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Mostrando entradas de 2020

¡¡Feliz Navidad y feliz 2021!!

Faltan muy pocos días para que acabe un año que nunca olvidaremos. Un año en el que el mundo se paró, dejó de dar vueltas y nos enclaustró a todos en casa. Un año en que han pasado muchas cosas y la mayoría malas, aún mirado desde la más optimista de las perspectivas. Pero al fin y al cabo, un año más en nuestras vidas y un motivo por tanto para estar agradecidos. Ahí va mi abecedario de 2020, este año más especial que nunca. A de Alegría. La alegría de que se acabe por fin un año que trastocó el rumbo del planeta. A también de Aplausos, los que hemos dado a tantas personas que se los han merecido. B de Besos, los que hace meses que no podemos dar y que se acumulan para volar libres algún  día.  C de Coronavirus, de COVID 19, ese bicho inesperado que no supimos ver venir, indiscreto, porque se mete donde nadie le llama, atrevido, porque es capaz de atacar a quien se cruce por su camino, traicionero, porque no sabes calcular su fuerza. C de Cuarentena y de Confinamiento, ese ai...

Inutilidades y porsiacasos

  Aprovechando que tengo que estar confinada 10 días me he puesto a intentar ordenar armarios. Y digo intentar porque conseguirlo es tarea prácticamente imposible. Me pregunto si todas las casas tienen tanto cajón de sastre como tiene la mía. Me refiero a esos cajones en los que lo mismo te encuentras bolis que no pintan que pilas que no sabes si funcionan, linternas que cuando buscas nunca encuentras, pegamento que ya no pega, velas a medio consumir... Lo peor de estos cajones es su tendencia irremediable a la reproducción. Por mucho que los limpies su contenido se reproduce instantáneamente. Junto a los cajones de sastre están las cajas de recuerdos, de tendencia también bastante reproductiva o en este caso, más bien acumulativa, a medida que va pasando la vida. Las cartas de Reyes Magos de los niños, los dientes del ratón Pérez, los regalos del dia de la madre o del padre...En una de estas cajas hasta he encontrado la pulserita que le pusieron en el tobillo a mi hijo Juan cua...

Vacunas prêt à porter

Estaba yo pensando que ahora que estos investigadores tan listos han descubierto ya la vacuna contra el covid y que estarán más libres ¿no podrían a lo mejor atender peticiones particulares?  Seria una estupenda idea. Eso sí, para evitar una vorágine de peticiones, pueden exigir como requisito que la petición venga avalada por la firma de más de 500.000 ciudadanos, algo que está ahora muy de moda y que, dicho sea de paso, nos saca un poco de este letargo borreguil en el que últimamente vivimos. A mí se me ocurren mil cosas para las que nos vendría muy bien una vacuna, un pequeño pinchacito y todo solucionado. Ahi va mi TOP 5. En el TOP 1, una vacuna que fortalezca y tonifique los músculos sin necesidad alguna de ejercitarlos, o lo que es lo mismo, sin necesidad de hacer deporte. Que alegría más grande. Eso sí, al que le encante hacer abdominales, correr, sufrir, sudar, no se la pone y punto.Tampoco hace falta meterla en el calendario de vacunaciones. Me conformo con que sea volunta...

¿Agarras o sueltas?

Supongo que es normal que en un momento de la vida tus hijos ya  no te den la mano cuando andas con ellos por la calle. Me da pena porque no hay cosa que más me guste que sentir la mano de mis hijos entre la mía. Pero hay que aceptarlo, se hacen mayores. No he visto ningún "niño" de 20 años agarradito de la mano de su mamá. Si lo viera, pensaría que le falta un hervor. Quizá sea  normal y la rara sea yo. Quizá es que soy un tanto esquiva. Un día ví a un amigo, muy crecidito ya, sentado en el sofá dando la mano a su madre. Me chocó bastante. Al poco tiempo descubrí que era un enmadrado.  Claro que pensándolo como madre, qué ilusión me hará si mis hijos con 40 años me cogen la mano. No sé qué les parecerá a sus mujeres. En realidad yo no soy muy de dar la mano. Nunca voy de la mano con mi marido. Ni siquiera lo hacía cuando éramos novios que es todo tan romántico.  En cambio, me encanta ver a esos matrimonios mayores que van a todos sitios de la mano. Me parece la c...

