La primera vez que oí la palabra procrastinar pensé que se trataba de algún tipo de delito. Quizá una modalidad de asesinato con alevosía que en mi época no contemplaba el código penal. Luego me enteré de su significado y me extrañó no haberla escuchado nunca antes.
Pero así son las palabras. De repente algunas se ponen de moda y otras caen en desuso. Procrastinar existe desde hace muchos años, de hecho, proviene del latín, pero antes nadie la usaba. Si a un señor de 80 años le hablas de procrastinar dudo mucho que te entienda.
Lo mismo pasa con la famosa resiliencia, una palabra que se ha vuelto muy cansina. A la gente se le llena la boca con eso de que hay que ser resiliente. Me pregunto qué éramos antes y cómo sobrevivíamos, siendo simplemente resistentes.
Ahora tienes que ser resiliente y por supuesto holístico, otra palabra de moda. Todo hoy es holístico. La vida hay que abordarla de manera holística. Las estrategias son holísticas. Como lo son los planteamientos, los enfoques, las miradas, los pensamientos y los conceptos. Lo contrario es ser corto de mira y eso es muy malo. Yo, cuando algo no lo enfoco holísticamente, me excuso en que soy miope. No cuela.
Y si ya entramos en los anglicismos, sobre todo en el mundo empresarial, pero que cada día van infiltrándose más en el lenguaje cotidiano, entonces ya sí que no hay quien entienda nada. La gente ya no intercambia ideas hace brainstorming, no llama, tiene conference calls, no asesora, hace coaching, no acumula experiencia sino know-how, no tiene pasado, tiene background, no compara, hace benchmarking.... La lista podría ser interminable.
También ocurre en el mundo de la moda, donde lo grande es oversize, el color piel es nude, lo acampanado es flare y el desaliñado de toda la vida es ahora grunge.
Una pena que siendo nuestra lengua tan rica tengamos que recurrir a tanto anglicismo. Pero supongo que hablar así resulta más moderno. Lo peor es que poco a poco estas palabras en inglés acabarán formando parte de nuestra lengua como hoy le pasa a jean, friqui, clic, o taper.
Otras pobres palabras, sin embargo, han caído en desuso y ya casi nadie las utiliza como alcoba, patatús, soponcio, melifluo, melindres, papanatas, pusilánime, mequetrefe... A mí me encanta usarlas y noto que a veces la gente no las entiende. Debo ser ya "viejuna". Curioso esto del lenguaje.
La Real Academia del Español, la RAE, tiene un proyecto muy interesante para proteger el buen uso de la lengua en el ámbito de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías. Me parece importantísimo. Claro que a este paso van a hablar mejor los robots que las propias personas. Y si a esto unimos la Torre de Babel del Congreso y la ultradefensa absurda del uso de lenguas minoritarias por encima del español, el panorama resulta preocupante.
Y ya puestos... pues... Au revoir!!
Feliz semana!!