Tras un fin de semana cargado de emociones y con la sensibilidad a flor de piel, me ha dado por preguntarme si todos los corazones serán capaces de resistir un tsunami. Un tsunami de los gordos. No hablo de una ola grande, de las que te dan un revolcón. De esas es relativamente fácil levantarse. Al hacerlo puedes volver a caerte, una y dos veces, pero al final logras recuperar el equilibrio, la normalidad y hasta la calma. Me refiero a un auténtico tsunami, de los que arrasan tu vida, y se llevan todo por delante, sin piedad. Un tsunami devastador, de los que arrancan de raíz todo lo que encuentran a su paso. Algunos tsunamis se intuyen, van avisando. Te llegan alertas e intentas prepararte. Hasta llegas a pensar que de verdad estás preparado y que serás capaz de afrontarlo. Pero cuando llegan, su intensidad y magnitud nunca se corresponden con lo previsto, así que terminan causando muchos más estragos de los calculados. Y terminan derribando hasta el más sólido refugio....
Escribo sobre la vida. Reflexiones, pensamientos, ideas que cruzan por mi mente, viajes, anécdotas, aventuras...