Vidas peliculeras

Hoy he tenido una pesadilla que empieza a ser muy frecuente. Seguro que tiene algún significado, pero casi prefiero ni descifrarlo. He soñado que se me caían todos los dientes de golpe. Me he despertado sobresaltada, he encendido la luz y he descubierto que afortunadamente todos mis dientes seguían en su sitio. Qué felicidad tan grande. He sentido tal alivio que llevo todo el día pensando en la suerte que tengo de conservar mis dientes. Es una suerte tremenda que te pase algo terrible y descubrir que es un sueño. A menudo pasa justo lo contrario, deseas con todas tus fuerzas que algo sea sólo un sueño, una pesadilla, pero desgraciadamente no lo es. Es real.  Me acuerdo una vez, con 9 años, que mi madre me llevó a la peluquería para cortarme las puntas. El peluquero se animó y terminó dejándome la melena por la barbilla. Cuando me vi en el espejo casi me da un soponcio y recuerdo que pasé toda la tarde rezando para que fuera un sueño. Qué maravilla cuando un mal corte de pelo...

Hartazgo general

En estos últimos días la gente anda como loca. Nadie sabe qué hacer. Un absoluto desconcierto invade a la gran mayoría de los españoles de bien (los españoles de mal no sé bien lo que experimentarán, si es que sienten y padecen, que empiezo ya a dudarlo). Y o hasta la fecha he estado protegida en mi casa. Soy contacto estrecho de un positivo y llevo 10 días sin salir a la calle. Ahora bien, como mi confinamiento llega a su fin, me encantaría que algún alma caritativa me aclarase qué se puede hacer y qué cosas están prohibidas, porque estoy completamente perdida.  Aunque  me temo que es misión casi imposible.  He preguntado ya a varias personas y realmente nadie tiene ni idea.   Estoy preocupada porque, como mujer de leyes que soy, sé bien que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento. Es decir, que no vale que cuando me pare el “señor agente” le diga que en este país no hay quien se entere de nada, por lo que he salido a la calle cuando mejor me ha p...

Caretas

El otro día pregunté a mi amiga Silvia  por qué ya no corría. Me miró muy seria y me dijo: "Lo odio". Me quedé atónita. Yo pensé que le encantaba trotar por Madrid con su maridin. Llevaba años haciéndolo. Pues resulta que no. Lo hacía por él, por compartir una afición, por decir que hacía algún deporte, pero realmente cada carrera le suponía un esfuerzo terrible, un suplicio, un tormento. Y al final se cansó y lo reconoció. Odio correr y punto! No ha vuelto a hacerlo. La semana pasada me sorprendió que otro amigo, economista de postín, asiduo de los debates y tertulias del más alto nivel, no se conectase a uno de los encuentros financieros más prestigiosos del año. "No me conecto porque no me interesa nada" me reconoció. Volví a quedarme  atónita. "He decidido dejar de dedicar mi tiempo a temas que ya no me aportan" añadió. Ambas posturas me hicieron reflexionar . Lo cierto es que  muchas personas llegadas a una determinada edad se quitan la careta. Tal ...

Benditos antiguos despertares

 ¿Quién se quejaba de los despertares diarios de  nuestra antigua cotidianeidad? Quién??  !!! Y los encontrábamos estresantes.....!!!  Qué inocencia la  nuestra!! No sabíamos la que se nos venía encima. Ay, cómo echamos de menos aquellas mañanas monótonas y aburridas en las que todo se reducía a apagar el despertador cada día a la misma hora, preparar el desayuno para todos a la vez y tener listas las mochilas de deporte siguiendo el calendario pegado en la nevera, de aplicación todos las semanas del año, a excepción de vacaciones y festivos. Ahora sí que no hay quién se aclare.  Un niño va al colegio los lunes y los viernes. Los martes y los jueves se queda en casa. El otro niño es justo al contrario, los lunes y miércoles se conecta on line. El  lunes con horario fijo pero que alterna por semanas. El miércoles combina videos tutoriales sobre ecuaciones y polinomios con vídeos sobre cómo hacer la voltereta lateral, porque su profesora de educación f...

