jueves, 30 de diciembre de 2021

Feliz 2022!!

 


Adiós a 2021, el año en el que todos teníamos puestas tantas esperanzas  que al final nos defraudó. El año que  preferimos pensar que fue de mera transición.

El año de las vacunas, de las nuevas cepas, del Omicron. El año en que todos fuimos un poco virólogos. 

El año en el que sigue habiendo "pandemias" más mortales que el Covid, para las que nadie parece buscar vacuna.

El año en el que seguimos anhelando la normalidad, sin darnos cuenta de que, como la juventud, la tersura o la cintura, ya nunca volverá.

El año en el que esquiamos por la Castellana, por la Puerta del Sol o por la Gran Vía. El año en el que nos disfrazamos de esquimales para ir a comprar el pan. 

El año en el que, cuando le habíamos cogido el gustillo al teletrabajo, nos tocó volver a la oficina.

El año en el que la frase más repetida en cada casa fue la de “niño, apaga la luz”.

El año en el todos querían ser "la Ayuso" y el que lo niegue miente.

El año en el que se nos fue una imprescindible de toda fiesta, Rafaella Carrá  y muchos imprescindibles de nuestras vidas.

El año en que el volcán Cumbre Vieja nos sorprendió, hechizó y aterró.

El año en el que el Brexit definitivamente nos aburrió.

El año en el que las fronteras siguieron  cerradas para los que nos incomodan.

El año en el que la temperatura del planeta siguió aumentando, mientras muchos corazones se helaban.

El año de ellas, ellos y elles.

El año en el que nos hicimos más digitales y algunos cada vez menos humanos.

El año en que descubrimos que las criptomonedas nada tienen que ver con la criptonita de Superman.

El año en que Europa sin Merkel se quedó huérfana.

El año en el que los chinos volvieron a demostrarnos que son mucho más listos.

El año en el que creíamos haber aprendido algo pero no aprendimos casi nada.

2021. Un año más en nuestras vidas. Un año por el que estar agradecidos. Un año de experiencias, de recuerdos. Un año en el que han pasado cosas malas pero también muchas cosas buenas. Un año en el que seguimos disfrutando. Un año en el que hemos querido y nos han querido.  Una suerte haber llegado hasta aquí.

¡A por el 2022! Feliz año!

 

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Feliz Navidad!!!

Pues aquí estamos, si.. 

Aunque 2021 nos lo haya puesto difícil.

Aunque no nos haya tocado el gordo, ni siquiera el flaco.

Aunque sigamos sin encontrar la anhelada normalidad.

Aunque nada parezca lo mismo.

Aunque estemos metidos en la enésima ola y cada vez cueste más surfear.

Aunque la cena de nochebuena cada vez se parezca más a la cena de los 10 negritos.

Aunque la incertidumbre campe a sus anchas.

Aunque hayamos pospuesto ilusiones.

Aunque la mascarilla nos haya despegado las orejas.

Aunque se hable más del virus que de la comida de Navidad.

Aunque tengamos que volver a reprimir los abrazos.

Aunque parezca que el tiempo se nos está escapando.

Aunque haya muchos que ya no están.

Aunque les echemos tanto de menos.

Aún así, y a pesar de todo....  el Niño  Jesús está a punto de nacer!! Con eso me quedo! FELIZ NAVIDAD!!!


domingo, 12 de diciembre de 2021

Extrañas criaturas invasoras

 Hace un tiempo que me ronda una extraña criatura. No me explico de dónde ha salido.

A priori debe ser una criatura de secano, puesto que aparece en mi casa, pero su aspecto es muy marino. Una especie de calamar gigante cubierto de pelo. Medio cefalópodo, medio artrópodo. Sea lo que sea, la criatura que me acecha es realmente inquietante.

Es gorda, peluda y llena de tentáculos pegajosos que no paran de agarrarme. Suele andar agazapada y aparece sin piedad cuando menos me lo espero.  Es exuberante, sorpresiva, atrevida, invasora. No sabe de horarios ni respeta espacios. Campa a sus anchas y arrasa por donde pasa.  


