Hace poco un amigo a quien tenía por el sumun de la elegancia, el saber estar y el buen criterio, se cayó del pedestal. Así, tal cual, caída en picado. Hizo algo que nunca pensé que haría y de pronto pasó a ser uno más entre los mortales. El tema me hizo pensar sobre los “movimientos cósmicos” a los que a veces sometemos a los demás o nos sometemos a nosotros mismos sin que apenas se produzca alteración física aparente. La caída del pedestal es muy común, claro que para caerse del pedestal previamente hay que haber subido. Conozco muchas personas en pedestales absolutamente inmerecidos, mientras que otros que deberían ser encumbrados a lo más alto no levantan, a los ojos de los demás, ni un palmo del suelo. Pero así somos, incapaces a veces de reconocer lo valioso y sin embargo a menudo dispuestos a valorar sin mesura a quien ni de lejos lo merece. Hay quien en lugar de caerse del pedestal se cae del guindo. Puede resultar sorprendente que haya tanta gente encaramada a guindos. Per...
Escribo sobre la vida. Reflexiones, pensamientos, ideas que cruzan por mi mente, viajes, anécdotas, aventuras...