miércoles, 27 de enero de 2021

Personas vitamina

 Acabo de leer el concepto de persona vitamina y me ha encantado. Vienen a mi cabeza muchas personas vitamina presentes en mi vida. Tengo esa suerte. Es curioso, hay personas con las que pasas un rato y ya te animan el día. 

Hay mucha gente a la que quieres y con la que te gusta compartir tu vida pero no necesariamente todas ellas son  personas vitamina. 

Las personas vitamina son muy especiales. Transmiten buen rollo. Conectan contigo. Te sientes a gusto cuando estás a su lado. Sabes que te entienden aunque no hables. Te ríes.  Disfrutas. Alargarías siempre el rato que pasas con ellas. Cuando estás con ellas te sientes más ligera, hasta más joven. Son personas subidón. Una cenita o incluso simplemente un café con una persona vitamina te alarga la vida, estoy segura. Si juntas a varias ya es el no va más.  Puro chute de energía.



Hay personas en cambio que, pobres, aún sin quererlo, te estresan,  te enervan, te exasperan...Siempre  están agobiadas, con prisa, atacadas. Algunas hasta parece que te invaden. Solo verlas me dan ganas de hiperventilar.  Cuando son personas que no te importan, lo mejor es quitárselos de encima cuanto antes porque si no, te pueden contagiar fácilmente. Pero a veces es gente a la que quieres. En ese caso el tema no es fácil de gestionar.  Hace falta una buena dosis de paciencia y un grueso escudo protector para impedir que te alteren más de lo necesario, que no te saquen de tus casillas. 

Y luego están las personas tóxicas. Esas son fatales. Personas que todo les parece mal, que critican,  que manipulan, que absorben. Son hasta capaces de quitarte la energía. Chupocteras. De ésas siempre hay que huir porque pueden hacerte mucho daño. Algunas van disfrazadas y te cuesta descubrirlas pero es muy importante saber detectarlas. Afortunadamente no conozco muchas. Me dan miedo. 

A medida que pasa la vida me doy cuenta lo importante que es rodearte de buena gente, de gente positiva, que enfrenta la vida con alegría a pesar de que no siempre las circunstancias les acompañen.  Cada vez más intento pegarme un buen chute de vitaminas siempre que puedo. Me da la sensación de que este tipo de chutes son más efectivos que muchos tratamientos de belleza.  También intento con paciencia construir un escudo protector e impermeable para que cada vez me afecten menos los enervantes porque no es plan de  cargártelos a todos aunque ganas no te falten a veces. Los que practican el yoga y el mindfullnes lo tienen más fácil seguro.  Y de momento, mi detector de tóxicos me indica que tengo pocos  a la vista, así que estoy tranquila. Aunque nunca hay que  relajarse que en cualquier momento puede aparecer uno y fastidiarte la vida!! Atentos!! 

Feliz semana!


domingo, 24 de enero de 2021

Te cuelas o te la cuelan

El viernes en una rotonda se me coló muy groseramente una rubia teñida en un Porche Cayenne. Me sienta fatal que la gente se cuele en las rotondas. En general,  me sienta fatal que la gente se cuele. 

Los chinos se cuelan sin parar. Es práctica habitual. Ellos no lo ven mal. Cuando vivía en China me sacaba de quicio. Esperaba siglos en una cola enorme y de repente, se te colaba alguien como si nada. Yo le insultaba en español.Me hubiera gustado hacerlo en chino pero no sabía.

Una vez fui yo la que me atreví a colarme. Fuimos a visitar un monumento muy famoso y había una cola terrible. Miles de chinos esperando bajo un sol infernal. Ni corta ni perezosa busqué en el diccionario cómo se decía "tengo ganas de vomitar" y empezé a repetirlo mientras avanzaba en la cola con decisión fingiendo estar mareada. No creo que ningún chino me entendiese, pero era tal mi determinación y convencimiento que todos se apartaban para dejarme pasar. Cuando llegué al principio de la cola me había sugestionado tanto que vomité.

