domingo, 28 de julio de 2024

Reputación, a vuelapluma.

 

Una noche, con 14 años, en plena edad del pavo, salí del baño de un discoteca de moda con el papel higiénico enganchado en la falda arrebujada, arrastrándolo como si de una larga y fina cola de novia se tratara. 

A mi paso algunos se reían, pero nadie me decía nada. Arrastré alegremente mi particular cola hasta el lugar de la pista en el que se encontraban mis amigas entregadas a un ritmo frenético y me uní al grupo como si nada. Fue entonces cuando una de ellas me señaló mi  larga cola de papel. Quise desaparecer en ese mismo instante, hacerme invisible. Recuerdo que repasé una por una las personas a las que había saludado en mi camino desde el baño a la pista para no volver a mirarlas jamás a la cara. Sentí arruinada para siempre mi imagen y mi reputación. Qué verguenza tan terrible.Qué bochorno. Qué tragedia (así eran las tragedias a esa edad). Afortunadamente, casi nadie se había dado cuenta y al fin de semana siguiente nadie se acordaba. Nunca nadie me señaló con el dedo ni me comentó nada. No me convertí en "la del papel higiénico". Mi miedo desapareció, y mi autoconfianza, por una semana mermada, rápidamente se recuperó. 

Hace unos días cené con un amigo. Por una serie de coincidencias su nombre ha aparecido en los medios vinculado a un tema bastante feo y se ha visto envuelto en una trama con la que nada tiene que ver. 

Durante varias semanas su teléfono echaba humo. Los periodistas le acechaban. Supuestos amigos convertidos en feroces enemigos hablaban mal de él. Su persona fue durante unos días objeto de carnaza mediática. Se dijeron barbaridades de él. 

Pero todo fue un malentendido, una falsa asociación. Me pregunto quién lava ahora su buen nombre, cómo repondrá la reputación perdida.

Hoy en día todas las empresas vigilan de cerca su reputacion. Todas cuentan con procesos robustos para controlar y mitigar el riesgo reputacional, conscientes del enorme  impacto que puede tener una crisis de este tipo. 

Pero en el plano personal, ¿qué ocurre cuando se produce este daño?. ¿Cómo se repara?.

Mi amigo podría iniciar demandas y exigir indemnizaciones. Pero el daño está hecho y es prácticamente imposible repararlo. Y menos hoy, donde todo deja un rastro imborrable.

La justicia rápida y casi siempre infundada del "pueblo llano" es devastadora.  Puedes pasarte la vida intentando hacer las cosas bien, lo mejor que sabes, pero un día alguien siembra una duda sobre ti y todo cambia. 

Si rasgas una almohada de plumas y la agitas al viento todas las plumas volarán en mil direcciones. Algunas llegarán lejos. Prueba a recogerlas luego para volver a meterlas en su funda.  Intenta recuperlas todas, que no quede ni una. Es imposible.  Lo mismo ocurre con la reputación dañada. Tan sólo basta con sembrar la duda. 

Feliz semana!

viernes, 5 de julio de 2024

¿Hacia dónde vamos?

Esto de la inteligencia artificial me tiene estresada últimamente. Ando un poco saturada con la IA, los robots, la transformación digital, los algoritmos, las plataformas, la realidad virtual...

Google lo sabe todo de nosotros,  nuestros teléfonos nos espían, las redes sociales nos absorben y consumen nuestro tiempo sin darnos cuenta. Nos hemos vuelto adictos, algunos incluso esclavos. Pasamos horas mirando una pantalla, pegados al móvil, hablamos con Alexa y el chatGPT responde todas nuestras dudas.

Vivimos a una velocidad frenética. Todo es inmediato. Vamos como pollos sin cabeza.  Nos inunda la información y a la vez no podemos ya fiarnos de nada. Desinformación, fake news, ciberataques, suplantación de identidad…  

El mundo avanza muy rápido. Hay que ponerse al día. Hay que estar a la última. No puedes quedarte atrás. Hay que saber computación, programación, hay que analizar miles de datos. Las habilidades digitales cada vez son más imprescindibles. Hay que aprender y reaprender lo aprendido. Hay que seguir el ritmo marcado no se sabe bien por quién.

Me pregunto si algún día recuperaremos nuestra "vida humana". ¿Hacia dónde vamos? ¿Somos cada día más capaces o por el contrario somos cada día más tontos?  No me atrevo a responder esta pregunta.

Se habla mucho de la pérdida de atención. Quizá a la pérdida de atención, le siga la pérdida de memoria, de lógica, de creatividad…  Muchos niños ya hacen sus deberes con ChatGPT. Lógicamente  esto tieme que tener un impacto. Si las máquinas cada vez son más inteligentes, puede que los humanos terminemos siendo cada día más incapaces.

Y encima, gracias o por culpa de la biotecnología, parece que vamos a vivir muchos más años. Más años y más tontos. No va a haber quien lo aguante.

Hace miles de años los humanos tenían el cerebro más grande que el nuestro.  Desde entonces se ha ido encogiendo. Desconozco la relación entre el tamaño del cerebro y el nivel de inteligencia,  pero el devenir de los acontecimientos  me lleva a preguntarme si no terminarán encogiéndose nuestros cerebros hasta atrofiarse. Lo cierto es que cada vez conozco a más descerebrados.

¿Hacia dónde avanzamos como sociedad, como civilización?.¿Hacia dónde conducimos cada uno de nosotros nuestra vida? Sin ánimo de resultar apocalíptica, me pregunto si esta revolución tecnológica en la que andamos inmersos no conllevará un peligro de extinción de la humanidad  tal y como la hemos concebido hasta ahora. Seguramente no. Porque el hombre  siempre ha sido capaz de seguir avanzando.

Soy optimista. Confío  en que el hombre gobierne, controle y domine a la IA y no al contrario. Confío en que la tecnología siga siendo un medio y no el fin. Porque, como dicen, la tecnología  es un siervo útil pero un muy jefe peligroso y tirano.  Tiempo al tiempo.

Feliz semana.