Alerta sobre el uso de mascarillas

En los últimos meses y ante un uso intensivo de las mascarillas, se están observando una serie de efectos secundarios sobre los que es necesario alertar a la población: Mujeres barbudas . Informes recientes constatan que las mascarillas crean un efecto invernadero propicio para el crecimiento del vello.  Como consecuencia, muchas mujeres ven con asombro cómo su barbilla poco a poco se va poblando de pelo. Confiadas en que la mascarilla los tapa, van dejándolos crecer hasta que un día descubren que su barba es más larga que la de su marido. En algunas poblaciones se han creado ya asociaciones de mujeres barbudas que lejos de sentirse incómodas reclaman el derecho de, también en este ámbito, ser iguales que los hombres Orejas de soplillo.   A medida que pasan los meses se constata una tendencia creciente en el despegue de las orejas. En el caso de que el número de personas con este despegue prominente de los “cartílagos orejeros”  siga aumentando se prevé una necesaria adap...

Babia

Me encanta pensar en la cantidad de lugares imaginarios que pueblan nuestro lenguaje. Muchos de ellos me resultan tremendamente evocadores y me entran muchas ganas de visitarlos.  Uno de ellos es Babia. Desde que era pequeña me pregunto si algún  día despertaré de verdad alli. Conozco a cantidad de gente que ha estado. Algunos pasan largas temporadas. No hay quién les haga volver. Otros van y vienen con una facilidad pasmosa. Otros en cambio nunca jamás lo han visitado. Yo me imagino Babia como un lugar muy bucólico, muy verde y frondoso, con árboles colgantes, murallas y grandes arcos. Parece ser que lo asocio con Babilonia o algo así.  Pensar que estoy en Babia me provoca a la vez sensación de paz, de tranquilidad.  Debe ser maravilloso poder desplazarte a Babia cuando te plazca. Una especie de superpoder infravalorado. Evocadora me resulta también la Conchinchina.  La Conchinchina debe estar muy muy lejos. Un lugar muy exótico. De esos que llegas y ya te qu...

De atuendos y demás

¡Que daño ha hecho Decathlon al turismo español!.  Me pregunto yo hasta qué punto es necesario que la gente para visitar un pueblo y pasear por sus calles se vista como si fuese a escalar el mismísimo Kilimanjaro. No lo entiendo. Me dice un amigo que es " en aras" de la comodidad. Pues sigo sin entenderlo.  Según eso, a este paso salimos directamente en pijama y  zapatillas de estar en casa. Tan cómodos todos, oye.   Mi combinación favorita es el escalador de montañas hooligan del Barça, que es el que se planta el pantalón Quechua pero combinado con la  camiseta de Messi, que menos que no se ha ido por cierto porque a ver que hacían ahora con tanta camiseta.  Eso sí,  si la camiseta futbolera la combinas directamente con el pantalón pirata a media pierna, ya llevas atuendo para todo el día, hasta para ir a cenar te sirve. El tema me tiene asombrada.  Y por supuesto, que no falten los tatuajes hasta en el rincón más recóndito de tu cuerpo serr...

Regreso al pasado

Quizá es que me estoy volviendo “vieja” o quizá es que esto del coronavirus y la “nueva normalidad”, que de normal no tiene nada, por cierto, me está afectando más de la cuenta, pero de un tiempo a esta parte siento nostalgia del pasado. Así, tal cual. Echo de menos cosas que “literalmente”, como dice mi hija Celia, han desaparecido.   Por ejemplo, echo de menos recibir cartas, claro que debo reconocer que tampoco las escribo. Recuerdo que cuando era pequeña allá donde iba compraba siempre postales y escribía a mis “clásicos”: a mis padres, si no viajaba con ellos, a mis abuelos, a mis mejores amigas, a mi tía Ana.. Hace poco releí alguna y me emocioné, porque por un momento me sentí aquella María de 9 o 10 años a la que le encantaba compartir con los demás lo bien que se lo pasaba. Supongo que es lo que hacemos ahora con las redes sociales, pero lo siento, no tiene nada que ver. Quién no se acuerda de la sensación de pegar el sello así “chupadillo” o de aquellos sobres de papel ...

