A veces noto que alguien me mira raro. Pero son momentos excepcionales. O quizá es sólo mi imaginación. Visto como ellos, ando como ellos, hablo como ellos. Pestañeo, bostezo y guiño los ojos. Vivo solo en un apartamento en el centro de la ciudad. Cada mañana madrugo, salgo a correr y voy a trabajar. Mis compañeros no saben mi realidad y me alegro. Me tratan como uno más. Sólo evito las horas del café y la comida. Porque yo no como, ni desayuno, ni ceno. Mi cuerpo no puede ingerir ningún alimento o colapsaría. Me gusta pasar desapercibido. Evito los grupos que conversan demasiado rápido y que hablan a la vez, porque las palabras me llegan con solapamientos y me dejan sin margen para reaccionar. Creo que nadie nota que, cuando me río, lo hago un poco después de que algo gracioso ha ocurrido. Es un desfase minúsculo. A veces me detengo frente a un escaparate y observo mi reflejo intentando reconocer las diferencias. Una línea demasiado recta en la mandíbula, un parpadeo demasi...
Escribo sobre la vida. Reflexiones, pensamientos, ideas que cruzan por mi mente, viajes, anécdotas, aventuras...