Tampoco aguanto que la gente te la cuele. Que te hagan creer una cosa y resulte ser la contraria. Gente que parece lo que no es, que dice lo contrario de lo que piensa, que genera confianza sin ser dignos de ella.  A veces cuesta tiempo darte cuenta de que te la han colado y  cuando lo descubres te llevas una enorme decepción.

Me hace gracia observar esas situaciones en las que un listillo de esos que siempre lo saben todo de pronto se cuela. "Te has colao bacalao!" que decíamos en el colegio. La cara del bacalao en cuestión suele ser todo un poema.

Cuando era mucho más joven me encantaba estar colada. Al principio me colaba por actores o cantantes. Estuve colada por Paul Newman, por Superman y por Christopher  Lambert, entre otros. Luego fui creciendo y me fui colando por otros más accesibles.

No me gustan los coladeros. Suelen ser origen de injusticias. Me refiero a esas situaciones o supuestos que los más listos aprovechan para hacer cosas que no están permitidas o para lograr beneficios con mucho menos esfuerzo y trabajo que otros. 

Tampoco me gusta la sensación que a veces tengo de que la información nos las dan colada. Como la gente que cuela el zumo de naranja porque no le gusta tomarlo con la pulpa.  Le quita la esencia, lo auténtico, lo de verdad. Ahora casi todo nos lo dan colado. 

En la vida te cuelas mil veces. Hay que colarse para aprender. También nos la cuelan a menudo y ni nos damos cuenta. Lo que realmente me preocupa es irme por el colador. Arrastrada para abajo. Deprisa, deprisa. Como lo que se va por el sumidero. Como Alicia en el país de las maravillas. Prefiero seguir en la superficie. No siempre es fácil.  Toca agarrarse muy fuerte, porque a medida que la vida pasa los agujeros son más grandes y al menor descuido te han engullido sin ni siquiera ser conscientes. Y lo que hay abajo no lo sé...

Feliz semana!








domingo, 17 de enero de 2021

Solo para miopes

Me he dado cuenta de que ser miope te da una perspectiva distinta de la vida. Los que lo sean seguro que me entienden.

Llevo lentillas desde los 13 años y cuando no las llevo casi nunca llevo gafas a pesar de que veo menos que "Pepe Leches". Es una manía como otra cualquiera.

 Cuando me levanto nunca me pongo las gafas por ejemplo. Voy a la cocina y prepararo el desayuno sin gafas. Hasta puedo quitar el lavaplatos sin gafas, aunque entonces siempre hay alguien que se da cuenta porque para encontrar los platos prácticamente me meto dentro.


Cuando era más joven y hacía viajes por Europa durmiendo en albergues era una enorme ventaja ser miope. Yo me duchaba en cualquier baño y mis amigos no comprendían cómo, siendo normalmente tan escrupulosa, era capaz  de meterme en aquellas duchas inmundas. Yo me metía porque no veía nada. 

Antes, cuando tomaba el sol horas seguidas, iba a la playa sin lentillas porque me daba miedo que hicieran efecto lupa y se me quemaran los ojos. Era toda una odisea. Nunca encontraba a mis amigos que no paraban de hacerme gestos a lo lejos para que les localizase. Siempre tenían que venir  a buscarme. Luego me gradué las gafas de sol pero era un rollo porque cuando me metía en algún sitio no me las quitaba y parecía "la Martirio".

Ser miope te permite vivir en un mundo de cierta ficción. Puede haber un calcetín negro tirado en un rincón y tú pensar que es una rata.  Además, los miopes solemos sufrir una cosa bastante curiosa que son los desprendimientos de vítreo, lo que hace que a menudo veamos manchas a nuestro alrededor, una especie de lluvia de estrellas fugaces en nuestro campo de visión más cercano. A veces parecen moscas revoloteando. Otras veces las manchas son tan grandes que parecen auténticos cuervos y hasta asustan.

Ser miope y no ponerte gafas te permite enamorarte del más feo y creer que es el más guapo. Es por tanto origen o la causa de numerosas decepciones.  

En este mismo orden de cosas, la miopía a veces tiene efecto directo sobre tus relaciones sociales. Pierdes amigos porque creen que no has querido saludarles, cuando en realidad no les has visto. O a sensu contrario, abrazas efusivamente a un total desconocido pensando que es un íntimo amigo. 