A veces parece que no está y siento un tremendo alivio.  Aprovecho la aparente quietud para hacer cosas, temerosa de que aparezca, despliegue sus encantos y me agarre. Pero en cuanto me ve en acción aparece de nuevo, me atrapa y me zarandea de aquí para allá, a tal velocidad que logra marearme. Cuando me suelta me deja exhausta. 

Debo reconocer que en ocasiones me gusta sentirme entre sus garras. Es emocionante, un chute de adrenalina. Creo que empiezo a desarrollar una relación como la de King Kong y su novia. Me siento irremediablemente atraída por la extraña criatura, aunque sospecho que no debo fiarme demasiado de  este terrible pulpo gigante.

A veces no le hago caso y ella ofendida segrega una tinta brillante para llamar mi atención. Casi siempre lo logra. En cuanto la veo brillar acudo rápida a su lado,confiada, y ella, tramposa, lanza uno de sus tentáculos y me agarra de nuevo. 

Curiosamente, la extraña criatura desapareció en el confinamiento. Ni rastro de ella. Se esfumó durante varios meses. Al principio la echaba de menos. Llegué a pensar que no podría vivir sin su presencia arrolladora. Sin embargo, no fue así. Sin sus tentáculos tentadores me sentí más libre, recuperé la paz. Por un momento, pensé que había desaparecido para siempre, que nunca volvería, pero me equivoqué. La extraña criatura ha vuelto a mi vida y lo ha hecho con más fuerza que nunca. Ha vuelto voraz, dislocada, desmedida.

Me preocupaba tanto el tema que ayer decidí consultarlo con un profesional. Me tumbé en el diván y le conté todo, aún a riesgo de que me tomase por loca.  Al parecer lo que me ocurre  es algo muy común en estos tiempos modernos y no soy la única invadida por esta extraña criatura, llamada "vorágine". La buena noticia es que tiene solución y  las herramientas más poderosas para luchar contra ella están en uno mismo.

De nosotros depende alimentar al bicho o aniquilarlo, pero si hacemos lo primero la criatura nos aniquilará a nosotros. Y cuidado, porque, al parecer, fechas como la Navidad alteran mucho a la criatura, que se vuelve más salvaje. Si uno se deja llevar,  puede verse devorado muy fácilmente por sus tentáculos. Cada uno verá lo que hace. El que avisa no es traidor!

Feliz semana!!

viernes, 26 de noviembre de 2021

BLACK FRIDAY

 

 Lo que nos faltaba ya es el Black Friday!! Hala, todos a comprar como locos!! Y luego se nos llena la boca con el medio ambiente y el cambio climático. Pues habrá que comprar menos, digo yo, e incitar menos al consumo. Porque los pobres consumidores somos débiles y así no hay quien se resista. 

BF por aquí, BF por allá...Qué locura. Ilusa de mí, que no sé ya ni en qué fecha vivo, pensé al principio que eso de BF se refería a “best friend”. "Descuentos por best friend". Que simpáticos, pensé. Veo que premian mi fidelidad como cliente. Pero qué va, es la pesadez del Black Friday que nos invade como ya nos invadió Halloween. 


Y en unos días, la Navidad y a seguir comprando como si no hubiese un mañana. Es de locos. Lo de Thanksgiving, sin embargo, parece que se ha extendido menos, ignoro la razón, será que eso de dar las gracias no gusta tanto.  Me extraña no haber visto pavos por todos lados con el afán que tenemos por aquí últimamente de hacer nuestras las costumbres ajenas.  Tendría mucha más gracia el tema, la verdad, y seguramente menos invasivo.

Esta vez me niego a comprar. Haré un esfuerzo, porque la tentación me acecha allá donde voy, pero resistiré a dejarme llevar por la corriente.

Dejarse llevar por la corriente es la gran tentación de estos tiempos que vivimos. Tentación y perdición. El que trate de nadar contra corriente lo tiene muy pero que muy difícil.  Nadar contra corriente exige fuerza, resistencia y voluntad.  Es más fácil seguir a la masa. ¿Dónde va Vicente? Donde va la gente, como dice el refrán.  Pues eso, y a saber dónde va Vicente.