Reflexiones

Hace unos días tuve una conversación muy interesante con un señor de 92 años lleno de sabiduría y vitalidad. Me maravilló su actitud y le pregunté cuál era el secreto de su éxito. Sin dudarlo ni un segundo me contestó: "no dejes nunca que nadie te quite tus ganas  de vivir y tu paz de espíritu". Este segundo ingrediente es muy  difícil de conseguir , le dije. ¿Cómo hago para conseguir esa paz? "Dedica un tiempo cada día a meditar, a reflexionar, a rezar, si eres creyente. Conecta desde tu interior con  el universo, piensa dónde estás y hacia dónde vas" me contestó.  Ayer en la playa mirando al mar, sola, intenté hacerlo, como lo he hecho muchas veces a lo largo de mi vida, pero qué difícil es hacerlo de verdad. Conectar desde lo más profundo con lo más eterno. Reflexionar con paz, con serenidad. Conseguir aislarte, evadirte. Casi nunca lo consigo. Siempre acabo pensando en otra cosa. Me salgo del túnel. Avanzo, avanzo y de repente, una voltereta y ya estoy fuera....

Mascarillas y chascarrillos

Quién nos iba a decir que una simple prenda como la mascarilla iba a tener tanta importancia en nuestra vida. Es curioso fijarte en la cantidad de nuevas situaciones que está creando su simple uso. El otro día, por ejemplo, abrí la puerta al frutero y me sorprendió lo guapo que era.  ¿Cómo no me había yo fijado antes? Luego caí en la cuenta de que tenía unos ojos preciosos.Debe tener nariz fea y dientes feos y como ahora no se le ven, pues resulta de lo más apuesto el señor frutero de ojos verdes. Curiosos son también algunos efectos de la mascarilla. Por ejemplo, yo cuando me la pongo, ni oigo ni veo. De verdad. Y es muy peligroso, claro. El otro día de hecho casi me mato en las escaleras mecánicas de Mercadona por culpa de la mascarilla. También tiene cosas buenas. Por ejemplo, hay quien ha dejado de morderse las uñas o lo que aún es mejor, de comerse los mocos. O al menos ya solo lo hacen en la intimidad de sus casas, lo cual se agradece. También se ahorra en barra de labios...

Deconstrucción

Ayer salí a cenar y pedí tortilla de patata "deconstruida".  Cuando llegó la copa ( sí, venía servida en copa!) me dio por pensar si la habrían hecho así, "deconstruida" desde el origen, o si la habrían construido para deconstruirla después.  Construir para luego deconstruir no se entiende bien, la verdad. Ni en la tortilla ni casi en ningún orden de la vida. Con lo difícil que es construir que fácil es, sin embargo, deconstruir, o directamente destruir que es como se ha llamado siempre ( aunque, ojo, no es lo mismo, que lo he buscado en el diccionario!!).  Me vienen a la cabeza muchas cosas que requieren un proceso largo de construcción y sin embargo, pueden destruirse de un plumazo, cual castillo de arena. La familia, por ejemplo. No basta casarse y tener hijos, hay que "currárselo", hay que querer, ceder, renunciar, sacrificarse, desvelarse, hacer hogar, compartir alegrías, tristezas, valores, costumbres,  enseñar, aprender, acumular recuerdos, convivir...

