domingo, 18 de octubre de 2020

Caretas


El otro día pregunté a mi amiga Silvia  por qué ya no corría. Me miró muy seria y me dijo: "Lo odio". Me quedé atónita. Yo pensé que le encantaba trotar por Madrid con su maridin. Llevaba años haciéndolo. Pues resulta que no. Lo hacía por él, por compartir una afición, por decir que hacía algún deporte, pero realmente cada carrera le suponía un esfuerzo terrible, un suplicio, un tormento. Y al final se cansó y lo reconoció. Odio correr y punto! No ha vuelto a hacerlo.

La semana pasada me sorprendió que otro amigo, economista de postín, asiduo de los debates y tertulias del más alto nivel, no se conectase a uno de los encuentros financieros más prestigiosos del año. "No me conecto porque no me interesa nada" me reconoció. Volví a quedarme  atónita. "He decidido dejar de dedicar mi tiempo a temas que ya no me aportan" añadió.

Ambas posturas me hicieron reflexionar . Lo cierto es que  muchas personas llegadas a una determinada edad se quitan la careta. Tal cual.


Es una maravilla quitarse la careta aunque no es ni mucho menos fácil. Porque quitarse la careta no solo significa dejar de aparentar, algo a lo que estamos demasiado acostumbrados. Quitarse la careta significa sobre todo dejarse de mentir a uno mismo, algo todavía mucho más frecuente. 


En la vida uno va tomando decisiones mejores o peores que le van conduciendo por uno u otro camino. A veces no es el  camino que uno pensaba o quería, pero reconocerlo duele así que es mucho más fácil, y probablemente hasta  más inteligente, encontrar argumentos para justificar que la decisión tomada y el camino elegido son sin duda los más acertados, aún cuando en el fondo de los fondos uno sabe que no es así.

Es como el que veranea en el  norte, y defiende el microclima del norte, lo  bien que se come en el norte, las excursiones del  norte, la elegancia del norte, el verdor del  norte y en el fondo lo que siempre le ha gustado ha sido el sur, el calor pegajoso del sur, los chiringuitos del sur, el bullicio del sur. Y se ha pasado la vida renunciando al sur y defendiendo el  norte hasta que un día estalla y dice que no vuelve al norte porque odia la lluvia, el chubasquero, las nubes y las hortensias. Y se quita un peso de encima. Y no vuelve al  norte. Y se pasa el resto de la vida en chanclas en el sur. Feliz.

Es un ejemplo tonto pero muy gráfico e ilustrativo. Ejemplos hay miles. 

Por  culpa de las caretas se frustran sueños, se deshacen ilusiones, se desvanecen anhelos y se mustian vidas. 

Las caretas siempre obedecen a razones: la generosidad, la tradición, la inercia, la comodidad, el bienestar del prójimo, el estatus social, la felicidad familiar, el  bien común.... Quitarse la careta suele traer consecuencias a veces inesperadas porque los demás no suelen estar preparados para ver tu verdadera cara, que a veces hasta a ti mismo te sorprende.

Solo uno sabe si le merece la pena seguir toda la vida con la careta puesta, muchas veces hasta compensa,  pero intuyo que quitársela aunque sea de vez en cuando debe ser muy pero que muy placentero!!

Feliz semana!!!

25 comentarios:

  1. Muy buena reflexión María, yo me he quitado varias cartas últimamente...debe de ser cosa de la edad, jeje

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  2. Las caretas en general acaban siendo una cárcel. Hay que armarse de valor para quitárselas una a una pero creo que siempre compensa. No digo que sea fácil porque la factura a pagar puede ser muy alta, pero es tremendamente liberador mostrarse tal cual somos. Con nuestra pequeñez, nuestras limitaciones y nuestros mil defectos. Aun así todos y cada uno somos seres únicos creados a imagen y semejanza de Dios. EL nos creó así, se trata de aceptarse y sentirse amados por él como somos. Tal cual.

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    1. Siempre sabia querida Cristina!!!! Hay que aceptarse como uno es y tratar de cambiar lo que mo nos guste, si se puede. Pero fingir lo que en el.fondo no se es es muy agotador!!! Besos

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    2. Cambiar y mejorar por supuesto! Hay que ser la mejor versión de uno mismo pero sin olvidarse de su esencia. Nada de máscaras! Viva la autenticidad y el amor

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  3. Muy acertada, cómo siempre, tu reflexión María.A veces la careta lleva tanto tiempo que se confunde con la cara original! Para eso están los amigos de siempre que te recuerden cómo eras! Aunque sea en encuentros virtuales!

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    1. Cierto es amaya!!! Y los.encuentros siempre mejor en persona, con o sin careta!!! Besos

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  4. ¡Muy bueno, María!. Leyendo tu post, me ha venido a la cabeza esta maravillosa canción de Serrat, Sinceramente tuyo, que tiene mucho que ver con las máscaras. https://youtu.be/mHeHJs6V70o
    Un beso.

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  5. No soy nada amiga de los postureos. No creo que conduzcan a nada. Ni bueno ni malo. Sólo a la nada y a no llenarnos. Y lo de correr... Eso es de cobardes!!

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    1. Eso es cierto. Aunque las caretas es algo mucho más profundo que el mero postureo. La careta se te va pegando a la.piel y te llegas a creer que es tu cara!!! Pero no lo es!!!!

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  6. No quitarse la careta es dejarse morir.