"Es lo que se lleva, son los nuevos tiempos, hay que abrir la mente, lo hacen todos, no hay que ser carca, las cosas han cambiado, hay que adaptarse... " La gente encuentra mil argumentos para dejarse llevar por la corriente sin el menor remordimiento. Los niños tienen móviles a los 9 años porque lo tienen todos y no vaya ser que se frusten por no tenerlo. Claro, es mucho más fácil dejarse arrastrar que enfrentarse a la corriente. Y luego nos quejamos de las consecuencias.

Sigue la corriente, sigue la corriente, sigue la corriente.... Y todos como borregos sin rumbo. Pero, ¿dónde nos lleva la corriente? me pregunto.  Miedo me da.  Y, cuidado, porque, a veces la corriente te engulle sin piedad y luego ya no hay remedio.

 De momento y por muy Black Friday que sea, hoy no pienso comprar nada.  

 Feliz  fin de semana!

 

 

sábado, 30 de octubre de 2021

Viejunos en peligro de extinción


De un tiempo a esta parte tengo complejo de "viejuna". Yo me encuentro tan joven como siempre, soy creativa, curiosa, inquieta y todo me interesa, pero algo sin embargo me dice que empiezo a ser viejuna. 

Creo que esta sensación tiene mucho que ver con la palabra más de moda del momento: "disruptivo". Ahora, o eres disruptivo, o eres viejuno. No hay término medio.  

Se llevan los comportamientos disruptivos, los pensamientos disruptivos, los enfoques disruptivos. Las empresas y los headhunters ya no quieren a gente "normal", tradicional, convencional, por muy talentosa que sea. Están pasados de moda. Los quieren diferentes, innovadores, rompedores, transgresores, atrevidos, que se salgan del molde.

Miro a mi alrededor y en general, nos encuentro a todos bastante "viejunos", salvo honrosas excepciones. ¿Qué será de nosotros? me pregunto con preocupación. Me temo que empezamos a ser una especie en extinción. Luego miro a la becaria del pelo azul y pantalón roto y me pregunto si ella sí que será disruptiva. Ando un poco perdida con el concepto, la verdad. Ya sé que esto no va de apariencias sino de un modo de entender las cosas pero entonces ya me lio más.

Desde que me embarga esta sensación he tratado de actuar de forma disruptiva... En alguna ocasión creo que hasta lo conseguido. Me ha bastado pensar de otra manera.  Algo así como salir de mí misma para convertirme en otra. Tratar de pensar como lo haría la del pelo azul. Pero claro, ser disruptivo todo el rato resulta agotador. Aunque quizá es cuestión de practicarlo. 

Yo creo que eso de ser disruptivo está muy bien. Las cosas están cambiando muy rápido y toca adaptarse al mismo ritmo para sobrevivir. Hay que innovar o inevitablemente te vas quedando atrás. Pero cuidado con pasarse de frenada, con infravalorar otras miradas y perspectivas por muy viejunas que sean, porque hacerlo puede implicar dejar de lado mucho sentido común y mucha experiencia, y puede resultar tan peligroso o más. Y atención también a tanto disruptivo, a veces  tras fachadas muy "modernas" hay un muy poca sesera. Tengamos la mente abierta, pero no desparramada!!


Feliz semana!!





sábado, 9 de octubre de 2021

Profesiones del futuro

 Cuando tenía 15 años me encantaba la profesión de “bróker”. Por aquellos entonces, yo no tenía ni idea lo que era la Bolsa y menos lo que era un bróker, pera sólo el término y la imagen estereotipada que de la profesión tenía en mi cabeza me hacían sentirme atraída. En el último año de colegio escogí una asignatura que se llamaba “Comercio” y ahí es cuando descubrí realmente lo que hacían los brókers y ya no me gustó tanto.  

Mi siguiente profesión favorita era la de actriz pero no acababa de “atreverme” a estudiar Arte Dramático, quién sabe por qué motivo ( he sentido siempre no haberlo hecho). Al final, me decanté por estudiar Derecho, mucho más aburrido pero más seguro. A pesar de que no me quejo del devenir de mi vida profesional, creo, sin embargo, que si alguien ahora me pidiese consejo le aconsejaría “atreverse”.

