Me siento a tu lado como cada tarde. Hoy no te he traído flores. Las de la semana pasada aún te duran. Hoy he venido cargado de álbumes de fotos. No creo que tengamos tiempo para verlos todos. ¡Qué tontería!. Tenemos todo el tiempo del mundo. No tengo nada mejor que hacer. Y supongo que tú todavía menos. Aunque contigo nunca se sabe. Abro uno de ellos al azar. Mira, aparece Antoñito con pantalones cortos y tiritas en las rodillas. Qué guerra nos dio siempre, ¿te acuerdas? Recuerdo que hasta le teníamos que poner una chichonera porque iba dándose golpes en todas las esquinas. Qué inquieto era, siempre corriendo, saltando, atrevido, listo, sin miedo a nada. Me hacía sentirme orgulloso. Hace tiempo que no se nada de él. Con lo cariñoso que era de pequeño. Ahora está siempre demasiado ocupado, siempre viajando. Y sigue corriendo. Corre maratones en Nueva York, en Japón, hasta en Australia. Me pregunto qué meta persigue, de qué escapa o si acaso es que alguien l...
Escribo sobre la vida. Reflexiones, pensamientos, ideas que cruzan por mi mente, viajes, anécdotas, aventuras...