Los miopes no vemos la botella ni medio llena ni medio vacía, la vemos desdibujada.  A veces ver el mundo desdibujado tiene sus ventajas. Vives en tu propio mundo.Ves borroso pero te acostumbras. Te imaginas las cosas. No eres consciente de los limites. Tampoco ves el polvo. Se te pone a menudo una cara de chinito muy graciosa de tanto guiñar los ojos. Tu mirada perdida te da un aire interesante. Hasta sientes que vives en cierta manera al borde del peligro y te sientes empoderado.

La verdad es que estaba planteándome operarme pero creo que después de esta reflexión... me quedo feliz con mi miopía. No hay peor ciego que el que no quiere ver ni mejor miope que el que no quiere ponerse las gafas!!

Feliz semana!



martes, 12 de enero de 2021

Todo puede suceder

Hace unos meses llamó mi atención una noticia. Apenas ocupaba cinco líneas de un diario digital. La noticia decía: “En Rusia varias personas de distintos puntos del país dicen haber observado luces extrañas en el cielo. Todos coinciden en haberlas visto a la misma hora. La agencia meteorológica rusa ya ha iniciado una investigación sin conclusiones hasta la fecha”.  Este tipo de noticias me encantan. De hecho, desde pequeña soy muy aficionada a programas como el de Iker Jiménez. Pero pasaron varios días y no volví a leer nada relacionado.


Hace poco más de un mes, un amigo, tan aficionado como yo a estos temas, me mandó el enlace a otra noticia muy similar. Pero esta vez las luces las habían visto en Indonesia. El tema ya empezaba a intrigarme. Al parecer, según la noticia, los rusos seguían detrás de la pista. Algún telediario español empezó a hacerse eco. Parecia que cada vez más gente había visto las luces, algunas personas incluso hablaban de un resplandor que dañaba los ojos. En Japón cada vez eran más numerosos los testigos de este extraño fenómeno. Aquí en España todavía lo veíamos como algo lejano, como de ciencia ficción, al menos no estaba ocurriendo en Europa.

Hace escasas semanas el resplandor y las extrañas luces fueron divisadas desde las costas francesas, y lo vieron muchas personas.  Varios organismos internacionales empezaban ya a alertar de que se trataba de una clara consecuencia del cambio climático, como prácticamente todo lo extraño que ocurre en el planeta en los últimos años. Al principio la gente se lo tomó a risa. Suficiente habíamos tenido ya hace unos años con el coronavirus, aun coleteando y con la terrible Filomena que sumió a España durante semanas en una especie de era glaciar. Era imposible que la cosa empeorara más.


Entonces, cayó el bombazo. En todos los sitios en los que se habían visto las luces, empezaron a surgir del suelo extrañas setas fluorescentes, una, dos, tres, cinco, diez, veinte, cincuenta y hasta más de cien setas esparcidas por aquí y por allá en distintas ciudades y pueblos de todo el mundo. Las autoridades nacionales e internacionales andaban como locas pero nadie se atrevía a reaccionar.  ¿Serán radioactivas? ¿estallarán si las tocamos? ¿se reproducirán aún más? Se trataba de un fenómeno completamente insólito. Las imágenes eran impactantes. Aquello parecía ciencia ficción.

Y de pronto, en una pequeña aldea de la Galicia más profunda vieron las luces. El ejército se desplazó hasta allí, se acordonó la aldea, hubo ruedas de prensa y toda España esperó expectante para ver si nacían las famosas setas. Y así fue. Las setas surgían por todos lados, más de quinientas setas, pequeñas, medianas y algunas incluso enormes, pero todas muy brillantes, verde fosforito. 

En escasas horas las luces empezaron a verse en más y más países y las setas no dejaban de crecer ocupando cada vez más kilómetros. El mundo entero de nuevo entró en pánico.  Se desataron todo tipo de teorías. Los gobiernos de todo el mundo pidieron a la población que no saliera de sus casas. Se paralizaron los colegios,  se cerraron los comercios, se cancelaron los medios de transporte. El planeta entero se paralizó, atemorizados todos por esas extrañas setas. La NASA, el Pentágono, Naciones Unidas… nadie sabía qué hacer, cómo actuar.