Las cosas desde entonces ha cambiado mucho. Leo algunas de las profesiones del futuro y me quedo impactada. Una de ellas es Facilitador del teletrabajo, profesión que me hace pensar que a esto del teletrabajo le queda aún mucho recorrido.  Otra es Consejero de compromiso con la salud, que imagino que, entre otras cosas, velará para que todos los empleados coman más quinoa que chorizo,  hagan todos mucho deporte y practiquen mindfullnes.

También se habla de Arquitectos de inundaciones, supongo que con esto del cambio climático se prevén muchas porque si no, no le veo tanto futuro, y de Auditores del sesgo de los algoritmos. Esta última profesión me ha dejado muerta. No entiendo nada. Llevo un buen rato dando vueltas a qué harán estos futuros auditores y no acabo de comprenderlo.

Pero sin duda la mejor profesión del futuro es la de ….. Pronosticador de cibercalamidades. Ésta sí que me encanta. Los que se dediquen a esto se lo van a pasar pipa, aunque no creo que peguen ojo sinceramente. Todo el día tratando de pronosticar no ya ataques cibernéticos a gran escala, sino auténticas calamidades, que es un grado más.  Imagino que les pagarán muy bien, dado el nivel de estrés asociado. Voy a ver si investigo qué hay que estudiar para ser eso, para ir aconsejando a mis hijos.

Aunque quizá lo realmente interesante, y lo digo bajito para que nadie me oiga, es ser cibercriminal. Redes zombies, virus troyanos, dark web, hackers…  Ser cibercriminal suena apasionante.  Deben ser todos (y todas, que no digo yo que esto sea cosa de chicos!) listísimos aunque un poco frikis creo yo. De primeras, me imagino a los cibercriminales muy jóvenes, en un sótano oscuro de alguna ciudad asiática, rodeados de pantallas y comiendo hamburguesas grasientas en sus mesas. Pero seguro que la cosa es mucho más sofisticada. Los empiezo a imaginar instalados en lujosos áticos neoyorkinos con inmensas pantallas, grandes ventanales y espectaculares vistas, celebrando con champán cada ataque sideral.  A medida que me lo voy imaginando me va apeteciendo más ser cibercriminal. No tengo claro si daré el perfil, me temo que no, ni tan siquiera creo que encaje por edad, y menos aún por conocimiento, pero acabo de descubrir en mí un sorprendente deseo de cruzarme al lado oscuro.

Feliz semana!

domingo, 3 de octubre de 2021

¿Hay sitio para los confortables?

 

A lo largo de la vida nos toca salir muchas veces de la famosa "zona de confort". Hacerlo requiere a menudo, o más bien casi siempre, una dosis importante de trabajo, esfuerzo e incluso valentía.

En la zona de confort se está muy bien, para qué vamos a engañarnos, de lo contrario no se llamaría así. No salir nunca de tu zona de confort equivale a pasarse la vida tirado en el sofá viendo la tele. Se está muy a gusto. No te exige esfuerzo. Pero si lo repites tarde tras tarde imagino que tienes una cierta sensación de perder el tiempo. 

Con la zona de confort pasa un poco lo mismo y más en el contexto social que vivimos en el que hay que estar compitiendo siempre, superándose constantemente y aspirando a cumplir tus sueños, por muy ambiciosos que sean. 

Me pregunto si hay sitio para los confortables. ¿O acaso los confortables son realmente "conformables"?

¿La zona de confort equivale realmente al estancamiento vital?  ¿Hace falta aspirar siempre a algo más, abrirse a nuevos horizontes, arriesgarse?

¿Es más fácil encontrar la felicidad en la mullida zona de confort o acaso te espera una vez atravesado el  desierto, surcado anchos mares o escalado altas montañas (metafóricamente hablando me refiero)? ¿es tan placentera como dicen la sensación de haber cumplido un reto?

¿Se equivocan  los que apuestan por el sofá menospreciando todo lo que les espera fuera? ¿O más bien los equivocados son los aventureros que desprecian la tranquilidad del sofá?

¿Y qué ocurre con los que se quedan por camino, los que dejaron el sofá y no lograron llegar a su destino?  ¿Mereció la pena "desconfortarse"? 

