viernes, 22 de diciembre de 2017

FELIZ NAVIDAD


El otro día me enviaron un vídeo que me encantó.  Un padre de familia se levantaba y todo a su alrededor estaba envuelto con papel de regalo, él mismo, su mujer, sus zapatos, su desayuno, la alcachofa de la ducha, sus hijos, su perro, sus zapatos, su coche… Me pareció genial y me hizo pensar en la suerte tan enorme que tengo.

Porque cada día es un regalo y todo lo que nos rodea son regalos de la vida. No quiero parecer cursi, ni noña, solo quiere ser realista y sobre todo, agradecida.


Agradecida por despertar cada mañana. Por haber nacido en esta parte del mundo. Por cada abrazo y beso de mis hijos. Por cada risa compartida. Por la capacidad de querer y de ser querida. Por cada cosa cotidiana que doy por hecha pero que un día me podría faltar como les falta a muchos. Por el cariño que siento por tanta gente y por el que sé que tanta gente siente por mí. Por unos fantásticos padres que espero sigan mucho tiempo con nosotros pero que un día no estarán.  Por unas hermanas únicas. Por una familia maravillosa. Por una casa acogedora.  Por un marido siempre pendiente de todo. Por unos amigos geniales.  Por unos compañeros de trabajo con los que tan bien me lo paso. Por tanta gente anónima a mi alrededor que me hace la vida más fácil y a la que no me paro nunca a dar las gracias.  Por un trabajo en el que disfruto. Por tantas personas indispensables e incondicionales que forman parte de mi vida. Por tener salud, por poder andar, por poder ver y poder oír. Por tener ejemplos cercanos y muy grandes que seguir. 

Porque todo esto lo tengo yo y muchos no lo tienen, ni lo han tenido jamás. Porque otros lo tenían y muy a su pesar, lo perdieron.  Y porque muchos lo tienen y no lo valoran.

No necesito que me toque la lotería ni que nadie me regale nada. El regalo que pediría esta Navidad es muy difícil de conseguir y soy consciente. Pero confío en el Dios niño que está a punto de nacer y sólo a Él se lo pido.


¡¡FELIZ NAVIDAD!!

martes, 19 de diciembre de 2017

Escapada a Oporto

Hoy toca post viajero. Hace unos días visitamos Oporto, Porto en portugués, la ciudad que dio nombre al país.

Oporto es una ciudad apasionante que lo tiene casi todo. Tiene historia y arte, tiene un maravilloso río que es el Duero, tiene océano, el Atlántico, vino de fama mundial, quesos, dulces, artesanía, marcha .... poco más se puede pedir. Así que, intentar resumirlo todo en un post parece un poco complicado, pero al menos daré algunas pinceladas.

Oporto es una ciudad para pasear tranquilamente, para dejarte llevar. Su centro histórico fue declarado hace unos años Patrimonio de la Humanidad y es realmente precioso, lleno de rincones con muchísimo encanto. Además, el tamaño de la ciudad es perfecto para recorrerla a pie y si te cansas, siempre puedes coger un tranvía.



Nuestro centro neurálgico era la calle Santa Catarina, una calle peatonal muy animada con edificios preciosos y llena de tiendas.  En la calle Santa Catarina es donde está entre otras cosas el suntuoso Café Majestic, que no hay que dejar de visitar aunque suele estar a tope. Al lado esta también el Mercado Bolhao, otra parada obligatoria.




Desde Santa Catarina es muy fácil llegar a  la Avenida de los Aliados y a la imponente Plaza de la Libertad bordeada con sus monumentales edificios,  a la  Torre de los Clérigos, uno de los principales iconos de la ciudad, a la calle de Las Flores, una de mis favoritas, llena de cafés y tiendas, a la bulliciosa estación de San Bento, con su hall lleno de  historia, o al espectacular Palacio de la Bolsa.



Uno de los paseos mas bonitos es el de la Ribeira, el paseo a lo largo del río, la imagen más pintoresca y colorida de la ciudad.  Casitas de colores, restaurantes, terrazas, pescadores, paseos en barco...



Desde Ribeira atravesamos el río por el magnifico puente Luis I, diseñado por Eiffel y desde el cual se puede disfrutar de unas espectaculares vistas, y llegamos a Vilanova de Gaia, donde están las famosas bodegas. En todas ellas te ofrece degustación de sus vinos, un plan muy divertido.





Otra cosa que llama la atención en Oporto son sus iglesias, la mayoría de ellas con un denominador común, los preciosos azulejos, que se han convertido en el símbolo típico de la ciudad. Merece la pena visitar la Catedral, la Iglesia de San Francisco con sus catacumbas, la Iglesia del Carmen o la Capilla de las Almas.



