Una noche, con 14 años, en plena edad del pavo, salí del baño de un discoteca de moda con el papel higiénico enganchado en la falda arrebujada, arrastrándolo como si de una larga y fina cola de novia se tratara.
A mi paso algunos se reían, pero nadie me decía nada. Arrastré alegremente mi particular cola hasta el lugar de la pista en el que se encontraban mis amigas entregadas a un ritmo frenético y me uní al grupo como si nada. Fue entonces cuando una de ellas me señaló mi larga cola de papel. Quise desaparecer en ese mismo instante, hacerme invisible. Recuerdo que repasé una por una las personas a las que había saludado en mi camino desde el baño a la pista para no volver a mirarlas jamás a la cara. Sentí arruinada para siempre mi imagen y mi reputación. Qué verguenza tan terrible.Qué bochorno. Qué tragedia (así eran las tragedias a esa edad). Afortunadamente, casi nadie se había dado cuenta y al fin de semana siguiente nadie se acordaba. Nunca nadie me señaló con el dedo ni me comentó nada. No me convertí en "la del papel higiénico". Mi miedo desapareció, y mi autoconfianza, por una semana mermada, rápidamente se recuperó.
Hace unos días cené con un amigo. Por una serie de coincidencias su nombre ha aparecido en los medios vinculado a un tema bastante feo y se ha visto envuelto en una trama con la que nada tiene que ver.
Durante varias semanas su teléfono echaba humo. Los periodistas le acechaban. Supuestos amigos convertidos en feroces enemigos hablaban mal de él. Su persona fue durante unos días objeto de carnaza mediática. Se dijeron barbaridades de él.
Pero todo fue un malentendido, una falsa asociación. Me pregunto quién lava ahora su buen nombre, cómo repondrá la reputación perdida.
Hoy en día todas las empresas vigilan de cerca su reputacion. Todas cuentan con procesos robustos para controlar y mitigar el riesgo reputacional, conscientes del enorme impacto que puede tener una crisis de este tipo.
Pero en el plano personal, ¿qué ocurre cuando se produce este daño?. ¿Cómo se repara?.
Mi amigo podría iniciar demandas y exigir indemnizaciones. Pero el daño está hecho y es prácticamente imposible repararlo. Y menos hoy, donde todo deja un rastro imborrable.
La justicia rápida y casi siempre infundada del "pueblo llano" es devastadora. Puedes pasarte la vida intentando hacer las cosas bien, lo mejor que sabes, pero un día alguien siembra una duda sobre ti y todo cambia.
Si rasgas una almohada de plumas y la agitas al viento todas las plumas volarán en mil direcciones. Algunas llegarán lejos. Prueba a recogerlas luego para volver a meterlas en su funda. Intenta recuperlas todas, que no quede ni una. Es imposible. Lo mismo ocurre con la reputación dañada. Tan sólo basta con sembrar la duda.
Feliz semana!
Me encanta la metáfora de las plumas.
ResponderEliminarTal cual es
EliminarMuy bueno!!
ResponderEliminarGracias!
EliminarBuenísimo como siempre!! Y que razón tienes
ResponderEliminarMuchas gracias!!
EliminarMaria, que acertado! Como siempre. Que no nos pase 🙈
ResponderEliminarSi.. q no nos.pase.... muchas gracias!
EliminarQuerida RuizMo, siempre he dicho que una de las armas peores que hay en esta vida es la palabra. Hay que saber muy bien lo que uno dice y no hablar dejándose llevar por la masa, sin criterio y sin pruebas. Cómo me gusta ese DON que tienes querida amiga. Me ha encantado leerte. Una vez más nos haces recapacitar.
ResponderEliminarMil gracias Romerez querida. Somos muy osados con la palabra!! Palabras muy sueltas....
EliminarEl ataque s la reputación de las personas es demasiado común. Cono venganza, como remedio a frustraciones, mala uva sin más.... Está bien traído tu blog de hoy
ResponderEliminarAsí es! Muchas gracias!! Bss
EliminarQue bueno el simil de las plumas, María!
ResponderEliminarGran artículo
Feliz verano, querida
Muchas gracias y feliz verano!