Me pregunto, por ejemplo, si acierta o se equivoca el que después de haber estudiado dos carreras y aprendido cinco idiomas decide quedarse en su pueblo cultivando su huerto. O quizá precisamente haber tomado esa decisión es su forma de salir del tipo de confort al que parecía predestinado.

Mi amiga Ana, que es muy sabia, dice que el confort  es un concepto moderno. Que levantarse y hacer las cosas como Dios manda sin hacer daño a nadie es suficiente trabajo y a veces muy poco confortable. Quizá tiene razón.

En este domingo lluvioso mi cabeza reflexiona sobre el tema. Mientras, miro a mis hijos ensimismados con la play y me pregunto si esta generación tendrá algún día la capacidad de levantarse del sofá y despegarse de la pantalla.  Y eso si que me preocupa más!

Feliz semana!!

domingo, 19 de septiembre de 2021

Baile de sílabas

Siempre me ha hecho gracia la gente con  tendencia a la "dislexia gramatical". A veces hacen combinaciones de silabas muy  divertidas. El plato favorito de mi hermana, cuando era pequeña, era "pepito en peripolla". Nos entraba la risa floja cada vez que lo decía y esperábamos impacientes a ver qué plato le hacía mi madre. En realidad,  lo que le encantaba era el pollo en pepitoria.

Un amigo hace unos días me dijo muy serio que lo de trabajar los fines de semana eran "gafes del oficio".  Me quedé atónita.

Otra amiga me reconoció muy seria que "la profesión va por dentro".  Hay casos en los que sin duda va por dentro, tanto que te cuesta creer que algunos supuestos profesionales de verdad tengan el título. Imagino que mi amiga se refería a la procesión.

A mi amiga Isabel su suegro un día la encontró muy "esterilizada". No sabemos bien si fue por los kilos adelgazados, porque ese dia se frotó mucho en la ducha, o porque tenía pinta de haberse hecho algo raro...

Una amiga de mi madre presume siempre de que su casa es "osmótica". Debe ser algo así como las catacumbas, toda llena de huesos. Otra dice que los drogadictos se mueren todos de "dobledosis" y no va desencaminada, no. 

Mucha gente  dice "a voz de pronto", "interperie" o "tregiversar".  Y se quedan tan panchos. Son errores muy frecuentes.

Pero lo más divertido es la manera en la que la "vida moderna" se ha incorporado en el lenguaje de nuestros mayores. 

El padre de una amiga está maravillado con lo bien que funciona "Amancio". "Pida lo que  pidas lo tienes en casa en dos días" dice encantado. Pero el buen señor no se refiere a Zara y Amancio Ortega, que va, lo que a él le gusta es Amazon!! . A la madre de otra le encanta ir a "Eloy Martín" ( Leroy Merlin) y mi madre ve las series en "selfis" en vez de en Netflix.

Recuerdo que mi abuela nunca quería llevarnos al "burriquín", que era el Burguer King. El Eurobuiding fue durante mucho tiempo el "Eurogüilding", hay quien pide un "Cabifive", y quien prefiere los libros al "Kinder".

Aunque debo reconocer que últimamente ando con mucho  cuidado con lo que digo. La gente cada vez utiliza vocablos más raros, (en inglés la mayoría, claro, supongo que suena más cool, más "techy"). Dan además  por hecho que todo el mundo les entiende. Temo utilizar un día alguno de ellos para hacerme la moderna, meter la pata y resultar una antigualla. Todo llegará. Al tiempo... 

Feliz semana!!


lunes, 30 de agosto de 2021

Yinyan

 

Estoy desolada. Este verano no he encontrado el yinyan. Mira que lo he buscado. Por aquí, por allá, pero nada. Ni rastro del yinyan.

He buscado el yinyan mientras miraba el mar y se me ha ido el santo al cielo.

Lo he buscado relajada en la tumbona y me he dormido.

Haciendo yoga y me he torcido el tobillo.

Con un tinto de verano, y han caído varios.

Con cuencos tibetanos y me he mareado.

En silencio, y lo han roto los de las palas.

Con los brazos extendidos y me ha dado torticolis.

