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Mostrando entradas de abril, 2018

Los tsunamis de la vida

Tras un fin de semana cargado de emociones y con la sensibilidad a flor de piel, me ha dado por preguntarme si todos los corazones serán capaces de resistir un tsunami. Un tsunami de los gordos. No hablo de una ola grande, de las que te dan un revolcón. De esas es relativamente fácil levantarse. Al hacerlo puedes volver a caerte, una y dos veces, pero al final logras recuperar el equilibrio, la normalidad y hasta la calma. Me  refiero a un auténtico tsunami, de los que arrasan tu vida, y se llevan todo por delante, sin piedad. Un tsunami devastador, de los que arrancan de raíz todo lo que encuentran a su paso. Algunos tsunamis se intuyen, van avisando. Te llegan alertas e intentas prepararte. Hasta llegas a pensar que de verdad estás preparado y que serás capaz de afrontarlo. Pero cuando llegan, su intensidad y magnitud nunca se corresponden con lo previsto, así que terminan causando muchos más estragos de los calculados.  Y terminan derribando hasta el más sólido refugio....

Son rumores, son rumores....

Llevo días dando vueltas al tema de la reputación. Qué difícil es construirla y qué fácil destruirla. Me llama la atención, por ejemplo,  lo que está pasando con las ONG. La gran mayoría son estupendas, serias, comprometidas y cada vez más profesionales. Pero de repente surge un problema en una de ellas y la reputación de muchas se viene abajo. Que si no hay que fiarse, que si el dinero se pierde en el camino, que si no llega a sus destinatarios, que si todos iguales…. A los bancos les ha pasado lo mismo estos últimos años. Algunos lo hicieron fatal, está claro, pero de ahí a machacarlos a todos for ever and ever … no me parece justo! O a los políticos, muchos con enorme vocación de servicio público, pero con mala reputación por culpa de unos pocos... Pero lo que más me da que pensar es la reputación individual, eso que ahora se llama la “marca personal”. Todos a lo largo de nuestra vida, con nuestros actos (y omisiones), vamos construyendo la   imagen que proyec...

Cuando la procesión va por dentro

Una amiga, inteligente y aguda como ella sola, esta Semana Santa me preguntaba si acaso sabía yo cuando salía la procesión que va por dentro. La pregunta, que de primeras me hizo reir, tiene en el fondo mucha miga. Porque... que tire la primera piedra quien no lleva dentro alguna procesión "personal e intransferible" como los billetes de avión. De esas procesiones que no se ven desde el balcón porque pocas veces o casi nunca salen a relucir. Procesiones secretas, clandestinas, que muchas veces prácticamente ni se intuyen, pero que no por ello dejan de existir. Me refiero a esas procesiones que se esconden tras un indiferencia simulada, tras una falsa sonrisa o una forzada carcajada, tras una hipocresía demasiadas veces ensayada. Algunas procesiones son menores, cotidianas, pero de tanto acumularse cada vez van pesando mas y llega un  momento que ya no hay quien las aguante dentro y provocan explosiones en los momentos mas insospechados. Hay otras procesion...