EliminarQué razón tienes Mary y qué bien expresado , gran metáfora . Siempre q creo que partiendo de mucho de tus post escribirías grandes libros 🥰un beso enorme
ResponderEliminarMil gracias!! El libro son palabras mayores pero todo es ponerse!
EliminarLe deseo lo mejor a tu amigo, debio de ser horrible. Para lo bueno y lo malo, tenemos memoria corta, los mismos medios no nos dejan reposar un bombazo y nos tiran el siguiente.
ResponderEliminarSi fueran mas honestos, reconocerian los errores, pero eso no vende…
Por las muy malas, tuvo la oportunidad de cribar los buenos de los malos amigos🤷♀️lo unico positivo.
Espero que pueda salir adelante con fuerza♥️
Muchas gracias. Lo pasó mal....
EliminarEs muy injusto, no obstante, la verdad siempre vence a la calumnia y a la infamia. Para ello, los amigos y familiares siempre hemos de dar la cara ante todo y ante todos por aquellos que se sienten agredidos y difamados de una manera tan cruel. Somos los mejores cirujanos para cerrar heridas abiertas por cobardes y tramposos. Gran post, querida Ruizmo. Bss.
ResponderEliminarMil gracias querido Chemita. Besos
EliminarMuy cierto María! Y la reputación nunca se recupera, fuera de tu círculo más cercano. Por desgracia tengo algún ejemplo muy cercano, la reputación se construye durante toda la vida y se destruye en un segundo! Muy buena entrada en tu blog!
ResponderEliminarMuchas gracias !!! Beso
EliminarAy Maria...cuanta razon tienes, como siempre...cuanto daño se puede hacer con esos juicios a los demas sin saber de que se habla...un pequeño truco para evitarlo...pensar en lo q sentirias si te lo hicieran a ti
ResponderEliminarHablamos tanto sin saber qué hay detrás...
EliminarMuy acertada reflexión, me encanta la comparación final 🪶! también es verdad que todo es más efímero ahora y dura poco en la mente colectiva 🤷🏻♀️ para lo malo y para lo bueno 😜
ResponderEliminarEso también es cierto... gracias!!
EliminarTristemente es verdad, hay q tener mucho cuidado, primero en creer todo lo q oímos, sin comprobar y segundo difundiendo noticias q perjudican a personas, a veces sin certeza ... Es lamentable. Un beso Maria😙❤️
ResponderEliminarAsí es. Todos caemos en difamar sin fundamento me temo...
EliminarMuy bueno Maria. Y muy cierto. Tengo algún caso cercano como el de tu amigo y es horrible. Todos deberíamos aprender la lección y criticar menos o al menos hablar menos sin saber. Un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias Irene! Así es... besos
EliminarMe parto con lo del papel higiénico María. Cuantos razón con la reputación, media vida construyéndola y dos segundos para hacerla añicos. Espero que tu amigo esté bien 😘😘
ResponderEliminarJeje.. nadie comenta sobre lo del papel pero fue buenísimo!!!
EliminarQué buena y acertada es siempre tu pluma. Gracias por hacernos pensar sobre cosas importantes. Espero que la persona a la que haces referencia tenga la oportunidad de superar este trago. Sin duda, lo que has escrito le habrá ayudado a suavizarlo y reconfortarlo/a
ResponderEliminarMil gracias!
EliminarCalumnia que algo queda. Es el arma más letal: la muerte civil,muchas veces con la “motivada” complicidad de los medios de INformacion,que no de comunicacion.
ResponderEliminarPeligroso... y a veces muy injusto
EliminarMuy buen símil el de la almohada y las plumas volátiles, así es de frágil la buena reputación. Da gusto leerte Mary, sigue haciéndolo.
ResponderEliminarMil gracias!!! Besos
EliminarMaría!! Muy bueno tu simil de las plumas y divertidísimo lo del papel higíenico. Y sí, la reputación individual es fácil de perder por un pequeño error, por un malentendido, por las críticas de personas que te envidian... y al menos en España difícil de recuperar. Tema complicado que tan bien has escrito.
ResponderEliminarMuchas gracias!!
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