Mi otro yo ( o el síndrome del ermitaño)

Hoy he vuelto a la oficina y mi sensación es de nostalgia. Añoro el confinamiento, el de los primeros momentos, el confinamiento en su estado más puro. No me refiero a este estado intermedio e indefinido  en el que nos encontramos ahora en el que uno no sabe bien a qué atenerse, porque lo mismo te sientes libre que transgresora, prudente que atrevida, responsable que timorata. Lo que yo echo de menos es tenerme que quedar en casa por obligación. Asi,categóricamente. En estos meses, al más puro estilo freudiano, he descubierto un "yo", que no conocía antes de mi misma. Un yo casero, tranquilo, paciente, acomodaticio, obedediente, reposado, prudente, natural, comprensivo, hasta un punto introvertido. Un yo que me ha encantado descubrir, que seguramente estaba latente, agazapago desde hace años tras mi yo más social sin atreverse ni siquiera a asomarse. Y ahora tengo miedo a que ese yo vuelva a desaparecer.   Porque ese yo, aunque cueste creerlo, era un yo libre, sin atadu...

Los Gallifantes del Covid

Hoy he  entrevistado a un niño al más puro estilo “gallifante”, aquel concurso que había en televisión hace años en el que Javier Sardá pedía a unos niños que le explicaran el significado de algunas palabras. Me encantaba escuchar las  ingeniosas definiciones que se les ocurrían. El juego consistía en que los concursantes adivinasen de qué palabra se trataba a partir de la definición. A veces era realmente imposible. En mi caso, le he preguntado al niño por algunas de las palabras más comunes y frecuentes durante estos últimos meses.  El niño ha resultado ser bastante listo. Comparto algunas de sus respuestas: Pandemia .  Sitio donde se hace pan . Me ha encantado la definición. Alejada de la realidad, aunque no tanto. Después de todo, una de las consecuencias, no sé si directas o indirectas de la pandemia, ha sido la cantidad de gente que se ha dedicado durante el confinamiento a hacer pan, y en general repostería. De hecho, en varias ocasiones me ha resultado imposi...

Acaso era normal?

La expresión de moda estos días es “la nueva normalidad”. El término me tiene fascinada. Si en los últimos tiempos ya me veía incapaz de decir qué era normal y qué no lo era, ahora ya sí que ando completamente despistada. Entiendo, a bote pronto, que la nueva normalidad afectará sobre todo a nuestros hábitos, a nuestras costumbres y en general, a nuestra vida social. No paro de dar vueltas a qué cosas de mi esfera social que antes yo consideraba normales dejarán pronto de serlo. Tanto lo pienso que cada vez más lo “antes normal” o “tradicionalmente normal”  me está empezando a parecer “anormal”. Recuerdo con nostalgia las terrazas. ¡Qué placer sentarse en una mesita al sol y disfrutar de una buena caña o un buen vino! Hasta aquí, todo “normal”.  Pero ahondando en la imagen, de primeras idílica, me pregunto yo si  acaso era “normal” sentarse en una mesa sucia con los restos de comida y bebida de los anteriores comensales, con el cenicero lleno de colillas chupadas...

Colaterales

En estos días complicados, hay un término que se repite en cada noticia que leo: “efectos colaterales”.   Colateral quiere decir secundario, que se produce de manera indirecta. Si buscas sinónimos en el diccionario te sale accesorio, adyacente, marginal. Me pregunto dónde está la línea entre lo principal y lo colateral. ¿Puede esta línea desdibujarse y hasta desaparecer? ¿ puede ser más gordo el efecto secundario que el directo? Me temo que cuando los efectos colaterales crecen y se intensifican, es imposible desentrañar ya lo esencial de lo colateral, porque todo se vuelve esencial, no hay colateralidad que valga.  No tenemos más que mirar a nuestro alrededor. Parece, a bote pronto, que el efecto directo del coronavirus es la enfermedad o la muerte. Pero, ¿acaso todo lo demás es colateral? La lista de colaterales es tan grande y dramática que me cuesta situarlos en la categoría de accesorio o secundario: desempleo, cierre de negocios, ruina, familias des...