    Cuando te das cuenta de que te pusiste la careta equivocada, aunque no sepas ni qué será lo siguiente, ya no hay vuelta atrás te la tienes que quitar, y cuando te la quitas sientes la desnudez de la libertad y da miedo, pero detrás del miedo está la vida. La vida es para los valientes que se atreven a quitarse la careta.

    Preciosa reflexión María. Gracias.

    PD: Totalmente de acuerdo con Cristina.

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    1. Ay María jesús! Tú siempre tan sabia. Da miedo quitarse alguna que otra careta pero hay que hacerlo y cuando lo haces te sientes mucho más liviana y muchi más libre!!! Un beso fuerte

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  7. Genial !!! La vida es siempre un baile de máscaras!!! Lo divertido es reconocer a los que la llevan y a los que NO!
    Hay personas que llevan tanto tiempo con una máscara, que olvidan quienes son realmente.

    A mi me encanta ir sin ella!, pero reconozco que de vez en cuando no queda más remedio que llevarla .

    Un beso querida !

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    1. Qie cierto!!! Es dificil reconocer las máscaras!!! Y claro cuando alguien se la quita sorprende a más de uno. Para bien o para mal!!! Gracias Marta!!! Beso

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  8. Maria querida siempre tan acertada en tu blog. El valor auténtico pasa por quitarse la careta. Por recuperar el verdadero rostro: el rostro de uno mismo tal cual es. No es fácil, pero si uno lo hace es tan liberador y al mismo tiempo nos hace ser realmente quienes somos y no estar aparentado hacia los demás y hacia uno mismo. Gracias querida. Abrazo

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    1. Aparentar al final cansa mucho... no hay que esperar tantos años para ser uno mismo pero a veces tardamos mucho en darnos cuenta!!! Gracias Connie por reflexión!!! Un beso fuerte

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  9. Necesitamos desprendernos de estas máscaras que nos devoran por dentro, redescubrir y mostrarnos como realmente somos, ya que de tanto usarlas a lo largo de muestra vida han llegado a convertirse en parte de nosotros mismos. Estamos tan familiarizados con ellas que a veces ya no podemos saber realmente quienes somos.
    Nacho V.

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    1. Cierto Nacho!!! Aunque no siempre es fácil. Hay que ir ensayando... y con la edad uno de va atreviendo! Beso

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  10. Desde luego, como tantas otras cosas, las caretas se van cayendo con la edad. Es una buena cosa de ir cumpliendo años. Quitarse caretas y decir lo que una piensa...

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  11. Todas las personas desde que tienen unos años en los que se dan cuenta de lo que hacen, llevan careta, no tienen otra opción.
    Nadie es como aparenta ser.
    Acuerdome de una pequeña anécdota, una amiga mía me regaló hace ya casi un siglo un cartel para colgar que rezaba así, " el día que digas lo que piensas te borran del mapa" .
    Nadie, nadie en el mundo entero puede ir sin su careta, es consustancial al ser humano.
    El que presume siempre de sinceridad es un auténtico farsante, es decir que tiene un gran variado de caretas.

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    1. Jaja papá!! Es difícil ser auténtico porque la mayoría de la gente es muy consciente de la imagen que quiere dar y como tal actua... pero a determinada edad creo que tiendes a ser más tú mismo si es que logras ser capaz de saber quien eres de verdad que es casi lo más difícil. Gracias por tu, como siempre, sabia reflexión!!!

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  12. Querida Maria, como siempre, me ha encantado tu post y me ha hecho mucha ilusión servirte de inspiración.
    Me encantaría que me chiflara el deporte y que me encontrara mal si no lo hiciera y todas esas cosas que dicen y les pasan a los deportistas pero a mi por más que lo he intentado, no me ha pasado.
    Pero cuando tú marido te anima y te espera con ilusión porque le acompañas, todo el mundo te ve más delgada, te dicen lo bueno que es para tu salud, lo bien que te viene para desestresarte.... Etc, cuesta reconocer que unos cuantos kilómetros te superan y que vas a fallar, es un tema, entre otras cosas, de amor propio y te autoconvences de que es bárbaro.

    Cuando me preguntaste el otro día y te dije: me he quitado la careta, lo odio, lo decía y lo digo de verdad.

    Si bien, como tú misma has escrito, las caretas a veces te las pones por otros motivos y ayer, sin ir más lejos, tres meses después, me volví a enfundar en mis zapatillas y salí con mi marido a trotar por Madrid, eso sí, un recorrido precioso por la calle Alcalá al palacio de Oriente, y que te recomiendo ahora que acabaron las obras, y lo hice porque me apetecía salir a correr con Javier y lo disfrute un montón a pesar de las agujetas que tengo hoy, pero corrí porque quise no porque haya que correr y hacer deporte si o si. De la misma manera que disfrutaría cualquier caminata eterno contigo enteteniendome con tus historias y tus reflexiones
    Te quiero amiga

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    1. Ay querida silvi!! A ti lo que te pasa es que eres pura bondad y pura generosidad!!!! Ni careta ni nada. Tú eres tú. Sin trampa ni cartón. Maravillosa!! Y qué capacidad de esfuerzo. Yo trotar x Madrid ni por mi.maridin que por supuesto no me lo pide ni loco xq me conoce..el bufido que le puedo pegar ya lo presiente. No se arriesga!!! Jaja..pero tú... pura bondad!!! Ahora que... cuidado q corriendo se caen las carnes!! El que avisa no es traidor!! Besos querida amiga!!!

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