Pero ayer, una de las setas, en un pueblo de Perú, se rompió. Un vecino captó la imagen con su móvil y el vídeo rápidamente se hizo viral y empezó a dar vueltas por todo el mundo. Las imágenes son impactantes. Un humo sale de la seta rota y tras el humo un viscoso líquido verde que poco a poco va tomando forma hasta dar lugar a un extraño personaje.  Con el COVID ya nos parecía que lo habíamos visto todo. Pero  os aseguro que esto es infinitamente más aterrador.  Millones de seres han empezado a aparecer a lo largo y ancho del mundo entero. No paran de llegarnos videos e imágenes a cual más desconcertante. Por cada seta nace un extraño ser verde. La gente ha empezado a bloquear puertas y ventanas, utilizan todo lo que está a su alcance. Los Ejércitos se han lanzado a la calle. Hay quien incluso se ha hecho con armas de fuego. Debo reconocer que estamos todos verdaderamente aterrados…

No puedo seguir escribiendo. Oigo pasos en mi salón. La puerta de mi habitación está cerrada. El resto de la casa está a oscuras, pero por la rendija veo una luz verde...

 

sábado, 9 de enero de 2021

Filomena y otros avatares

 

Me pregunto quién pondrá los nombres a las inclemencias meteorológicas y qué o quién les servirá de  inspiración. En estos momentos cae sin piedad sobre nuestras cabezas la nevada Filomena, nombre que suena como a novia de Shreck. Es el típico nombre que si tienes la suerte de ser cañona se vuelve un plus, pero si resulta que eres poco agraciada es encima lo que te faltaba. Esto me recuerda a la madre de mi amiga Silvia que tuvo gemelos. A uno le llamó Argimiro por tradición familiar y claro, al otro no le podía llamar Juan, así que le llamó Evaristo, para estar a la altura de su hermano.  Sin duda, una madre valiente!

Filomena ha conseguido que dejemos de hablar del coronavirus y hasta nos ha devuelto la felicidad. Porque es curioso como la nieve despierta siempre sentimientos positivos. Alegría, sorpresa, ganas de disfrutar y a la vez paz, calma y sosiego..No hay nada más agradable que ver la nieve caer copo a copo muuuy despacio. Parece que la nieve tiene siempre un toque mágico como lo tienen los paisajes nevados y sobre todo cuando son en lugares poco habituales como está ocurriendo en Madrid. Y así nos tiene, loquitos, que anda todo el mundo como pollo sin cabeza recorriendo las calles de la ciudad con esquís, con trineos y hasta con renos.

Supongo que para los que viven en países donde nieva mucho el tema cambia. Seguramenten a ellos les parece mucho más mágico sentir el calor del sol bañando plácidamente su cara, sensación que dicho sea de paso también es maravillosa, salvo que dure demasiado y termines abrasada, que también pasa.

Siempre me ha llamado la atención que en las ciudades del  norte de Europa en cuanto sale un rayo de sol todo el mundo se lanza a la calle. Cuando fui a Estocolmo hace ya muchos años me sorprendió que la gente, los días soleados, se sentase a comer en una terraza con una temperatura  de 3 grados. ¿Quién me iba a decir que acabaríamos igual en Madrid por culpa del coronavirus??  Porque nos pongamos como nos pongamos lo de comer, o aún peor cenar, en una terraza en pleno mes de diciembre y por mucha estufa que pongan, es un despropósito.  Se te congela todo. Yo no paro de beber vino tinto a ver si consigo entrar en calor.

Y por cierto, ahora que por fin había conseguido quitar las cosas de Navidad resulta que de repente tengo dos maletones abiertos en medio del salón con la ropa de ski campando a sus anchas. Así no hay manera de poner orden. Y ahora que había decidido dejar de comer no nos dejan salir de casa, así que no se me ocurre nada mejor  que hacer que seguir comiendo.