Y para más inri, en Oporto se come genial y muy bien de precio. Hay restaurantes de todo tipo. Restaurantes de moda como Flow, con ambientazo, restaurantes de tapas, que allí se llaman petiscos, como Cantina 32 o Trasca y restaurantes en los que tomarte una deliciosa franceshina, como el clásico café Santiago... La  francesina es un plato muy típico de Oporto, que no hay que dejar de probar. Consiste en una especie de sándwich relleno de jamón o mortadela, salchicha y filete, todo recubierto con queso y una  deliciosa salsa de tomate picante y como si fuera poco encima te ponen un huevo frito y lo acompañan de patatas fritas. Super light vamos.


Tampoco hay que dejar de probar los llamados lanches, que nos recomendó nuestro amigo portugués Pedro, y que son una especie de hojaldres rellenos de jamón y queso deliciosos, y por supuesto, los famosos pastelitos de nata, que encuentras por todos lados y a los que es imposible resistirse.

Y para rematar, Oporto también es fantástica para irte de tiendas, porque hay tiendas muy especiales. Un buen ejemplo la librería Lello, la tercera mas bonita del mundo y en la que dicen que se inspiró la autora de Harry Potter, J.K.Rowling. Justo al lado está la preciosa tienda A vida portuguesa, que no hay que dejar de visitar porque merece la pena. Otras tiendas también muy bonitas son Hats and cats,  todas de sombreros o mi tienda favorita, Castelbel,  dónde puedes encontrar jabones, velas y perfumes para la casa de la marca Portus Cale... Una delicia.






Tampoco hay que perderse el mercadillo de la calle Galerías de París, una de mas zonas mas chic de la ciudad. Allí me compré unos platitos de pan de cristal antiguo preciosos.  Me quedé, por cierto, con ganas de alguna pieza de porcelana portuguesa... Tendré que volver!!  Y no puedo dejar de mencionar otra tienda muy original, La casa oriental, que aunque muy turística, parece sacada de un cuento y en la que solo venden sardinas, eso sí, enlatadas se manera muy peculiar.

Y por último, merece la pena dedicar una mañana a Foz do Douro dónde el Duero  desemboca en el Océano Atlántico, con un paseo marítimo precioso por el que merece la pena pasear tranquilamente y comer en alguno de los restaurantes de la zona. Nosotros lo hicimos en Casa Vasco y nos gustó mucho.



En fin que nos ha encantado Oporto y recomiendo completamente una escapada para descubrir esta bella ciudad!!  Feliz semana!!

domingo, 3 de diciembre de 2017

La cuarta dimensión

Siempre me ha llamado la atención eso de la cuarta dimensión.

Me encanta pensar como será. ¿ Acaso será una especie de mundo imaginario al que acceder por una puerta insospechada?

Como colarse en un espejo y entrar en un mundo mágico más allá del mundo real. O como cuando un mago hace desaparecer a alguien durante un rato.  ¿Dónde está ese alguien durante ese tiempo? ¿Visitará quizá la cuarta dimensión?

O como Alicia en el país de las maravillas, cuando se cae por el agujero y llega a un mundo fantástico,  a un mundo al revés. O cuando Narnia descubre el reino de las nieves en el fondo de un armario. ¿Quizá sea eso la cuarta dimensión?


A veces me pregunto también si será la cuarta dimensión  el lugar por el que vagan las almas. Ya sé que para muchos eso es el purgatorio pero...¿dónde está ese purgatorio?¿En que dimensión se aloja? En este mundo terrenal y cada vez más descreído veo poca cabida para esas almas errantes, la verdad. Hasta el "cielo", me refiero al cielo divino, puede estar en la cuarta dimensión ¿o en este caso se trata de una dimensión infinita más allá de todo... ?no lo sé...

¿Habrá tiempo en la cuarta dimensión? ¿Existirá el pasado y el futuro? O las características de lo que conocemos como "mundo real" no resultarán de aplicación en esta otra dimensión? ¿Podrás encontrarte allí con gente que dejó de ser tridimensional? Me intriga, a la vez que me atrae la idea.

Quizá los propios sueños sean una puerta de entrada a la cuarta dimensión que abrimos al dormir pero cerramos al despertar.  A lo mejor la cuarta dimensión sea algo tan sencillo como Babia. Porque cuando estamos en Babia está claro que nos trasladamos a otro mundo sin apenas darnos cuenta.

Quizá existe una frontera en nuestro mundo y cuando la traspasas descubres otra realidad.

 Quizá esa frontera es una imperceptible rendija que muy pocos ven.

Quizá debemos animarnos a romper nuestra limitada percepción de lo que nos rodea y atrevernos a buscar nuevos caminos que nos conduzcan hacia otras realidades..

Quizá para ello no haga falta atravesar espejos ni desaparecer dentro de un caja mágica.

Quizá baste con mirar  a nuestro alrededor con ojos distintos.

Quizá la cuarta dimensión esté en nosotros y no tenemos nada más que descubrirla.  Aunque ello requiera seguramente realizar algunos cambios en uno mismo como le  pasó a Alicia, que tuvo que hacerse diminuta y luego gigante.

Quizá merezca la pena cambiar un poco... Porque como decía Graham Bell "de vez en cuando vale la pena salirse del camino, sumergirse en el bosque. Encontrarás cosas que nunca habías visto".

Feliz semana!!!