Hoy por fin salimos a la calle sin mascarilla. Ayer no podía dormir de los nervios. A media noche hasta me levanté como loca a buscar la caja donde hace más de un año guardé mis pobres barras de labios. Hoy resurgen esplendorosas, porque hoy es día de labios rojos, de grandes sonrisas.
Dia también de sorpresas. Porque seguro que hay gente a la que no voy a reconocer sin mascarilla. Los habrá más guapos y los habrá más feos. O simplemente distintos a como te los había imaginado. Qué nervios. Una amiga mía lleva un año enamorada de su profesor al que solo ha visto on line y con mascarilla. Temiéndome estoy lo peor.
Me pregunto también qué hará mucha gente desprovista de pronto del poder que durante meses les ha dado la mascarilla. Porque sin duda la mascarilla ha emporedado a más de uno. Pasa como con el anonimato. Bajo su manto hay quien es capaz de cosas que jamás haría a cara descubierta. Pues con la mascarilla ha pasado lo mismo. Muchos se han visto empoderados, se han vuelto más osados, más atrevidos.
Por no hablar de la cantidad de "parapolicías" que han surgido hasta debajo de las piedras con esto de la pandemia. Personas infundidas de una "auctoritas" repentina que imagino que ahora caerán en depresión cuando se vean desprovistos de ella. Me viene a la cabeza una señora que se acercó a nosotros en la orilla de la playa para reprendernos por no llevar mascarilla, cuando estábamos a punto de darnos un baño. "Señora, que sepamos no hay mascarillas acuáticas" le contestamos. Pero la señora resultó ser un sargento de caballería así que acabamos todos bañándonos con las gafas de bucear tapando la boca.
Salir a la calle sin mascarilla va ser como salir desnudos o sin ropa interior. Habrá quien sienta tremenda alegría, desahogo, alivio. Como quien se quita un peso de encima. Pero otros muchos se sentirán vulnerables, débiles, hasta avergonzados.
Sobre todo espero que no perdamos la costumbre de mirar a los ojos, de descubrir la mirada, de intuir más allá de la apariencia.
Feliz día sin mascarilla!!!