Feliz Nevada!!

jueves, 7 de enero de 2021

Estrés postnavideño

En algún post anterior ya lo he dicho: la vida  a veces, demasiado a menudo diría yo, adquiere ritmo de ginkana. Estas fechas son un claro ejemplo. 

Hoy toca recoger la Navidad. Uf, qué estrés. Baja al trastero, sube las cajas, quita el árbol, guarda los adornos, envuelve bien las figuritas del Belén para que no se rompan, baja al trastero de nuevo, encuentra hueco para la caja que por arte de magia ocupa más de lo que ocupaba..  Me agota. Cada año pienso que es el último en el que pongo tanta historia, aunque luego llegan las fechas y se me olvida este pensamiento. Lo único bueno de quitar la Navidad es que de repente tu casa parece mucho más grande y te da mucha alegría.

Encima ayer vinieron los Reyes. Qué magia, que ilusión, que emoción, lo que quieras. Todo precioso. Ahora bien, hoy llegan los cambios. Porque acertar en todo y para todos es tarea imposible. A uno no le gusta, el otro ya lo tiene, aquel no es su talla.. Ay que horror. Y siempre le toca todo al mismo paje. Y da gracias si encuentras el correspondiente ticket, porque esa es otra. Que si ticket regalo, que dónde lo he metido, que en otra talla está agotado, que si te lo cambian por un vale. Odio los vales. Me da igual que caduquen o no caduquen. Yo siempre los acabo perdiendo.

Y para más inri empiezan las rebajas. Y la gente se lanza a la calle como loca, como si no hubiera comprado en siglos cuando llevan toda la Navidad comprando. Inexplicable. Este año entre el frío y el covid quizá habrá quien compre on line, pero la cosa es comprar. Así que,  si habías conseguido agrandar tu casa quitando el árbol y el Belén, ahora resulta que lo que se te queda pequeño es el armario. Ya no te cabe nada. Y encima, ahora ya nadie se pone ni la mitad de ropa de la que se ponía antes, con tanto teletrabajo y tanto confinamiento. Me pregunto para qué comprar, si seguramente no necesitamos nada. Pensamiento que como el de antes, se escapa de mi mente con una facilidad pasmosa. Rápidamente vence la supuesta necesidad de hacer “fondo de armario”. Una tontería como otra cualquiera porque más que fondo de armario una lo que acaba teniendo es un armario sin fondo, cual pozo, donde es imposible encontrar nada. 


Sin olvidar el tema de la famosa dieta. "El 7 de enero cierro el pico" dice todo el mundo. Pero me pregunto yo cómo es posible cerrar el pico si tu despensa está repleta de turrones, polvorones, chocolates y mazapán. Con esa tentación continua es imposible resistirse. Lo mejor es zampárselo todo cuanto antes, porque la operación bikini está a la vuelta de la esquina. Y habrá que empezar a hacer deporte. Otro estrés. Prefiero ni pensarlo. Incluso, hasta los Reyes te han traído unas zapatillas, un chándal o una bicicleta estática que no quedará otro remedio que estrenar. Un suplicio.

 Y todo esto acompañado del correspondiente ¡Feliz año! que me pregunto yo hasta qué fecha es protocolariamente correcto decirlo, porque los que te lo siguen diciendo el 20 de enero, resultan ya muy cansinos. 

En fin, que a ver qué nos depara el año, que no está el horno para bollos!!  ¡Feliz año! Y que conste que aún estamos a 7!!

miércoles, 6 de enero de 2021

Día de Reyes

 

Durante muchos años, de pequeña, siempre pedía lo mismo a los Reyes Magos. Un disfraz, un juego de mesa y un muñeco de Sánchez Ruiz, que era una tienda que me encantaba en la Gran Vía. Tenía un escaparate enorme lleno de muñecos de todo tipo. Me podía pasar horas mirándolos fascinada.  Recuerdo que un año me trajeron un muñeco al que rápidamente puse el nombre de bebé romántico porque iba vestido con un faldón que me parecía como de otra época. Creo que todavía sigue dando vueltas por casa de mis padres aunque me temo que ahora irá disfrazado de cualquier cosa y habrá perdido el pobre todo su romanticismo. 

