minuto, así que el monje,
que necesitaba meditar y estar tranquilo, le terminó echando de su templo.
Entonces, el rey mono viajó a los océanos donde
encontró un báculo mágico y de paso,
derrotó en una batalla a los dragones de los cuatro mares. También desafió a los dioses del Infierno.
Los dragones y los Reyes del Infierno, cansaditos ya del mono, decidieron
reportarlo ante el Emperador de Jade, que mandaba mucho.
El Emperador otorgó un título al rey mono, con la
esperanza que esto lo haría más dócil, pero se equivocó. Un día, el Emperador de Jade lo excluyó de un
banquete real, y muy enfadado, Sun Wukong
se comió los Melocotones de Inmortalidad de la Emperatriz y las Píldoras de
Indestructibilidad de un tal Señor Laozi. Las autoridades celestiales se
hartaron del mono rebelde y enviaron un
Ejército Celestial de 100 000 soldados, que venció y capturó al mono.
Wukong fue encerrado en un Caldero. Sin
embargo, después de 49 días de cocción, el Caldero explotó y Sun Wukong saltó
más fuerte que nunca.
El Emperador de Jade y las autoridades del Cielo,
completamente desesperados con el monito,
apelaron al mismísimo Buda.
Buda apostó al Rey Mono que no podría escapar de la
palma de su mano. Wukong, aceptó la apuesta. Dio un gran salto y aterrizó en
una zona desolada del Cielo, donde lo único que había era cinco pilares, en uno
de los cuales, muy travieso él, escribió
"El Gran Sabio del cielo estuvo aquí". De paso, hizo pis a los pies
de otro pilar.
Después saltó de nuevo y aterrizó sobre la palma de
Buda. Sonriendo, Buda le pidió que viera una cosa. Y resulta que el
"pilar" sobre el cual había escrito era un dedo de Buda. Wukong había
perdido. El mono trató de escapar pero Buda giró su palma e hizo caer al Rey
Mono bajo una montaña. Allí estuvo prisionero ni más ni menos que cinco siglos
hasta que lo rescató el Monje Tang.
Bajo la supervisión de este monje, el Rey Mono
comenzó su viaje al Oeste, para ayudar al monje a encontrar en India unas valiosas escrituras budistas. Eso sí, el
monje llevaba consigo una cincha de oro mágica que colocaba alrededor de la
cabeza del Mono cuando necesitara controlarlo.
Durante el resto de la historia, Sun Wukong ayuda
fielmente al Alto Sacerdote Tang. Se les une un cerdo y un Monje de Arena. El
caballo del sacerdote también es una entidad sobrenatural, un príncipe dragón.
El grupo, a lo largo de su viaje, se enfrenta a 81 conflictos. El mono vuela,
salta y aprovechando sus poderes mágicos, vence a demonios, lucha con
monstruos, descubre engaños y protege al
monje y al resto de sus compañeros. Al final,
consiguen regresar a salvo al Imperio con el tesoro de las escrituras budistas.
Me parece una historia fantástica e increíble. A ver
si me animo y me leo el libro, aunque son casi 3.000 páginas. Por supuesto, hay
películas, dibujos animados, operas, ballets ...., inspirados en el famoso personaje.
Al menos ya tengo una foto con él.
Feliz semana!!!