Una vez compré a mis hijos un cuento que tenía muchos finales. A medida que avanzaba la historia tenías que ir tomando decisiones y en función de lo que eligieras el final era distinto. Mis hijos, tramposillos, siempre hojeaban otros finales y terminaban tomando siempre las mismas decisiones, las que les llevaban al final que más les gustaba. Pero la vida no es como el cuento. No te deja hojear los posibles finales. Uno nunca sabe qué habría sido de su vida si hubiera tomado una decisión distinta. Cada elección, por pequeña que parezca, va marcando el devenir de los acontecimientos. Algunas decisiones influyen de manera obvia como elegir la persona con la que vas a compartir tu vida o la ciudad en la que vas a vivir. Otras son aparentemente detalles sin importancia, y sin embargo, a menudo arrastran consecuencias de enorme trascendencia. Doblar una esquina en vez de continuar recto, fijar un día y no otro en el calendario o soltar una mano en un instante preciso. A...
Escribo sobre la vida. Reflexiones, pensamientos, ideas que cruzan por mi mente, viajes, anécdotas, aventuras...