Mucho se habla de la formación que necesitan los jóvenes, tanto la académica como la que tiene que ver con habilidades cada vez más demandadas como el pensamiento crítico o la creatividad. Sin embargo, poco se señala otra enseñanza, mucho más silenciosa pero que reciben a diario y cala profundamente: la del ejemplo
Vivimos en un entorno donde cada vez se transmite más el “todo vale”, y si los demás lo hacen, no hay motivo para actuar distinto. La corrupción, la falta de coherencia, la indiferencia o incluso desprecio al bien común parecen haberse normalizado hasta el punto de que ya no sorprenden. Me preocupa esta normalización, porque seguramente pesa mucho más que cualquier clase magistral. Porque los jóvenes aprenden de lo que ven y también de lo que respiramos como sociedad.
Quizá nuestra mayor responsabilidad, como padres, como educadores, pero también como personas de relevancia pública, como políticos, como empresarios… sea la de encarnar valores. Recordar que cada gesto cuenta, que la coherencia no pasa de moda, que el respeto, la lealtad o el compromiso son semillas que, si se siembran y cuidan, dan frutos. Creo que es uno de los mayores legados que podemos dejar a quienes vienen detrás: un entorno menos hostil, más limpio y más digno.
Pero no todo está perdido. Hay muchas personas que trabajan con vocación, que cumplen con rigor, que piensan en los demás, que siguen creyendo en la fuerza del “bien”. Son faros discretos, pero necesarios, que muestran que otra manera de hacer las cosas es posible.
Feliz semana!
Cuanta necesidad de parar, vivir y educar de forma consciente
ResponderEliminarAsí es
EliminarLo lei esta tarde en instagram. 👏👏
ResponderEliminarSiempre comparto el mismo punto de vista de tus historias y de tus reflexiones. 🔝
Y eso que pertenecemos a distintas generaciones y además yo hice la mili (Sargento de Ingenieros) y eso marca mucho. 😂
Jeje..me alegro!!
EliminarNo puedo estar más de acuerdo contigo María. No podemos darnos por vencidos y hay que seguir poniendo nuestro pequeño granito de arena encarnando valores e intentando dar ejemplo a los que nos rodean. Eso que parece poco, en realidad, es mucho porque, al final, muchos granos de arena de gente sencilla como nosotros es lo que puede cambiar el mundo.
ResponderEliminarEn ello estamos....
EliminarMe ha gustado mucho María.
ResponderEliminarMuchas gracias
EliminarQue cierto lo que dices, María. Porque el espectáculo público no tiene nada de ejemplar. Me preocupa lo decepcionados que se deben sentir y comparto lo importante que es transmitir los valores y el ejemplo en casa
ResponderEliminarSin duda. Echo de menos más ejemplaridad en la escena pública....
EliminarMaría!! Me has hecho pensar con lo de "dar ejemplo". Es algo que los de nuestra generación, la de nuestros padres y supongo que abuelos, bisabuelos...cultivaban cada día y que tengo la sensación de que se está perdiendo. Como padres tenemos la respondibilidsd de dar ejemplo, pero están ardua esa tarea. Pues sí, debemos esforzarnos en hacerlo cada día.
ResponderEliminarEs verdad.. creo q antes lo tenían más presente... si, debemos esforzarnos... seguro q merece la pena!
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