Con respiraciones profundas y me he vuelto a dormir.

Lo he buscado con ahínco, que no se diga, pero nada. Mi yinyan no hay quien lo encuentre.  Anda perdido por la vida. Me pregunto si alguien lo habrá encontrado, el suyo, no el mío, claro. Si ha encontrado el mío, cosa rara, que por favor me lo devuelva.


A priori, parece que el verano es la época más propicia para encontrar tu yinyan. Desconectas, descansas, bajas el ritmo, piensas, reflexionas, te relajas .. y de repente, se supone que como por arte de magia, y cuando menos te lo esperas, surge el yinyan. Y entonces, sientes una enorme paz interior, una tranquilidad de espíritu, un sosiego. Das a las cosas su justa importancia, no te inquietas, no te aceleras, nada te altera, casi casi ni te inmutas.  Al menos eso dicen. ¿A alguien le ha pasado?  Por favor que me lo cuente y de paso, que me diga su secreto. También me encantaría saber si consiguen mantener intacto el yinyan en septiembre. Eso sí que tendría mérito.

Lo cierto es que el verdadero yinyan, insisto, el verdadero, y que cada uno lo llame como quiera, es muy difícil de conseguir y más en una época como la que vivimos marcada por la inmediatez, las prisas, las apariencias, las redes sociales, las autoexigencias, las multitareas y la tecnología. Evitar que el yin se coma al yan, o viceversa, es ardua tarea. Requiere una fuerza de voluntad a prueba de balas, y sobre todo, grandes dosis de paciencia y templanza, ingredientes que cada vez escasean más, me temo. Por supuesto, hay quien lo consigue y les envidio. Aunque a veces pienso si, en el fondo, el yinyan no estará sobrevalorado. 

En fin, supongo que como todo, será cuestión de seguir buscando, con optimismo y esperanza de algún día encontrarlo. En ello estamos.

Entre tanto, que cada yin aguante su yan.

Feliz “rentrée”!!

 

viernes, 27 de agosto de 2021

Viaje al Peloponeso

 

Hoy toca post viajero! Este verano hemos tenido la suerte de descubrir una región de Grecia mucho menos turística y conocida que sus islas, el Peloponeso.


El Peloponeso es una península al sur del país. Una región grande, con una superficie de más de 20.000 km², cargada de historia y que guarda auténticos tesoros: playas maravillosas, recintos arqueológicos sorprendentes, monasterios bizantinos o encantadores pueblos de pescadores.

En el Peloponeso hay muchas cosas que ver. Nosotros sólo hemos recorrido parte de la costa oriental y la península de Mani, en el extremo sur, lo cual nos da una  una estupenda excusa para volver.

El Peloponeso está unido con el resto del país a través del istmo de Corinto que es donde se encuentra el canal del mismo nombre, el canal de Corinto, una obra de ingeniería espectacular. El canal, que une el Golfo de Corinto con el Mar Egeo, impresiona. Es muy estrecho, apenas 24 metros y sus muros miden 80 metros. Se construyó en el siglo XIX aunque muchos siglos antes, con el Emperador romano Nerón, ya se había intentado construir, sin éxito. Merece la pena visitarlo.




Nuestra primera parada, desde Atenas, fue en la región de Argolida ( el Peloponeso se divide en 7 regiones), concretamente en Palaia Epidavros, un pueblo pequeñito muy agradable. Palaia Epidavros está en una zona verde, con playas muy bonitas.




 

Aquí visitamos el Teatro de  Epidauro, declarado Patrimonio de la Humanidad. Fue construido a finales del siglo IV a.C por Policleto el Joven y es uno de los mejores conservados de la antigüedad. Impresionante.  


Desde Palaia Epidavros también hicimos una ruta por  pueblos pesqueros como Ermioni o PortoHeli. La carretera que bordea la costa es preciosa y puedes ir buscando calitas en las que parar a darte un baño. Nosotros paramos en una estupenda con un beach club muy animado. También nos encantó Porto Heli, de aire cosmopolita, donde veranean algunos de los griegos más chic y tiene casa, entre otros, el Rey Constantino de Grecia.