Otro año me trajeron un muñeco vestido de tirolés. El mío era rojo y el de mi hermana verde. Cuando le quitabas el chupete lloraba y por un momento pensé que aquel muñeco tan elegante iba a ponerse a cantar una canción de Sonrisas y Lágrimas. Qué ilusión me hubiera hecho, con lo que me gustaba la película.

A lo largo de los años también me trajeron muchos disfraces. Mi favorito era el de mora, disfraz que supongo que ahora sería políticamente incorrecto denominarlo así. Era rosa y dorado con babuchas y un pañuelo blanco que te tapaba la cara. Cada vez que me lo ponía me sentía de lo más exótica y misteriosa. Otro año me trajeron un disfraz de holandesa precioso. Hace poco se lo di a la hija de alguna amiga y ahora me arrepiento porque me hubiera encantado  conservarlo. Ahora los disfraces son de los chinos y todo el mundo los tiene igual. 

De los juegos me acuerdo del tragabolas, que era muy divertido y de uno que se llamaba Simón que consistía en repetir una serie de secuencias de luces y sonidos cada vez más rápido. O el famoso Operación. Aunque sin duda lo que marcó toda una época  era la famosa caja enorme de Juegos Reunidos. ¿Alguien jugaría alguna vez a todos? Yo nunca. 

En mi casa sin embargo nunca nos trajeron un scaletrix  ni el Exin Castillos. Eran juguetes de niños. Y yo soy aún de una época en la que había juguetes de niños y juguetes de niñas. Un primo mío pidió una Nancy y una plancha y le llevaron al psicólogo, no digo más.

Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que vi a un Rey Mago. Fue en casa de mi abuela Pilar. Me quiso coger en brazos y casi me da un pasmo. Me asustó muchísimo aquel señor con barba tan alto que encima quería cogerme. Menos mal que no me dejó ningún trauma la escena. La superé rápido.

En casa de mis otros abuelos en cambio, lo que celebrábamos eran "los pajes" que siempre se adelantaban unos días a los Reyes porque mi abuela Paula se lo pedía. Mi abuela debía tener mucha mano porque los pajes venían sólo para nosotros y mis primos. ¡Qué ilusión nos hacía! 

Otras niñas recibían regalos de Papá Noel, de Santa Claus o de San Nicolás. Nunca supe bien, y sigo sin saberlo, si era el mismo en los tres casos, lo cierto es que a nuestra casa nunca vino. A mi amiga Patricia le traía regalos el Niño Jesús y a mí era algo que siempre me extrañaba porque se suponía que a Jesús se le regalaba pero no regalaba él. Un lío. Tampoco entendía muy bien el tema de los niños pobres. ¿Por qué a ellos los Reyes no les traían tantas cosas o más aún que a mí? No me cabía en la cabeza.

Recuerdo que en el cole el primer día después de Navidad te dejaban ir disfrazada y con un juguete. Era mi día favorito.

Han pasado muchos años ya pero sigo celebrando con la misma ilusión la noche de Reyes aunque debo reconocer que desde que soy paje a veces me estresa un poco. Nunca se si he cumplido bien las expectativas aunque trato siempre de ayudar lo mejor posible a Sus Majestades de Oriente.

Me encantan que los Reyes nos sigan escribiendo cartas en las que demuestran lo bien que nos conocen y cómo lo saben todo. Nada se les escapa. Me encanta prepararles la bandejita con algo de beber y de comer y no hay año que no me pregunte cómo son capaces de beber y comer tanto en una sola  noche. Claro que luego me acuerdo de que son magos y lo entiendo todo.

Ojalá la magia extendiera sus efectos más allá de este día. Ojalá llegara a rincones oscuros y les diera una pátina de luz. Ojalá transformara corazones y derribara barreras. Ojala hiciera vencer prejuicios y borrar desigualdades. Ojalá nos hiciera ver el mundo de nuevo con los ojos de un niño. Y ya puestos a pedir, ojalá tuviera efecto vacuna. Por si acaso y porque nunca se sabe, se lo seguiremos pidiendo a los Reyes. Quizá un año hasta nos lo merecemos!

Feliz año!!