Tanto miedo como tú

Mi reflexión de hoy tiene que ver con la vulnerabilidad y el miedo. Lo que está pasando en todo el mundo es como una película de ciencia ficción. El Coronavirus ataca en China, en EEUU, en Italia, en Francia, en Rusia, en UK, en España... Nadie se queda a salvo. Todos nos vemos afectados. A todos nos puede tocar. Al principio lo ves como algo más lejano.. Qué horror lo que pasa en China. Qué horror la situación de Italia. Ves los telediarios desde el sofá. Pero de repente te pasa a ti. Te afecta a ti. Y sientes miedo. MIEDO. Un miedo que a diferencia de muchas otras personas nunca habías sentido. Algo nuevo. Miedo por tu vida, la de tus padres, la de las personas que quieres, miedo a perder tu trabajo o a que lo pierda tu marido, miedo a perder tus ahorros, miedo  a un colapso, a un futuro incierto. Un miedo para tí desconocido y que sin embargo para muchas otras personas es algo común, cotidiano. Muchas personas sufrieron la malaria, muchas personas viven en guerras conti...

¡Qué monos!

No tengo intención ninguna de frivolizar, que no está el horno para bollos, pero sí ganas de que nos riamos un rato y sobre todo de reírme  un poco de mi misma y del tipo de situaciones “peculiares” que surgen en estas circunstancias en las que nos encontramos. Lo que me tiene más “loca” es la necesidad que tiene todo el mundo de comunicarse por Skype o similar. A ver, si solo llevamos 5 días aislados. Tranquilos, mi cara, de momento, sigue siendo la misma. ¿A qué tanta necesidad de vernos los caretos? Por un lado, está bien eso de verse, no digo yo que no. Primero, porque te hace sentir más cercano, está claro. Y segundo, porque te obliga a adecentarte un mínimo, aspecto importante en tiempos de enclaustramiento forzoso.  Ahora bien, ojo, creo que también está afectando negativamente a la autoestima de alguno y sobre todo de alguna. ¿ Soy yo sola o nos vemos todos fatal en las vídeo  conferencias? En mi caso, me veo con cara de tortuga Ninja, apaisada y v...

Tiempo de cuarentena

Debo reconocer que los primeros días del enclaustramiento pensaba yo, ilusa de mí, que iba a tener tiempo para todo lo que siempre he querido hacer y nunca me ha dado tiempo, e incluso me iba a dar tiempo a aburrirme. Sin embargo, solo llevamos tres días enclaustrados y ya estoy hasta estresada. Se me acumulan las tareas!! En 24 horas he recibido todas y cada una de las revistas del kiosco en pdf, invitaciones a tours on line de todos los mejores museos del mundo, videos de todo tipo, invitaciones a cenas telemáticas y a parties on line, llamadas por Skype, millones de whatsapp, miles de cadenas que seguir, cientos de rezos a los que unirme, miles de recomomendaciones que leer, peticiones de "change" que suscribir,  bulos que comprobar, series abiertas en todas las plataformas habidas y por haber... Confieso que estoy empezando a estresarme con todo lo que tengo que hacer. A este paso necesito que por favor nos confinen como mínimo un año o no me dará tiempo a...

Dime cómo te enfrentas al coronavirus y te diré quién eres

Esto del coronavirus nos tiene a todos medio locos. La cosa no es para menos. Los últimos días me he dedicado a observar  las reacciones de la gente y en esto, como en todo, me hace gracia comprobar lo distintos que somos los unos de los otros. Abundan los alarmistas, los que cada vez que hablas con ellos te lo pintan todo más negro. Se hunde España, el mundo, la bolsa, la economía, las empresas, los bancos, el turismo, el consumo, el bienestar social, occidente, oriente... La gran debacle. Sin remedio y sin solución. Dan miedo. Otros, más que alarmistas, son precavidos, y  llevan ya más de un mes, como hormiguitas, llenado la despensa, haciéndose con mascarillas, con medicinas, con guantes, y hasta con tubos respiratorios por si surgiera la necesidad. En el lado opuesto, están los pasotas, que con la excusa de que al final vamos a caer todos, no siguen ninguna recomendación, ni toman ninguna precaución. Pasan de todo. Por supuesto, este ...