Nuestro siguiente destino era la península de Mani, en el sur. De camino paramos en Mystras, una asombrosa ciudad bizantina en ruinas en la ladera del monte Taigeto, también declarada Patrimonio de la Unesco. Mystras es un sitio muy especial, que sin duda sorprende y en el que el tiempo parece haberse detenido. Merece la pena recorrer con calma su castillo, su palacio, sus monasterios y bonitas iglesias en ruinas, todo ello rodeado de un precioso paisaje verde.




Y por fin llegamos a Mani, uno de los mayores tesoros del Peloponeso, una región recóndita, árida, pero a la vez llena de atractivo.  En Mani abundan las torres medievales de defensa, el elemento más característico de su paisaje. En Mani huele a savia, a tomillo y sobre todo a higueras, que  atrevidas, bajan a besar el mar. Las aguas de Mani son color turquesa y solitarias. En sus playas te encuentras tabernas en las que puedes comer mientras tus pies rozan el mar. 



Nuestra base estaba en Limeni, un pequeñísimo pueblo de pescadores, una belleza.






Las puestas de sol desde Limeni son una auténtica maravilla.




En Mani hay muchas cosas  que ver. Pueblos cómo el pintoresco Aeropolis, con sus calles llenas de restaurantes con encanto. O pueblos cómo Mountanistika, Lagia o Vathia, famosos por sus torres.

En Mani estuvimos en playas preciosas como Skoutari, con su taberna blanca y azul y su preciosa iglesia a la orilla del mar; Ampelos, perfecta para bucear, por su agua cristalina, y en la que además puedes pedir comida por WhatsApp y te la traen,  o Kotronas, con su doble orilla y en la que un camino te conduce a una pequeña cala escondida perfecta para nadar y para saltar desde sus  rocas. La carretera que une estas playas, al borde del mar, es una maravilla.











Más al sur está el Cabo de Tenaro, que debe ser impresionante pero al que no llegamos.  No siempre es fácil mover a tres adolescentes!

También visitamos las cuevas de Diros. Semi sumergidas, se recorren en un barquita mientras  las estalactitas rozan las cabezas. Espectaculares.


Otro pueblo que merece la pena es Gythio, con sus fachada de estilo neoclasico, que hacen que te sientas por un momento transportado a Italia. Una estampa muy típica de Gythio son los pulpos  colgados de una cuerda secándose al sol. Genial.



Y ya de vuelta hacia Atenas, hacemos una última parada en Nauplia, dominada desde lo alto por sus fortalezas, una de ciudades con más encanto del Peloponeso.  Una delicia pasear por sus calles peatonales y admirar sus bellos edificios. Naplia fue capital del país entre 1829, fecha en que Grecia se independizó del imperio otomano, y 1834.



Y como guinda del pastel, Atenas. Habíamos visitado Atenas hacía 10 años y salvo la Acrópolis, poco recuerdo tenía de la ciudad. Sin embargo, esta vez me ha sorprendido muy gratamente.




Atenas es una ciudad animadísima, con una vida nocturna impresionante, con grupos de música tocando en las calles y con muchas cosas que ver además de la imponente Acrópolis. Merece la pena perderse por barrios como Monastikari, de influencia turca, Plaka, el más antiguo de la ciudad, Anafiótica, con sus callecitas, o Psiri, el "Soho griego", con ambientazo por la noche.



Y por último,debo decir que nos hemos sentido como en casa! Los griegos son muy similares a los españoles. Son abiertos, simpáticos, animados.. Comen y cenan a cualquier hora, son bulliciosos, todo les parece bien, les va la marcha...  Cuando oyes hablar griego te suena casi a español pero rápidamente te das cuenta que más bien  es como chino porque no entiendes nada!! Y la comida griega, como la nuestra, es deliciosa. Hemos comido genial y a precios fantásticos.  Mousaka, pasteles de calabacin,  Tzatziki, Tiropitas, queso feta, yogur con miel, pastel de naranja... Hemos disfrutado mucho comiendo!!!

En definitiva, ha sido un gran viaje en familia, venimos felices y ya estamos ya planeando nuestra próxima visita.

EFCHARISTÓ GRECIA!!!!!